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23 no mon ala Segunda Parte Es de noche, La crizdita Var a, sra muchacha de trece 2205, peces en la cora al rene y le cantorrea. Duerme, niño bonito, que viene el esco.
Tra lamparita verda excendl¿a ante el icono alumbra ecn luz gébil e incierta. Colgados a una cuerda que atraviesa la habitsción sí ven unos pañales y un peutalón negro. Le lamparilla proyecta en el techo un gran circulo verde; las sombras de Jos pañales y el pantalón se agitan, como sacudidas por el vienscbre la estufa, sobre la cuna y sobre Varxa. La atmósfera es densa. Huele a piel y a sopa ds col.
El niño llora. Está hace tiem.
po afónico de tanto llorar; pero miten sus fuerzas.
sigue gritando cuanto le permiten sus fuerzas. Parece que 3u Hanto no vá a acabar nunca. Varka tiene un sueño terrible, Sus ojos, a pesar de todos sus esfuerzos, se cierran, y, por más que intenta evitarlo, da cabeza.
das. Apenas puede mover los labios, y se siente la cara como de madera y la cabeza pequeñita fual la de un alfiler. Duerme, niño bonito.
bálbucea, Se oye el canto monótono de un grillo escondido en una grieta de la estufa. En el cuarto inmediato ronzan el maestro y el aprendiz Afanasy. La cuna, al inecerse, gime quejumbrosa. Todos estos ruidos se mezclan con el canturreo de Varka en una música adormecedora, que e3 gra to oír desde la cama. Pero Varka no puede acostarse, y la musiquita la exaspera, pues la da sueño y ella no puede dormir; si se durmiese, los amos le pegarían.
La lamparilla verde está a punto de apagarse. El círculo verde del techo y las zombras se agitan ante los ojos medio cerrados de Varxa, en cuyo cerebro, semidormido nacen vagos ensueños. La muchacha ve encellos correr por el cielo zubes negras que lloran a gritos, como niños de teta. Pero el viento no tarda en barrerlas, y Varka ve un ancho camino, lleno de lodo, por el que transitan, en fila inter trinable, coches, gentes con talegos a la espalda y sombras. uno y otro lado del camino, envueltos en la niebla, hay bosques.
De pronto, las sombras y los caminantes de los talegos se tien.
den en el lodo. Para qué haceis esol les pregunta Varka. Para dormirf contestan.
eremos dormir. se duermen como lirones.
Cuerves y urracas, posados en los alambres del telégrafo, por nea gran empeño en despertar los. Duerme, niño bonito.
urrea entre sucios Varka «Momentos después sueña Eaaos buba La madre de Varzz corre a la la decir que su Inarido está muriéndose. Pero ¿por que tarda tanto en volver? Hace largo rato que sa ha ido y debía haber vuelto ya.
Varka sueña que sigue oyendo quejarse y rechinar los dientes 2 su padre, acostada en la estufa. Mas he aquí que se acercaj. gente a la casa. Se oye trotar de caballos. Los señores han enviado al joven médico a ver al moribundo. Entra. No se le ve en la obscuridad, pero se le oye toser y abrir la puerta. Encended luzi dice. Bu bu buf responde Efim, rechinando Jos dientes.
La madre de Varka va y viexe por el cuarto buscando cerillas.
Unos momentos de silencio. El doctor saca del bolsillo una cevilla y la enciende. Espere un instante, señor doctori dice la madre.
Sale corriendo y vuelve a poco con un cabo de vela, Las mejillas del moribundo es tán rojas, sus ojos brillan, sus miradas parecen hundirse extrañamente agudas en el doctor, en las paredes. Que es ezo, muchacho?
le pregunta el médico, inclinandose sobre él. Hace mucho que estás enfermo. Me ha Hegado la hora, excelencia! contesta, con mucho trabajo, Efim. No me hago ilusiones. Vamos, no digas tonterías!
Verás cómo te curas. Gracias, excelencia; pero. bien sé que no hay remedio.
Cuando la muerte dice aquí estoy, es inútil luchar contra ella.
El médico reconc:o dolenidamente al enfermo y declara. Yo no puedo hacer nada.
