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12. DIARIO DE COSTA RICA Domingo 14 de marzo de 1971 Dom La Novela Centroamericana Contemporánea Sergic be por que an a sus propis us Toda la santa noche se la vera del río donde se sosoyeron carreras y tiros en pechaba una avanzada de las calles y el paso repeti cazadores, y entraron con do de un tropel de caballe sus canastas en la cabeza a ría que parecía venir del sentarse a los puestos cusfondo de la tierra y aque todiadas por las imágenes Hos que se asomaron por encerradas en las hornacilas hendijas de sus puertas nas de las paredes de adopara verla pasar sólo encon be, escuchando el sonar de traron en sus ojos un vacío los cañones en la lejanía infinito y sentían los cas como si dispararan de otro cos de los caballos y las tiempo o de otro día y como carcajadas de los soldados si prolongaran el asedio fan como pasando sobre sus ca tasma de la noche y abrién bezas y Se oyeron también dose las puertas del mercalos gritos de los que eran do a la hora señalada se traspasados por las lanzas levantaron de todos los pay por las bayonetas contra tios y de todos los tramos las paredes, viejos soldados los pregones pero ni una so curtidos por otras batallas la alma entraba por comremotas que salían de los prar ni una yuca ni un tonichos de sus capillas en el mate ni un quequisque ni cementerio sólo para que un ayote ni una oropéndoabrieran de nuevo sus heri la ni un ramo de reseda ni das y a la luz del día no un huacal de huevos ni una estaban sus cuerpos, sólo tapa de dulce ni un real de unas manchas resecas de apasote ni una pareja de sangre, y crepitaban los in loros ni la yerbabuena ni el cendios consumiendo las culantro ni la orchata ni con carretones, ramas de naves de las iglesias pero la flor del sauco y cuando árboles y hasta con cadáno había incendios y los cayó muerto el carretero veres de caballos y de buemuertos de sed arañaban sobre su carga de zacate de yes, y no hubo ni leche, ni las puertas pidiendo agua limón y al recogerlo Se fue leña, ni agua, ni frutas, ni y todas esas fueron las se de boca el llavero de la cereales y se pudrieron las ñales de que la guerra vol puerta de frutas del merca carretadas de naranjas, livía por meses y por siglos y do y cayeron sobre el tianmas y berenjenas en los los principales comenzaron gue las tejas y levantando puestos de retenes, porque en la pura medianoche a la vista las verduleras viela tropa sólo comía ganaalistar sus carretas y sus ron con sus ojos espantarios do y totopostes que era el mulas y cargar las provisio el cielo por el tejado abierpan de guerra. Se levannes para irse a sus hacien to, corriendo en desbanda tó una gran hedentina con das porque andaban gritan da o derribando a su paso la pudrición de los cadavedo por las esquinas que se los canastos y destripando res que envenenaron el todas había incendiado de nuevo las verduras y ya se había agua de los ríos y un olor en las el árbol de corozo en medio cerrado de nuevo el portón salitre dominaba el aire Slas, de la plaza de Zaragoza y cuando las últimas salie caliente por los incendios. de sus esa era la definitiva de las de las ron por el boquete abierto Dentro de los aposentos sus pu señales y después vinieron por una granada y pasaron caían los cuerpos de los sus ne las voces secretas que atur en tropel sobre el cadáver hombres que disparaban critori dían los oídos de los que es de un niño que tenía la ca desde los techos y no se su mor cuchaban en sus aposentos beza negra de pólvora y po nunca cuántos quedaron ya que petrificados por el miedo y abierta la mollera, y como debajo de los escombros altos abierta la mollera que comenzaban de nuevo lloviera todo ese día fue derribarse las paredes. Se pero la cuenta de los muertos arrastrado por la corriente improvisaron hospitales en pareja (españoles: los capitanes de en medio de la calle y se las iglesias y los heridos tierre caballería Don Pedro de Ba atascaba en las esquinas, fueron acostados en los es tos, la rrida y Don Pedro de Cargirando en remolino con caños y envueltos en los gativa doza, Don Antón Fernánlas ristras de ajos y las ca cortinajes y el agua para muy José Ramírez; mulatos: el bezas de los santos chorrea lavar las heridas era la de cada sargento Lucas Salgado y el das de esperma que habían los bautisterios y se hacían queda cabo de escuadra Diego arrojado al fuego en el in vendas con los lienzos sá las Fernandino; indios: los cacendio de las primeras grados. Las turbas ham ejércit ritanes Sebastián Sánchez iglesias, y siguió su rumbo brientas recorrían las ca elava y Raymundo Alvarado, el por los desaguaderos de la lles y se liaban a cuchilla nas: principal Juan Membreño y corriente de lluvia, cayendo das por un trozo de carne drilát Francisco Calero, todos del en los barrancos y yéndose salada, arañaban las puer trand SERGIO RAMIREZ, nació en Masatepe, Nicaragua, en el año barrio del Laborío; los ca por las quebradas y así por tas los muertos de sed en para de 1942. Como estudiante de Derecho en la Universidad Na.
