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Domingo 16 de Enero de 1996 LA REPUBLIOA 23 viaje.
El huésped oso dia desperto antes de lo.
costumbrado y se situó frente a mi cuarto. Guadalupe y su ni.
no durmieron en mi cuarto y por primera vez pude cerrar la puerta.
Guadalupe y yo pasamos casi toda la noche haciendo planes.
Los niños dormían tranquilamen te. De cuando en cuando osmos que llegaba hasta la puerta del cuarto y la golpeaba con furia.
Al día siguiente dimos de des ayunar a los tres niños y, para estar tranquilas y que no nos es forbaran en nuestros planes, 108 encerramos en mi cuarto. Gua.
dalupe y yo teníamos muchas cosas por hacer y tanta prisa en (Pasa a la página 88 por Guadalupe que acudió a mis gritos, habría srdido toda ia ca.
He Olvidado mi Nombre He olvidado mi nombre Todo será posible menos llamarse Carlos ¿Y dónde habrá quedado?
En manos de qué algo habrá quedado?
Estoy entre la noche desnudo como un baño listo y que nadie usa por no ser el primero en revolver el mármol de un agua tan estricta que fuera uno a parar en estatua de aseo.
Al olvidar mi nombre siento comodidades de lluvia en un paraje donde nunca ha llovido Una presencia lluvia con paisaje y un profundo entonar el olvido Qué hará mi nombre, en dónde habrá quedado, Siento que un Territorio parecido a Tabasco me lleva entre sus ríos inaugurando bosques, anos bosques tan jóvenes que da pena escucharlos deletreando los nombres de los pájaros.
Nunca olvidar el dia en que veces pasaban horas, calle vino a vivir con nosotros.
dos y muy atentos, tratando de marido lo trajo al regreso de un coger las gotas de agua que se escapeban de la vieja mangue.
Llevábamos entonces cerca de ra tres años de matrimonio, lenta. Yo no podía dejar de mirar, mos dos niñs y yo no era ie iz. de vez en cuando, hacia el cuar Representaba para mi marido to de la esquina. Aunque pasa.
algo así como un mueble, que ba todo el dla durmiendo no po se acostumbra uno ver en de dia confiarme Hubo veses terminado sitio, pero que no call que, cuando estaba preparando sa la menor Impresión Vivia. la comida, vela de pronto su mos en un pueblo pequeño, inco sombra proyectándose sobre la municado y distante de la ciu estufa de leña. Lo sentía detrás dad. Un pueblo casi muerto o de mi. yo arrojaba el suelo punto de desaparecer lo que tenía en las manos y salia No pude reprimir un grito de de la cocina corriendo y gritan.
horror, cuando lo vi por pri ne do como una loca. El volvía nue Ta vez. Era lúgubre, siniestro. vamente a su cuarto, como si ra Con grandes ojos amarillentos, da hubiera pasado.
cas! redondos y sin parpadeo, Creo que ignoraba por compla que parecían penetrar a través to a Guadalupe, nunca se acerde las cosas y de las personas caba a ella ni la perseguía. No Mi vida desdichada se convir.
así a los niños y a mi. ellos tió en un infierno. La misma los odiaba y a mi me acechaba noche de su legada supliqué a siempre mi marido que no me condenaCuando salía de su cuarto co.
Ta a la tortura de su compnia.
menzaba la más terrible pesadi No podía resistirlo; me inspira. lla que alguien pueda vivir. Se ba desconfianza y horror. Es situaba siempre en un pequeño completamente Inofensivo di.
cenador, enfrente de la puerta jo mi marido mirándome con de mi cuarto. Yo no salía más, marcada indifetencia. Te acos Algunas veces, pensando que tumbrarás a su compañía y si aún dormía, yo iba hacia la co.
no lo consigues. No hubo ma cina por la merienda de los ni nera de convencerlo de que se 10 fios, de pronto lo descubria en el Blev ra. Se quedó en nuestra ca.
gún oscuro rincón del corredor, 57 bajo las enredaderas. Allí es.
tá ya, Guadalupe. gritaba des.
Yo fui la única en sufrir con esperada su presencia. Todos los de la ca.
58. mis niños, la mujer que Guadalupe y yo nunca lo num me ayudaba en los quehaceres, brábamos, nos parecía que al ha su hijito sentjamos cerlo cobraba realidad aquel pavor de Sólo mi marido gozaba te.
ser tenebroso. Siempre decía.
niéndolo alle mos. allí está, ya salib, está durmiendo, él, él él.
Desde el primer dia mi mari do le asignó el cuarto de la es.
Solamente hacía dos comidas, quina. Era esta una pieza gran una cuando se levantaba al ano de, pero húmeda y oscura. Por checer y otra, tal vez, en la esas incunvenientes yo nunca la madrugada antes de acostarse.
orujaba. Sin embargo él pare.
Guadalupe era la encargada de ció sentirse contento con lo ha llevarle la bandeja, puedo asebitación. Como era bastante os. gurar que la arrojaba dentro del eura, se acomodaba a sus necesi cuarto pues la pobre mujer su.
dades. Dormia hasta el oscure.
fria el mismo terror que yo.
cer y nunca supe a qué hora se Toda su alimentación se redacia acostaba.
a carne, no probaba nada más.
