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od 131 TAT DE COSTA RICA. Las memorias de De Gaulle zadas, esclusas bloqueadas, canales obstruidos por barcos hundidos.
Es cierto que los aliados se apresuran apor.
tarnos el auxilio de su utillaje para reparar carreteras y vias férreas en los ejes estratégi.
cos: Ruán Lila Bruselas y Marsella Lyón Nancy: que nos ayudan sin dilación a arreglar nuestros aeródromos en el Norte, en el Este y alrededor de Paris; que colocarán pronto un pipeline desde el Cotentin hasta Lorena; que, disponiendo ya de los puertos artificiales de Arromanches y de Saint Laurent sur Mer, les urge apoderarse de Brest y descombrar Cherburgo, El Havre y Mar.
sella, a fin de que se pueda descargar un tonelaJe suficiente en nuestras costas. Pero los trenes y los camiones que circulan. los aviones que ate.
rrizan y los barcos que arriban están destinados esencialmente a la fuerzas en operaciones. incluso, ante la petición apremiante del mando mi.
litar, nos vemos obligados a suministrar a éste una parte del carbón depositado en bocamina, permitirle utilizar cierto número de nuestras fábricas en estado de funcionamiento, a poner a su disposición una importante fracción de la mano de obra que nos queda. Como podía preverse, la liberación no va desde el principio a aportar al país, desmembrado y falto de todo, ningún bienestar material.
Sin embargo, la organizacion no podrá ser inmediata, pues los ministros en funciones no llegan de Argel sino sucesivamente. Cuatro de ellos Diethelm, Jacquinot, Astier, Philip. han ido a revistar las tropas del Primer Ejército y las provincias del Mediodía. Massigli ha marchado a Londres a raíz de la liberación de Paris para mantener más fácilmente nuestras relaciones con el exterior. Pleven ha podido reunirse conmigo.
En cuanto a los que elijo en la Metropoli, varios salen apenas de la clandestinidad y no pueden venir en seguida a París. Hasta el de setiembre, o sea dos semanas después de mi llegada a la calle Saint Dominique, no queda formado el Gobierno en su nueva composición.
COMPRENDE dos ministros de Estado: el presidente Jeanneney y el general Catroux. EI primero, a quien han ido a buscar a la Haute Saone, donde se encuentra todavia el enemigo, tendrá como tarea elaborar las medidas sucesi.
vas que encauzarán hacia el orden normal los poderes de la República; el segundo, estará encar gado a la vez de la coordinación de los Asuntos!
musulmanes y del gobierno general de Argelia.
Francois de Menthon seguirá en Justicia, André Diethelm en Guerra, Louis Jacquinot en Marina, René Pleven en Colonias, René Mayer en Transportes y Obras Públicas, René Capitant en Educación Nacional, Paul Giacobbl en Abastecimien tos, Henry Frenay se ocupará de los Prisioneros, Deportados y Refugiados. Por otra parte, la Eco nomía nacional pasa a ser del dominio de Pie rre Mendes France, la cartera del Interior irá a Adrien Tixier, la de Sanidad Pública a Francois Billoux. Ocho ministerios son confiados a hom.
bres que acaban de salir de la lucha: Asuntos Extranjeros a Georges Bidault, Hacienda a Andre Lepercq, Aire a Charles Tillon, Producción a Ro.
bert Lacoste, Agricultura a Francois Tanguy.
Prigent, Trabajo a Alexandre Parodi, Comunicas ciones a Augustin Laurent, Información a Pierre Henri Teltgen Le proporciona al menos un repentino apaciguamiento moral. Este acontecimiento casi sobrenatural, con el que se había soñado tanto. he aquí que surge de pronto! Inmediatamente desa.
parece en la masa la psicologia del silencio en que la sumían, desde hace cuatro años, las coaccio.
nes de la ocupación. Cómo. Se puede de la noche a la mañana, hablar en voz alta, visitar a quien se quiere, ir y venir a su antojo! Con una sorpresa gozosa, cada cual ve abrirse ante el unas perspectivas en las que no se atrevía a pen.
gar. Pero así como el convaleciente olvida la crisis vencida y cree recobrada su salud, de igual modo el pueblo francés, saboreando el gozo de ser libre, se inclina a creer que todas las prue bas han terminado. En lo más inmediato, tal estado de ánimo incita las gentes a una euforia en que la calma halla buen provecho. Pero, al mismo tiempo, muchos se entregan a múltiples Ilusiones que tendrán pronto como resultado otros tantos errores.
La salvación (1944 61)
Capítulo CL ritmo de la liberación es de suma celeridad.
