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Jueves de abril de 1972 14. DIARIO DE COSTA RICA Hubert Humphrey Sam Yorty Sam Yorty Hubert Humphrey Por James Aldrich Por Richard Wilson Redactor de IPS Corresponsal Congresional de IPS Hubert Humphrey trata, por tercera vez en doce años, de llegar a la Presidencia de los Estados Unidos, haciendo un despliegue del optimismo y la tenaz determinación que han caracterizado su larga carrera en la politica norteamericana. Si no se tiene éxito al prin cipio; trata, trata nuevamente es la fórmula Humphrey. Dicha fórmula Humphrey. Dicha fórfórmula le ha dado resultados anteriormente y no duda que le volverá a dar una vez más. La persistencia y la tenaci dad son viejas virtudes norteamericanas. observó el senador el 10 de enero al declarar su candidatura para la nominación presidencial demócrata, que se llevará a cabo en la con vención que su partido celebra rá el próximo julio en Miami, Florida.
riormente fui nominado y eie.
ciones para la alcaldia, la pri mera vez que aspiré un cargo político. agregó el Sr. Hun.
phrey, pero fut elegido la segunda vez. Fui derrotado la pri mera vez que busqué la nominación vicepresidencial, posteriormente fui noominado y ele gido. Ful derrotado durante la no minación presidencial de 1960 pero fui nominado en 1968.
Fui derrotado en las elecciones presidenciales de 1968. Pero re greso al campo de batalla determinado a hacer lo mejor que pueda para lograr la victoria en 1972.
Estas palabras no son sólo simple retórica. Provienen del corazón de Hubert Horacio Humphrey, un hombre que se enfrenta la vida con esperanzas, determinación y ener gias ilim das. No soy un estadista ancia.
no. manifestó el senador Humphrey quien cuenta con 60 años de edad, en una reciente entrevista celebrada antes de de clarar su candidatura. conti nuo. No deseo sentarme y dedicarme sólo a pontificar y filo sofar. Un hombre en Wasington sin poder político es una pieza de museo. Me gustan los museos pero no deseo formar parte de ninguno. Por lo tanto sea candidato o no, seré una fuerza poli tica viviente y un líder muy activo. Cuáles son las cuestiones más importantes con las que se enfrenta la nación? Según el Sr. Humphrey. Nuestra necesidad más inme diata es poner fin a la guerra en Vietnam y ponerle fin aho ra. manifestó en su declara.
ción a la candidatura, agregando. He servido como vicepresidente durante el período en al nuestra participación en esa re gión alcanzó su nivel más al to. Sin embargo, cuando ha.
ble al pueblo norteamericano durante mi campaña presidencial de 1968, declaré que mi ex periencia me había llevado a la convicción de que a pesar de la nobleza de las intenciones de tres presidentes, que consideraron que nuestra participación en Vietnam era esencial a nuestra seguridad nacional, dicha posición no es ya vállda. En 1968 prometí poner fin al bombardeo, un cese de fue go y una inmediata retirada de fuerzas militares. Yo habría cumplido tal promesa.
El 30 de septiembre de 1968, en un discurso pronunciado en Salt Lake City, Utah, el Sr.
Humphrey expuso sus puntos de vista de la siguiente manera. Terminación del Bombardeo: Como presidente, pondría fin al bombardeo del nor te como un riesgo aceptable a la paz. Al sopesar dicho ries go antes de tomar medida alguna, daría una gran impor tancia a la evidencia directa e indirecta, de hecho o de pala bra del deseo de los comunis tas de restaurar la zona desmi litarizada entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Retirada de Fuerzas Militares: No llevaría a cabo una retirada de fuerzas militares unilateral. La paz no quedaria servida por una posición de de bilidad o de retirada. Sin em.
bargo, agregó, me reuniría con los líderes de Vietnam del Sur para fijar una fecha específica para la retirada de efectivos militares, de acuerdo con lo cual las fuerzas norteamerica nas serían reducidas sistemáti camente, mientras las fuerzas survietnamitas participan más y más en su propia defensa. Cese del Fuego: Propondria una vez más un cese del fuego inmediato con la supervisión de las Naciones Unidas u otra supervisión internacional, y la retirada supervisada de todas las fuerzas extranje Tas que se encuentran en Viet nam del Sur.
