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REPUBLIOA Miércoles de Settembre 1964.
18 Homenaje de LA REPUBLICA. En el 104 Aniversario de la muerte de Juan Rafael Mora Conmemora hoy la Patria ei 104 Aniversario del fusilamiento de don Juanito Mora, Visto a más de un siglo de distancia y pese a lo tanto que se ha escrito sobre ese episodio, aún no acertamos a explicarnos a caball.
dad cómo a un hombre de su ta lla, de su significación, se le podia colocar frente al piquete de fusilamiento.
Cosa igual nos sucede con su hermano de esfuerzos y de infor tunio, el General don José Maria Cañas. fusilado el dos de octubre de 1860.
Allí, en las páginas de la nistoria encontramos la influencia notoria de la oligarquía en su de rrocamiento. La encontramos igualmente en su ases nato sinem bargo, a tanto tiempo de acaecido el hecho, nos parece inconcebible que nuestro pueblo hubie ra dado hijos capaces de hacer con esos héroes lo que se hizo.
Pero no es esta ocasión de re.
criminaciones, ni para quienes derrocaron a don Juanito de la Presidencia, ni para quienes se enfrentaron a sus fuerzas en La Angostura, ni para quienes fueron sus victimarios. No, valga es ta oportunidad para rendirle a su memoria, y a la de Cañas, un homenaje más, desde las páginas de LA REPUBLICA, Además, para contribuir a la divulgación de la realidad histo ca de don Juanito, vamos a permitirnos ll var a nuesing lectores algui pasajes de su da, que no por muy conocidos, dejan de tener gran interés.
En la ciudad de San José, el de febrero de 1814, en el hogar de don Camilo Mora y doña Ana Benita Porras, ciudadanos aromodados y dejemos que desde aquí nos guíe en este viaje por la vida de Mora su sobrino don Manuel Arguello Mora aquél, venerado patricio, debido a su absoluta buena fe en el comer.
cio, además del hijo mayor, que lo era don Juan Rafael, de don José Joaquín, que después fue General en Jefe de los Ejercitos centroamer canos en Rivas, do don Miguel, y de siete mujeres, todos acostumbrados a una vida holgada y confortable. Veintiún manif. esio a los Gobiernos da Centro América y pareció que los otros Estados no eran opuestos a la situación que el representabu, La inqu. etud que prevalecia Costa Rica, fue entonces mayor, y el gobierno de Mora decidió hacer la guerra a Walker, sólo, o con el concurso de los demás, para lo cual activó sus esfuerzos, principalmente en Gua temala y El Salvador.
Casi al mismo tiempo el go.
bierno de Rivas emitió un decis to, le 23 de noviembre de 1855, orſeciendo 250 acres de terras balajas a cada nmigrante que qui siera establecerse en Nicaragua, El objeto de esa medida no cra un misterio; era el medio de atraer a nuevos soldados que engrosaran las filas de Walker, y para facilitar el transporte de is tos, cuyo número aumentaba con rapidez alarmante, el mismo go bierno declaró anulada la concesión otorgada a la compañía del Tránsito, que no favorecía sus planes; mandó embarcar sus be nes y otorgó nuevas concesiones a amigos suyos, para la navegación del río y lago, en cone.
xión con los vapores que tocaban los puertos de San Juan del Norte y San Juan del Sur.
años tenia don Juan Rafael Mo ra cuando perdió a su padre y aqui comienza a exhibir el futuro presidente una de tantas virtudes que lo hicieron tan querido y popular. El joven comer.
ciante había logrado acumular en el negocio en pequeño a que se dedicaba una mediana fortuna. Así es que la sorpresa de os acreedores del difunto don Camilo fue grande cuanto se pre.
sentó el adolescente con Juani.