Seis semanas después de lograr los Aliados y los franceses abrirse paso en Avranches y desembarcar en el Medioddía, llegan a Amberes, irrumpen en Lorena y penetran en los Vosgos. fines de setiembre, excepto Alsacia y sus avan zadillas, así como los desfiladeros de los Alpes y los reductos de la costa Atlántica, el territorio entero queda limpio de invasores. El ejército ale mán, roto por la fuerza mecanizada de los alia.
dos, minuciosamente hostilizado por la resistencia francesa, se ve expulsado de nuestro suelo en menos tempo del que empleó. Poco antes, en adueñarse de él. No volverá a establecerse más que en la frontra del Reich, allí donde el alzamiento no paraliza ya sus retaguardias. La marea, el retirarse, descubre, pues, de repente, de un extremo a otro, el cuerpo convulso de Fran.
cia, ASI, muchos franceses tienden a confundir la 11.
beración con el final de la guerra. Las bata.
Nas que va a ser preciso entablar, las pérdidas que habrá que sufrir, las restricciones por sopor.
tar hasta que el enemigo esté totalmente abatido, muchog se inclinarán a considerarlas como asuntos de pura forma, bastante vanos y, por ende, más cargantes. Midiendo mal la extensión de nuestras ruinas, la espantosa penuria en la cual nos encontramos, las sujeciones que hace pesar sobre nosotros la prosecución del conflicto, se su.
pone que la producción va a reanudarse en gran de y rápidamente, que el abastecimiento meiora.
rá muy de prisa, que todos los elementos de un cômodo renacer se reunirán pronto. Se imagina a los aliados como personajes de leyenda. pro.
vistos de recursos inagotables. dispuestos a prodigarlos en beneficio de Francia; de ésta que di.
chos alindos, cree la gente, han libertado por que la aman, y porque quieren restablecerla en toda su pujanza, junto a ellos. En cuanto a Da Gaulle, personaje un tanto fabuloso, que person fica a los ojos de todos esa prodigiosa liberación.
se cuenta con que sabrá realizar por sí mismo todos los milagros esperados.
EN cambio, ocho de los comisarios nacionales de Argel dejan de formar parte del Consejo: Henri Queuille ha pedido salir de él; René Ma.
ssigli va a representarnos en Londres, donde Pia rre Vienot ha muerto trabajando, en julio; Henri Bonnet se encargará de nuestra Embajada en Washington, reconocida al fin como tal por los Estados Unidos; André Le Troquer va a presidir!
el Concejo Municipal de París; Emmanuel As.
tier, a quien hubiese yo deseado apartar de los juegos políticos, ha rechazado el cargo diplomát!
tico que se le ofrecía; André Philip, cuyas fogosas aptitudes no se adaptan bien al marco adminis.
trativo, no ha podido conservar su cartera; tam poco Fernand Grenier, al que una maniobra de su partido, con ocasión de los combates del Vercors, había impulsado a adoptar en Argel aunque luego saliera del paso disculpándose una actie tud pública contraris a la solidaridad del gobier no; Jean Monnet, cuya misión de negociador ecol nómico en los Estados Unidos resulta incompas tible con una función ministerial desde el mo.
mento en que se crea el departamento de Economía Nacional mi alrededor veintiún ministros inician la ta: rea con la sensación de que ésta no tiene 11 mites. Por ello, es tanto más necesario precisar!
bus fines. Desde junio de 1940, había yo condu.
cido Francia hacia la liberación y el medio para ello fue la resistencia, Ahora se trata de empren.
der una nueva etapa y ésta implica el esfuerzo do!
toda la nación.
DE ello resulta que los innumerables problemas de suma urgencia que implica la dirección del país que emerge del fondo del abismo, se le plantean al poder, todos a la vez, del modo más apremiante; y esto en el momento mismo en que más difícil es resolverlos.
Ante todo, para que la autoridad central pueda actuar normalmente, es preciso que se halle en condiciones de estar informada, de poder cursar sus órdenes, de cuidar de su ejecución.
Ahora bien, durante largas semanas, la capital permanecerá sin medios regulares de comunica ción con las provincias. Las líneas telegráficas y telefónicas han sufrido numerosos cortes. Las emisoras de radio están destruidas. No hay avio nes franceses de enlace en los terrenos acribilla.
dos de hoyos. Los ferrocarriles están casi bloqueados. De nuestras 12. 000 locomotoras nos quedan 800. Ningún tren, partiendo de París, puede llegar a Lyon, Marsella, Toulouse, Bur.
deos, Nantes, Lila, Nancy. Ninguno atraviesa el Loira entre Nevers y el Atlántico, ni el Sena entre Nantes y la Mancha, ni el Ródano entre Lyon y el Mediterráneo. En cuanto a las carre.