Además de poner fin a la guerra, manifiesta el Sr Humphery, los Estados Unidos de.
ben revitalizar su economía, ie ducir el índice de desempleo, crear un respeto por la ley y la justicia, atacar el abuso de las drogas, convertir las cludades en un lugar más habitable, se guro y limpio, poner fin a la pobreza rural combatir la contaminación ambiental y pro veer un mayor cuidado médico para todos los ciudadanos. pesar de que nuestra civilización y la unidad nacional han sido sometidas a dura prueba. manifestó el Sr. Humphrey. ha resistido la presión y son más fuertes después de haberse probado su resisten.
cia.
Para el Sr. Humphrey, el op timismo es un requisto del éxi to, un punto de vista común entre los norteamericanos del Oeste Medio, cuya actitud de confianza nace en las vastas y extensas planicies donde crecen.
Fue en la comunidad de Wa llace, Dakota del Sur, donde el Sr. Humphrey nació en 1911.
Fue hijo de un farmacéutico con inclinaciones políticas que prestó servicios como concejal alcalde y posteriormente repre sentante de su estado en el Congreso. El fue mi héroe manifestó el Sr. Humphrey al referirse a su padre en cierta ocasión. Fue un hombre que amaba la política.
Durante la década de los afos 30, Pasó seis años trabajando en la farmacia de su pa dre, y los otros estudiando en la Facultad de Farmacia en Denver, Colorado, en la Uni versidad de Minnesota y en la Universidad Estatal de Luisiana.
Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, ocupó el cargo de direc tor de producción y entrenamiento en tiempos de guerra del estado de Minnesota. De 1943 a 1945 enseñó Ciencia Po lítica en la Universidad de Ma calester en Saint Paul, Minnes sota.
En 1943 fue nominado para la alcaldía de Minneapolis, pe TO perdió las elecciones. Sin embargo, obtuvo dicho cargo en 1945 y fue reelegido en.
1947. Un año más tarde, Minnesota lo eligió para el cargo de Senador de los Estados Uni dos. Fue reelegido en 1954 y en 1960, año en que también aspiró por primera vez a la pre sidencia.
En aquel año se retiró de las elecciones primarias después de verse claramente que John Kennedy obtendría la nominación presidencial del Partido Demócrata.
Cuatro años más tarde, el Sr. Humphrey fue elegido vice presidente bajo el gobierno del Presidente Lyndon Johnson, cuyos programas sobre la Gran Sociedad apoyó plenamente y cuya política en Viet nam respaldo hasta que fue no minado por los demócratas co mo su candidato presidencial en 1968.
En dichas elecciones, el Sr.
Humphrey y el senador Edmund Muskie, su candidato a la vicepresidencia y actual candidato a la nominación pre sidencial demócrata perdieTon frente a los candidatos re publicanos Richard Nixon y Spi To Agnew, por una diferencia de casi 510. 000 votos; cada bo leta con menos del 45 por cien to del voto popular total.
George Wallace, candidato de un tercer partido, obtuvo el 13 por ciento de los votos, impidiendo que ninguno de los dos partidos lograse una mayo ría.
En 1969, el Sr. Humphrey re torno a la enseñanza de Cien cia Política y Asuntos Interna cionales en la Universidad de Macalester y en la Universidad de Minnesota. També escribió una columna periodística sin.
dicada. Pero la atracción del servicio público se mantenía vi va y los electores de Minneso ta lo eligieron en 1970 para un cuarto período en el Senado de los Estados Unidos. ahora trata nuevamente de conseguir la nominación pre sidencial demócrata, en un cam po pleno de candidatos, con un optimismo sin frenos.
Entre la pléyade de democratas a quienes les gustaría dirigir a la sociedad norteame ricana desde la Casa Blanca, se cuenta Sam Yorty, un can didato del Lejano Oeste, un verdadero tipo independiente con sombrero de vaquero.