Hay que llevarla al hospital para lo operen. Pero sin pérdida de tiempo. Aunque ya es muy tarde, no importa: te daré cuatro letras para el doctor y te recibirá. Pero en seguida. Señor dacter. y cómo va a ir? dice la madre. No tenemos caballo. o XNo importa; les hablaré u los señores y os dejarán uno.
El médico se va, la vela se apaga y de nuevo se oye el rechi nar de dientes del moribundo. Bu bu bu ba.
Media hora después te detiene un coche ante la cusa; lo envína los señores para llevar a Eíxn al hospital, los pocos momen tos el coche se aleja, conduciza do al enfermo.
Pasa, al cabo, la noche y sale. el sol La mañana es hermosa. wep)
ii ia clara. Varka se quela solu en. casa; su madre se ha ido al hos pital a ver cómo sigue el marido. Se oye llorar a un Se oye también una canción El problema carcelario está casi intacto. 3s Pobres del mundo.
Asi Considerada, Alva mis Que un Las Cárceles na Jos cura e soñale precisamente Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Migdel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
facina ade 2aA6INAa Gl oa EN 4 1 ia AGUERI: Hd HAZ 11d MERA Pap 19443 77 Hi Iáita 13 1124 44 did il; INDEPENDIENTE DE INTERESES Sea Josz, Costa Daerme, niño bozita.
v: za muero. Santa gloria haya. El doctor dice que se le Ea operado demasiado tarde; que debía Eabérsele operado hace mu a la parese prop. Zorrer a su amo, que le grita. Mala pésora! il SRARIA JOS CON SU Pero sien prono un tremendo crarotazo la iica. desp pierta y Aceban O osrario, perO rorr Le da yu: drón de orejas; ella sacade la cabeza, como para 2huyentar el sueño irresisti caza y se dl enpieza de nuevo a balancear la o ga e. ij pi ll poo Ta i OSA a Lim do pl 24 Ed por CEEJOY.
euna, canturreazdo con voz aro 5ié gala. sa a so lado, no la de Elcireslo verde techo y 22 Cirizen a la ciudad en busca les sombras sigzez produciendo de abajo.
ua edecto local sobre Varrz, que, dormirme empieza oa vez a soñar.
De suero ve el camino enla do. Irfnidad de gente, cargada pronto una voz que le es muy se diri Hoy me he marchado fuera de la ciudad: de. lejos, la he visto blanca como fatiga de palomas repozando en las lomas. En los árboles viejos me pareció que había cierta intención de aromas: tal era la alegría con que, en la Jefania, los campos saludaban a la ciudad. Cuán bella era la ciudad blanes, bajo un Sol de agonia!
Al dejarla me he ido sintiendo más en ella.
En ella he penetrado más cuanto más distante Ciudad Blanea VISION DE AREQUIPA por JOSE SANTOS CHOCANO.
la he vistos su alma es pura como un limplo diamante.
No en vano en las camplñas sonrie su blancura con cierto infantilismoz yo sé que su alma es pura.
Ob, qué ambiente de gracia, de inocencia y termura. El río que atraviesa la ciudad entre huertos y después huye y brínez, retoza y se embarranca, es un niño que corre por los campos ablertos tras de la mariposa de alzuna nube blanca.
Blanca como la nube que el rio en eu carrera persigue por los campos, es la cludad que espera algo en el abandono de la suave ladera.
La ciudad blanca asómease entre verdor bravío con la Intención esquiva de una cobarde sombra: Innúmeras doncellas bañáronse en el rio y fuéronse desnudas a ballar por la alfombra de los valles, dejando juntas, en un rincón verde, todas sun blancas ropas en confusión.
Tal la impresión sencilla que de, en la tarde rosa, la ciudad blanca de una blancura candorosa; pero la tarde rosa tórnase, al fin, bermeja y rojo el sol va haciendo más grave la blancura de la ciudad, que axalla sus torres y ac deja ver en zu dura a un tiempo que fina arquitectura.
Y, así, la cludad blanca despidene del dia perfilando el recorte de au claro diseño: que es hecha de una sola arqueria firme como un carácter y áril como un enarcio.
Ob, ciudad blanca! Estámpale cl Sol beso de oro; y ella, aunque emocionada, se lena de altívez: tiene alro de la novía que expresa sa decoro con una aristocrática e intensa palidez.
u OL, ef Venecia, Arcel.