to (que así se le comenzaba a llamar) en la reunión que para dividirse los bienes de su deitdor, celebraban, y les man iesto que él venía a pagar todas las deudas del difunto y que les pro hibía que tocaran una sola silla que hubiera perter cido a su padre. En efecto, satisfizo al con tado lo que pudo lo que no lo arregló a plazos, constituyéndose en único deudor y dando brillan tes garantías. Desde ese momen to el joven Mora fue el jefa adorado de toda su familia fuer za de trabajo improbo y favorecido por la fortuna, pronto le.
gó a ser uno de los hombres más ricos del pais, lo cual logró con seguir viajando con grandes peligros, en miserables buques de yela, y cambiando el oro que pro ducían nuestras minas por mer cancias que iba a buscar a Fran cia, Chile, Perú, Panamá y los Es tados Unidos. En 1848 era el agri cultor más en grande de Costa Rica, pues que pudo cosechar, Je sólo su finca de café de Pavas, hacienda Frankfurt, 7000 quinta les de ese fruto, y como comer ciante, lo era tan en grande, que en ese mismo año exportaba para Inglaterra y Francia en com pañía de don Vicente Aguilar, 3000 sacos de café. La fortuna de esa casa comercial, que se titulaba Aguilar y Mora era tan fuerte y tan saneada, que pudo resistir, sin suspender sus pagos, a al catástrofe que arruinó la agricultura ese año, la caída da Luis Felipe, Rey de los france.
ses, acontecimiento que produjo una baja tan desastrosa del café, que los 30. 000 sacos de la compañía Mora y Aguilar, fueron vendidos a catorce Francos el quintal; es decir, que con ese precio no pudieron pagar ni el flete del cargamento. Comprado aquí a ocho pesos, término medio, el quintal, y agregando los gastos de exportación, etc. etc.
les costaba más de dieciocho pesos el saco de cinco arrobas. La pérdida fue pues, de más de cua trocientos cincuenta mil pesos oro.
Sin embargo la casa resistió tan terrible golpe. El joven Juan Rafael Mora había jurado hacer las veces de padre, no sólo de 5113 hermanos, no aun de los hi.
jos de sus hermanos. Por esa razón el que esta líneas escribe (don Manuel Argüello Mora) que era hijo de la mayor de las hermanas, doña Mercedes Mora, que murió a la edad temprana de 19 años, en 1843, dejando tres hijos pobres y desvalidos, pues ya eran huérfanos de padre desde 1838, fueron recogidos, alimentados y educados por el generoso joven, que no se cansaba de hacer sacrificios por los suyos.
Uno de esos esfuerzos sobrehu manos fue el de haber resistido por mucho tiempo el invencible poder de Cupido; pues una vez estuvo enamorado, en correspondido, de una de las lindas y buenas hijas de este pais, tan fértil en bellezas de esa clase, más cumpliendo el juramento a había hecho de no casarse, pa.
ra no dar una madrastra a sus protegidos y que sólo formaría una nueva familia cuando hubio ra establecido a todas sus herma nas, permaneció soltero. En 1847 todos sus hijos e hijas adoptivas con excepción de una que era paralítica se habían casado bien: por tal razón satisfizo ese año los impulsos de su corazón, enlazándose con la buena, instruída y entonces bella joven doñia Inés Aguilar y Coello, hija del ex presidente de Costa Rica don Manuel Aguilar. En 1849, en noviembre, una conmoció popu lar causó la caída del Dr. Cas.
tro del Poder. Don Juan Rafael Mora, en su calidad de Vice Pro sidente de la República, lo sus.
tituyó, según así lo disponía la Constituc on, concluyendo el período comenzado por su antesor y continuó en el mando por eleg ción libre del pueblo, en 1863.