Su aspiración presidencial ha dejado de merecer la apro bación de los profesionales par tidistas, los caciques de quienes popularmente se dice que be pasan el tiempo en los con ciliábulos de oficinas llenas de humo de cigarrillos. En realidad el Sr. Yorty se queja por su cuenta de que, desde que ingresó en la campaña eleco.
ral, los jefes del Partido Demócrata lo han estado tratan do como si no existiese.
El pintoresco Sam Yorty pro cede del Estado de California, el más densamente poblado de la Unión Federal, y es el alcalde de la tercera de las ciudades más grandes del país: Los Angeles. Pero aunque aspirando desde un cargo tan importante, al Sr. Yorty se le conce den pocas oportunidades de lo grar la nominación presidencial de los demócratas.
Algunas de las ventajas po líticas del Sr. Yorty surgen de su agresiva y a veces intra table personalidad; otras son el producto de sus dificultades y tribulaciones al administrar una de las ciudades más perturbadas de toda la nación, aunque potencialmente una de sus más productivas y progresistas.
Los Angeles, la metropolis meridional del soleado Estado de California, rodeada de sus suburbios, pero industrializada y cubierta de niebla con hollin, hace tiempo que es una ciudad problema, un municipio que a.
barca una gran superficie, siem pre en crecimiento y que se co munica por super carreteras a barriadas tan diversas como los vecindarios chicanos de las residencias pala ciegas de los mexicano norteamericanas, Hollywood con sus estrellas cinematográficas y las viviendas deterioradas de los barrios ba jos como Watts, en los que vi.
yen los negros.
Este increíble conglomerado de barriadas que hacen a Log Angeles una urbe única de muchas razas y tradiciones, que ha crecido durante un siglo de una colonia española de la fron tera, con tierras mercedadas, hasta convertirse en uno de los grandes centros de población de los Estados Unidos, tiene por alcalde a un político que concuerda con el estilo tradi cionalmente deslumbrante y ro mántico, de la ciudad.
El alcalde Yorty estuvo al borde de la derrota en 1969, cuando aspiró a la reelección y se quedaba detrás del concejal Tom Bradley, quien es negro, en la primera etapa de la elección municipal, hizo una nueva coalición para la e.
lección decisiva y logró ser re elegido. Sus cualidades incluyen una impresionante habili.
dad para recaudar fondos, des treza en su campaña personal, y dominio de la televisión como medio de comunicación.
El Sr. Yorty es une demócra ta de toda la vida. Algunos de sus mejores amigos son dem cratas. Pero hasta éstos se in Ciman a estar de acuerdo con una multitud de ciudadanos, quienes sostienen que su alcalde dinámico. estimulante y pintoresco, como puede que sea, en un independiente en materia de política.
El Sr. Yorty ha seguido erra ticamente y con poca frecuencia la linea de conducta que pudiera esperarse de un demo crata regular y disciplinado.
Una cosa a la cual parece que objetan muchos leales afi liados del partido es la de que un buen numero de los buenos amigos del alcalde Yorty, inclusive los que contribuyen a la campaña y apoyan sus princ.
pales programas, con frecue.
cia ocurre que pertenecen al Partiao Republicano. Los ecementos tradicionales del Parci do Demócrata recuerdan que el Sr. Yorty fue el autor de un duro ataque contra John Kennedy durante la campaña presidencial de 1960, y se dice que desde entonces, ha estado en amistosas relaciones con Richard Nixon y con los jefes republicanos de Cali.
fornia El electorado pudiera excu.
sar todo esto; pero hay mu.
chos votantes que se quejan de que el alcalde Yorty se pa Sa mucho tiempo en la televisión y no lo suficiente en su despacho. Como administrador gubernamental. dijo recien temente un vecino al ser inte rrogado por la radio, el al.
calde Yorty es un gran empre sario de circo.
Así resultó que la comuni.
dad de los fieles del Partido Demócrata no coreó con sus aplausos allá, en Los Angeles, la noticia de que el Sr. Yorty se había incorporado al grupo de los demócratas que aspiran a la presidencia.