Mirmol zesá bisccras. En mi vísica febril muepecio ense el tomzio de la ciedad belaza terres de poreelaza, palacios de marfil.
232 teciz preprcizloe que la corte ya.
Oh, cluásdes de mármoles! Oh cindides de 3000?
Palidez de las movias del Sol, a cuyo beso por las blancuras tiembla fucitivo rubor.
Venecia, Argel. Ciodados blancas que en las mil mocbes, faisicis acaso pintadas pur la Lana biombo al servicio de una cita de amor.
Arequipa la blasca mcque está hecha de espumas de wolcia e de copue de rire erre el lasrel, ya que mente a tio ojos aberrióna de broma km atcios de Venecia, las terrasis de Argel. Eroce púndola y caravara)
mal de enzo pe me artoja la inca cróad qor. La ere rio ua praz ipca foncó!
ST mircierios Lis SIS solares ASTIDOZ Yo laz canto en su gloria de blancura riente on que contrasta el trágico oleaje de 20 rente: mujeres de pjos negros y miradas traidoras, en cuyas venss bulle sangre de relnas moras; y hombres de ardor sombrío, que les da cruz de ascetas o espada de guerreros o lira de poetas.
Yo la canto en la gloría de su ritual blancura.
Así, me la Imagino, toda ella embanderada: aangrientos gallardetes erguidos en la altora de las torres, danzando, juegan con la mirada. feutones de laureles corren por las cornisas, ae descuelzan y siltan dibujando sonrisas; cortinas carmesícs con flecos y borlunes de oro, desdoblados, penden de los balcones: tal la ciudad en fiesta se ofrece a mis canciones llena de gallardetes, cortinas y fentones; que su blancura intacta merece lucir el adorno de la púrpura, el oro y el lzarel. yo también la canto diluyendo au vida en el éxtasis de una total renunciación.
La ciudad aparece ya de noche sumida en el recogimiento de una meditación.
Como hecha, al fin, de copos de nieve, a orar convida: la nieve es ellenciosa y el silencio es unción. nu Sueña. En qué sucña. Sueña tal vez que el Sol au esposo la ka dado por ruardianes tres volcanes. La vista sabe urdir en las nieves un velo religloso de las tres cumbres; pero la ciudad en reposo sucña en un caprichoso poema panteísta.
Antes de los Atlantes, autes de los Lemures, sizlos y siglos antes, el SoH que arradecía la ofrenda del sagrado fuezo de las Vestales probar quiso ua buen dia la virtud de eus propias virgenes, y así, al lado de cada una de ellas, se apareció en la impía figora de un inquieto y audaz enamorado. Cada vestal, al verle, los ojue bajó al auclo, siutló que se le habia la sangre conzelado. laclinó la cabeza sujetándone el velo.
No quisieroa ya nunca levantar la cabeza las Ventales; y, en grupos de tranquila firmeza, tuvieron, por lus alisios de los mizlue, cuidado de esconder »u belleza »umirse en el culto de fuero varrado.
Ani la ciudad blanca. eueña. Yo en tanto, los ojos y el espirita hacia el ciclo levanto: y en la noche de luna, milicuaria de estrellas, axeño a mi vez que rompo la urna sideral.
y los entrellas malian, y, cuando mallan ellas, parecea desccbrizae Eros cirlos de cristal.
Ua proter misterivoo que excarrcema am liza ca la ciedad lempulas la rueda sodiscal, va hacierdo zx sobe del hilo que devaza. Quira pudieras la micsiza oprimiendo ea presi. Azte tal mzrav ai el certero parczal?
decir me viene e. para: Arreripa erisilaza e. Er axicja ER mento ciudad de NohteEseez audad de macimiera «ue la loz de la lara, destaca aos aertilen coñocida es el mozo por minos infartos se piensa en puslorra y rebaños y canes.