En ningún periodo de los de ja historia hemos tenido una épo ca tan tranquila y feliz, como la que gozamos en 1850 a 1856; año en que la Guerra exterior contra Walker el cólera y las revoluciones, inauguraron este calvario porque ha pasado Costa Rica, y que aun continúa haciéndose son tir sus desastrozas consecuencias, con raros y cortos, lúcidos inter valos de bonanza y ventura; esto pesar de los esfuerzos de todos, los buenos hijos de esta tierra que han ocupado la silla pre sidencia, después, casi todos más o menos bien intencionados; al.
gunos más servidos por la suerte y la fatalidad; otros ayudados impulsados por la Diosa casualidad y dichosamente todos por su amor a la patria común.
Alejémonos aquí, por a gunos Instantes, de lo que don Mancel Argüello Mora nos relata en sus escritos sobre don Juanito, y ganémonos algunos años para darle una mirada, asl, a la ligera, a ja Campaña Nacional de 1856 57 En Nicragua luchaban a muer te, por lograr el poder, los Legi.
timistas y los Democráticos, a quienes jefeaba don Fruto Cha.
morro y don Francisco Caste lon, respectivame Ninguno de los dog partidos tenían bastante poder para poder triunfar dire Montufar, y se aniquilaban los hombres quedando en piel Ins facciones Caste lón, para definir la cosa, autorizó un contrato para traer colonos el cual tenía como fin hacer venir combatientes dominaran al partido de Chamo rro y en virtud de ese contrato llegó a Nicaragua William Walker. la nteligente mirada de Mo ra que bservaba atentamente el desarrollo de los sucesos en Nicaragua, y apreciaba justamente las consecuencias que habían de traer, el peligro de la Patria era manifiesto, y su juicio carca de la situación está confirmado por los informes que frecuentemente recibía del representante de Cos ta Rica en Washington, don Luis Molina y de otras fuentes.
Mora no sólo se preocupaba del bienestar y del progreso de su país, que él fomentaba con éxd to halagador, sino que creía en un futuro de grandeza para toda la América Central, unida.
bre e independiente. Por desgracia, la situación de los otros Es tados no era nada favorable, y preocupados sus gobiernos por las dificultades que les tocaban más de cerca, no se daban cuen ta del riesgo que la independencia de todos corría, El Presidente de Nicaraga, don Patricio Rivas, dirigió un La Prensa de Costa Rica ronaba contra Walker y el jefe filibustero creyó oportuno dirigir una carta al Presidente Mori, manifestando que no abrigaba pensamiento a guno hóstil a cea tro América, y expresando deseos efrvientes por la paz y buen acuerdo de la Repúbl cas her.
manas de Costa Rica y Nicaragua.
Walker no recibió contestación, y confiando en el éxito da una misión especial ante el Gobierno de San José. El Presiden te Rivas, acreditó al efecto ea febrero de 1856, al coronel filibustero Louis Schlesinger, quien llegó a Puntarenas en aquel mis mo mes y recibió orden de salir del pais inmediatamente, como en efecto lo verificó.
Los gobiernos de Centro Amé rica, dice el Dr. Montufar creían imponente la invasión a Nicara.
gua porque la creían virtualmen te añoyada en la Casa Blanca; muchos Estados de Europa y al gunas secciones del Nuevo Mun do, llegaron a pensar que Mr.
Pierce, Presidente de los Estados Unidos, por altag miras políticas, se empeñaba, no sólo en sostener la Falange, como se de cía a los filibusteros, sino en au mentarla para que coronara su intentona, En memoria del General Cañas, héroe de la campaña Nacional do 1856 57, Costa Rica le erigió, en el parque Mora Cañas, en Puntarenas, este busto.
CONTINUARA En el sitio mismo en donde Mora primero y Cañas dos días des pués, cayeran asesinados por el odio do aquellos a quienes habían, quatro anos antes salvado de las garra, del Filibustero se yerguo este sencillo monumento, una columna truncada, con la que el Pueblo Costarricense les rinde homenaje.
No podía Costa Rica menos que perpetuar también en bronce, ea Puntarenas a pocos pasos de donde cayera herido do muerte, la memoria bendita de don Juanito Mora, y asl, allí se levanta el busto que se aprecia en la fotografis Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.