teras, 000 puentes han sido volados; 300. 000 vehículos apenas se hallan en condiciones de cir cular, de log 000. 000 que habíamos tenido; y, por último, la falta de gasolina hace que un via.
je en auto sea una verdadera aventura. Se necesitarán dos meses, por lo menos, para estable.
cer el intercambio regular de órdenes e informes, a falta del cual el poder no podría actuar más que por intermitencias.
por mi parte, llegado en este final de un ve.
rano dramático a un Paris mísero, no me ha.
go ilusiones. Viendo las raciones con cupos de hambre, las ropas deterioradas, las casas frias, las uces apagadas; pasando por delante de unos escaperates vacíos, de fábricas paralizadas, de estaciones muertas; oyendo elevarse ya las quejas de las mucas, las reivindicaciones de los grupos, los pujos de los demagogos: con la seguridad de que, si contanins con simpatías entre los pueblos, la norma férrea de los Estados es no dar nada por nada; y de que no recobraremos nuestro ran.
go mag que a condicion de pagar: evaluando los sacrificios por realizar antes de que hayamos Arrancado nuestra parte de la victoria y efectuado después un primer restablecimiento de la situa.
ción, no puedo abrigar ilusiones. Sobre todo sad!
biendo que carezco de talismán que permita a la nación alcanzar el objetivo sin dolor. En cam.
bio, el crédito que me abre Francia voy a em.
plearlo por entero en conducirla a la salvación.
Para empezar, ésta consiste en instaurar el.
der: en promover a mi alrededor la adhesión de todas las regiones y la de todas las categorías: en fundir en un solo elército las tropas llegadas del Imperio y las fuerzas del interior; en obrar de manera que el país reanude su vida y su tra.
bajo sin deslizarse hacia sacudidas que le lleva rian a otras desdichas.
El 12 de setiembre, en el palacio de Chaillot, se celebra una reunión de 000 concurrentes consejo de la resistencia, comités directivos do los movimientos y de los grupos de acción de ést ta, concejo municipal, cuerpos de Estado, altos funcionarios, Universidad de Paris, representan tes de la economía, del sindicalismo, de la pren.
sa, del foro, etc. me dan ocasión para exponer mal política. Lo hago con tanta mayor claridad cuan.
to que, en un ambiente donde se elevan ya band dadas de quimeras, me siento obligado, por ml parte, a decir las cosas tal como son.
AL mismo tiempo, la inmovisidad de los transportes desorganiza el abasteciniento. Tanto más cuanto que los depósitos declarados de viveres, de materias primas de combustible, de objetos fabricados, han desaparecido por comple.
to. Cierto es, un plan de seis meses. que preveía una primera serie de importaciones america.
nas, había sido trazado mediante un acuerdo en.
tre Argel y Washington. Pero. cómo llevarlo al efecto cuando nuestros puertos no están utiliza.
bles? Mientras que Dunkerque. Brest. Lorient Saint Nazaire, La Rochela, así como la entrada de Burdeos, siguen en manos del enemigo, Calais, Baulogne, Dieppe, Ruan, El Havre, Cherburgo, Nantes, Mersella, Tolón, aniquilados por los bom bardzos británicos y americanos, y luego destrul dos totalmente por las guarniciones alemanas an tes de que estas cepusieran las armas, no presentan más que muelles en ruinas, dárdenas destro.
DESPUES de haber evocado la oleada de ale.
gria, de orgullo, de esperanza que levanta a la nación y saludo a la resistencia, los aliados.
el ejército francés, dirijo el proyector sobre los obstáculos por vencer y los esfuerzos por reall.
zar. No hay facilidad ni dispersión que valgan!
No se concede latitud alguna a ninguna organi zación que pretenda, independientemente del Es tado, intervenir en la justicia y en la adminis.
tración. planteo la cuestión candente de las milicias Hacemos la guerra! exclamo Tenemos el propósito de participar en la bata.
lla entablada y en las que la sigan, en la más amplia medida posible. igualmente, más ade lante, en cuanto a la ocupación de Alemania. Para esto necesitamos grandes unidades, aptas para maniobrar, combatir y vencer, a las que se incorporará la ardorosa fuventud que se ha agru pado en nuestras fuerzas del Interior. Todos los soldadog de Francia from Tarta del etsrela to francés y ésta debe, como Francia, seguir sien do uno e indivisible.
HAY que actuar de arriba abajo, hacer que el Gobierno ponga manos a la obra. La mayo.
ria de los comisarios de Argel, hayan estado a ml lado desde la época de la Francia Libre o hayan venido a reunirse conmigo en Africa del Norte, van a quedarse en París de ministros. Per ro todo me obliga a que llame al poder a otras personalidades, consagradas también por la re.
sistencia y quo han permanecido en el interior.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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