Una reacción, reacción extre mista, fue la del Comité Central Democrático del Condado de Los Angeles. En un acuerdo oficial el comité se quejó de que el alcalde Yorty se asociaba con elementos republicanos reaccionarios. y le in vitó a que se diese de baja del Partido Demócrata. Una mezquina calumnia.
comentó el Sr. Yorty. Muchos de sus electores, tanto amigos como enemigos estuvieron de acuerdo con eso. Pero el mensaje era bien claro: si la aspiración presidencial del al calde se desenvuelve bien, ten drá que serlo sin la ayuda de la maquinaria regular del parti do, El Sr. Yorty fue dos veces representante a la Cámara por California, y aspira a volver a Washington como un demo.
crata moderado. En otros tiempos se presentaba como un liberal que ha integrado ra cialmente el Palacio Municipal y que les ha dado nuevas oportunidades a las minorías de Los Angeles.
Sus opositores dicen que esa actitud liberal se debilita con el hecho de que él se autoproclama el amigo de la policia en tdo momento, un defensor de la ley y el orden, un halcón agresivo y que no se a.
rrepiente en cuanto a la guetra de Vietnam, y un enemi go de todo el que parezca con taminado por las ideas comu nistas.
Al anunciar su aspiración el alcalde Yorty dijo: Mi actitud ante los problemas a resolver será la de un demócrata moderado, y confío que impre sionará no sólo a la mayoria de los demócratas, sino también a muchos republicanos que están decepcionados con el oportunismo político descarna do que emplea el gobierno de Nixon en sus esfuerzos para ga nar la elección a toda costa y de cualquier manera.
NO FRUCTIFICA.
INVIERNO EN ALEMANIA viene de la página 11 Universidad de Navarra. La impresión que produce en la actualidad es la de una sociedad secreta, una especie de masoneria blanca. según frase de un ex capit:n general de Granada. Pero, por lo que puede observarse en dicha universidad, cosa que corroboraria el análisis de la actuación del Opus Dei en el plano nacional, cabe encontrar en ella mucha más diversidad de opinión política de la que ha habido, o es posible apreciar, en otros grupos españoles de influencia.
Esta diversidad de opiniones es un hecho y, una vez constatado, preciso es modificar la idea prevaleciente hoy en día de que Es pana está cayendo en manos de una sociedad secreta todopoderosa. Podrá darles tal impre sión a los españoles liberales que buscan empleo; pero, bajo los vistosos folletos que da a la publicidad la oficina de información de la Universidad de Navarra, se ocultan la misma ingenuidad y la misma cortedad de miras provincianas contra las que nos previene el propio Monseñor Escrivá en El Camino. Todavía no han salido de esa Universidad trabajos de investigación verdaderamente importantes ni ha asentado alli ningún resurgimiento intelec.
tual pujante. Pero, al menos, su profesorado se esfuerza por enseñar, lo cual no es poco en la vida universitaria española. El verdade, ro fracaso de la Universidad de Navarra tal vez radique en que no ha sabido implantar un nuevo sistema de enseñanza, que tal era su intención en tanto que el verdadero fra.
caso del Opus Dei es su ineficacia cuando se trata de promover reformas en general. Con todo lo que se habla de élite, los resultados no pueden ser más mediocres; y cuesta comprender el por qué de que tantos corresponsales de la prensa extranjera en España crean ver tan gran motivo de preocupación en dicha asociación. Nada ha hecho peor que los demás. aunque tampoco está haciendo nada me.
jor. FWE HAMBURGO. DPA. Ha regresado el invierno a la Repúbli ca Federal de Alemania, Todo el país ha sido Sacudido por tormentas, nieve, heladas, granizo y lluvia, causando frecuentes in terrupciones en las redes varias, especialmente en el sur, donde se produjeron numerosos acci.
dentes. Al aparatoso escenario invernal le ha acompañado, en muchas regiones, un fuerte vie to que ha hecho aún más des.
ogradable este come back in vernal.
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