La entorla betisalia me ervirie en mms helicos. temzo idea exicocon de que hos tres volines son coma des cameos de los tons Dexre Mime.
can talegos, pase dormila e da AUMEZRO 2773 én; pero 51 madre, pa Una limosnita, por el amor cuando su amo se va, tora ajde DicstEapiora la madre Mientras el nifo mara, Varia de yla, espera gue ¿cabe El alre eza a arslear tras Jos crista vlo verde del cjos y hacen renífter en su alma la esperanza de poder dormir. Aquella nocke hay una visita. Toma al nifcl oricna os pocos minutes el ama, aboto Varka, ene Siempre es vari erita el ama.
tá llorando. No sé qué le pasa! El samovar es muy pequeña, Varxa coge al niño, lo acuesta y para que todos uedan tomar en la cuna y empieza otra vez te hay que encenderlo cinco vemeserlo. El círculo verde y las ves.
sombras, medfos perceptibles a Luego, Varka, en pie, espera cada instante, no ejercen ya in órdenes, fijos los ojos en los vifujo sobre su cerebro. Pero, sin :ótantes.
embargo, tiene sueño; su necesidad de dormir es imperiosa, Varka, ve por vodka. rresistible. Apoya la cabeza en Varxa. dónde está el sacacorel borde de la enna, y balancea chos. Valka, limpia un arenel cuerpo al par que el mueble, que!
para despavilarse; pero los ojos Por fin se va la visita. Se apa ¿Íse le cierran y siente ez la fren gan las luces. Se acuestan los te un peso plúmbeo. am0o3.
de el samoRAJA is la camisa. Varka, enciende la estufa. Varka, abraza al niñol es grita el ama, al otro lado de la la última orden que oye.
puerta. Canta el grillo en la estufa.
Es de día. Hay que empezar e! El círculo verde del techo y las trabajo. sombras vuelven a agitarse ante Varka deja la cuna y corre los ojes medio cerrados de Varpor leña a la porchada. Se ani ka y a envolverle el cerebro en ma un poco; es más fácil resis una niebla.
tir el sueño andando que sen) tado.
Lleva leña. y enciende la estufa. La niebla que envolvía su cerebro se va disipando.
Api au Ducrme, niño bonito. canturrea la pobre muchacha. Varka, prepara el samovar! con voz soñolienta. grita el ama. El niño grita como un conde Varka empieza a encender as nado. Está a dos dedos de encatillas, mas su ama la interrum. narze. pe con una nueva orden. Varka, medio dormida, sueña con el ancho camino enlodado. Varka, límpiale los chan: econ los caminantes del talego, elos al amo! con su madre, con su padre mo Vaya, entras limpia los ribundo. No puede darse cuen4 chanclos, sentada en el suelo, ta de lo que pasa en torno suyo.
piensa que sería delicioso meter Sólo sabe que algo la paraliza. a cabeza en aquellos zapatones pesa sobre ella, la impide vivir.
rara dormir un rato. De pronto, Abre loa ojos, tratando de inqui. el zapato que estaba limpiando rir qué fuerza, qué potencia es crece, se infla, llena toda la es ésa, y no saca nada en limpio.
tancia. Varka suelta el cepillo Sin alientos ya, mira el círculo y empieza a dormirse; pero ha verde, las soembras. En este ce un nuevo esfuerzo, sacude lu momento oye gritar al niño y se cabeza y abre los ojos cuanto dice: Este es el enemigo que puede, en evitación de que los me impide vivir chismes que hay a su alrededor El enemigo es el miño. sigan moviéndose y creciendo. Varka se echa reir. Cómo Varka, ve a luvar la esca no se le ha ocurrido hasta ahora. dir tól lerai ordena el ama, a voces. una idea tán sencilla. Está tan coshina, que cuan Completamente absorbida por do sube un parroquiano me aver tal idea se levanta, y, sonriendo, y gienzo! da alzunos pasos por la estáncia.
Varka lava la escalera, barre La llena de alegría el pensur las hxubitaciones, enciende des que va a librarse al punto del pués otra estufa, va varias veces niño enemigo. Lo matará y poa la tianda. Son tántcs su que domair lo que haceres, que no tiene ua momea Riéndese, guiñr los to libre. cen malici Lo qua más trabajo le cu es estar de imnóvil, ante la sobre el ni Teesa de la cocira, mondardo Fa La sterata con entrambaás ma ros el exello. El niño se pone elezctillo. Sa embar sa, se tiende azul y a los pocos instantos 45; 533 razo no pued dickozm y ie DO dejare vencar mery Osiia Foral

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