ciques Don Pedro de Agui los ríos hasta los ríos hasta los brazos demanda de agua y lo úni por los brazos demanda de cional de su país, organizó don Fernando Gordillo el frente lar y Don Manuel Larios, cristalinos del mar en el es co que lograba atravesar dipro literario Ventana, que publicó durante cinco años la revista capitanes de Quezalguague, tero, una rama de tiguilote los cercos del enemigo eran Sast los trece valientes muertos por sudario, hasta quedarse carretas vacías haladas por son del mismo nombre. Se graduó de abogado en 1964, habien.
en defensa de la ciudad y do publicado en 1963 su primer libro, Cuentos. En 1964 se estancado en la arena grue bueyes sin dueño y cara mens retirándose que hubo el ene sa carcomido por los can vanas de mulas cargadas negra trasladó a San José de Costa Rica, donde vive desde enton.
migo llegándome en con grejos.
de sal. Nunca se supo si zados ces, ahora con el cargo de Secretario General del Consejo curso de mucha gente los llovió más días que los que avanz Superior Universitario Centroamericano (CSUCA. llamé tres veces por sus Ha publicado también Cuentos Nuevos, Editorial Univer. Juan Sebastián. gri duró el sitio, o si el asedio Zarag nombres tendidos sus cuer tó al pescador su madre, fue más largo que la llu de sitaria de Nicaragua, 1970; Tiempo de fulgor, su primera no.
pos como estaban en la ca apartando de las ramas el via. Ni tampoco cuándo SUS vela, apareció en 1970, editada por la Editorial Universitaria lle a lo que no me respon pequeño bulto con una va escampaba, porque igual jas de Guatemala. Es autor también de una Antología del Cuento dieron ni hicieron movi ra. El pescador dejó sobre llovía agua que fuego y el tercel Nicaragüense (Managua, 1970; y prepara actualmente una miento alguno y llegándo las piedras las guebinas a temporal derribó los puen AVANI del Cuento Centroamericano, que publicará EDUCA este año.
me a reconocerlos si tenían las que estaba limpiando el tes, inundó los campos de mon Entre sus obras inéditas figuron un libro de cuentos, Tro.
aliento no les hallé ningu viento y se acercó al verte cosechas abandonadas y tada peles y Tropelias; y una biografía de Mariano Fiallos Gil, no, y las campanas de las dero.
las zanjas comunales don Spy fundador de la Universidad de Nicaragua.
iglesias comienzan a doblar de se tiraban los cadáve toto Una columna cultural suya, Ventana, se publica en La solas movidas por el retum Ya comenzó otra vez la res. los cuarenta y dostro, Prensa Literaria de Managua; en el Día de Tegucigalpa y en bo de los cañones y cuando guerra dijo la anciana, días justos de haber co ponto este suplemento.
amanece los cuerpos de los tirando el palo a la corrien menzado el sitio, los cuer ra principales están tendidos te.
pos se encontraban ya por 105, en el lodo de los caminos. Penguenle una vergueasus cuerpos húmedos por el da en medio de la plaza agua de las tinajas que se por mentiroso, dijo el gollevaban en la huída, que bernador. Pero yo vi, señor, bradas a culatazos por los dijo el atalaya, era una em retenes buscando monedas barcación grande acercány desgarrados los sacos de dose al Realejo. Desnúdenlo maíz y toda la ropa que me y curéenlo, repitió la orden.
tieron apresuradamente en Pero a la noche siguiente costales que sólo sirven des el gobernador no supo a pués para alimentar el cer qué horas estaban pasanco de fuego que se prende do a cuchillo a los moradopara que nadie salga de la res y los lamenots le herían ciudad ni nadie entre el oído como cardos y su ca ra ardía de vergüenza en el Las vivanderas alcan fuego de los incendios que zaron todavía a llegar al él veía crepitar como si de mercado a vender sus mer lejos estuvieran quemando cancías con sus críos en el rastrojos para las siem ARTE LITERATURA cudril antes de que la tropa bras. de defensa comenzara los Se cerraron los caminos incendios de las chozas de con vigas y con muebles, Sergio Ramirez novelista Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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