Cuando los niños se dormian, Perdi la poca paz de que go. Guadalupe me llevaba la cena al zaba en la casona. Durante el cuarto. Yo no podía dejarlos so dia, todo marchaba con aparen. los, sabiendo que se habia le.
te normalidad. Yo me levanta vantado o estaba por hacerlo.
ba siempre muy temprano, ves Una vez terminadas sus tareas, lia a los niños que ya estaban Guadalupe se iba con su peque.
despiertos, les daba el desayuño a dormir y yo me quedaba по los entretenia mientras sola, contemplando el sueño de Guadalupe arreglaba la casa mis hijos. Como la puerta de mi salla a comprar el mandado.
cuart quedaba siempre abierta, La casa era muy grande, con no me atrevía a acostarme, te.
un jardin en el centro miendo que en cualquier momen cuartos distribuidos a su alrede. to pudiera entrar y atacarnos. er. Entre las piezas y el jardin no era posible cerrarla; mi mari había corredores que protegian do llegaba siempre tarde y al no las havitaciones del rigor de las encontrarla abierta habría penlluvias y del viento que eran sado. llegaba bien tarde.
frecuentes. Tener arreglada una Que tenía mucho trabaj, cilo caso tan grande y cuidado el jar alguna vez. Pienso que otras on si diaria ocupación de la ma cosas también lo entretenian.
fana, era tarea dura. Pero yo Una noche estuve despierta Emaba mi jardin. Los corredo.
hasta cerca de las dos de la na res estaban cubiertos por enre fiana, oyéndolo afuera. Cuan daderas que floreaban casi todo do desperté, lo vi junto a mi ca el afio. Recuerdo cuanto me gus ma, mirándome con su mirada taba, por las tardes, sentarme lija, penetrante. Salté de la ca en uno de aquellos corredores a ma y le arrojé la lámpara de coser la ropa de los niños, entre gasolina que dejaba encendida el perfume de las madreselvas y toda la noche. No había luz eléc de las bugambilias.
trica en aquel pueblo y no hu biera soportado quedarme a os En el jardin cultivaba crisan curas, sabiendo que en cualquier temos, pensamientos, violetas de momento. El se libró del gol.
los Alpes, begonias y heliotro. pe y salió de la pieza. La lám pos. Mientras yo regaba las plan para se estrelló en el piso de la tas, los niños se entretenian bus drillo y la gasolina se inflamo cando gusanos entre las hojas. rápidamente. De no haber sido Son rios que se bañan cuando lo anochecido de todas las palabras siembra la confusión y la desnudez del sueño está dormida sobre los nombres intimos de lo que fue una flor. yo sin nombre y solo con mi cuerpo sin nombı.
llamándole amarillo al azul y amarillo a lo que nunca puede jamás ser amarillo; feliz desconocido de todos los colores.
Mi morido dc tenía tiempo pa.
ra escucharme ni le importaba lo que sucediera en la casa. So.
lo hablábamos lo indispensabie.
Entre nosotros, desde hacía tiem po el afecto y las palabras se ha bian agotado Vuelvo a sentirme enferma cuando recuerdo. Guadalupe habin salido a la compra y dejó 8l pequeño Martin dormido en un cajón donde lo acostala durante el día. Fue a verlo va.
rias veces, dormia tranquilo.
Era cerca del mediodía. Estaba peinando a mis niños cuando of el llanto del pequeño mezclado con extraños gritos. Cuando llo gue al cuarto lo encontro gol.
peando cruelmente al niño. Aun no sabría explicar cómo le qut.
té al pequeño y cómo me lancé contra él con una tranca que en contré a la mano, y lo ataqué con toda la furla contenida por tanto tiempo. No sé si llegué a causarle mucho daño, pues cai sin sentido. Cuando Guadalupe volvió del mandado, me encontró desmayada ya su pequeño lleno de golpes y de araños que sangraban. El dolor y el cora.
je que sintió fueron terribles.
Afortunadamente el niño no murió y se recupero pronto.
Temi que Guadalupe se fuera y me dejara sola. Si no lo hi zo, fue porque era una mujer no ble y valiente que sentía gran afecto por los niños y por mí.
Pero ese día nació en ella un odio que clamaba venganza.
Cuando conté lo que había pa sado a mi marido, le exigl que se lo llevara, alegando que po dia matar a nuestros niños como trato de hacerlo en el pe queño Martin. Cada día estás más histérica, es realmente do.
loroso y deprimente contemplar te así. te he explicado mil ve.
ces que es un ser inofensivo.
Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él. Pero no tenia dinero y los medios de comunicación eran dificiles. Sin amigos ni parien.
tes a quienes recurrir, me sentía tan sola como un huérfano.
Mis niños estaban atem ri.
zados, ya no querían jugar en el jardín y no se separaban de mi lado. Cuando Guadalupe salía al mercado, me encerraba con ellos en mi cuarto. Esia situación no puede con tinuar. le dije un dia a Guadalupe. Tendrem que hacer algo y pronto me contesto. Pero qué podemos hacer las dos solas. Solas, es verdad, pero con un odis.
Sus ojos tenían un brillo extraño. Senti miedo y alegría La oportunidad llegó cuando menos la esperábamos. Mi marido partió para la ciudad a arre glar unos negocios. Tardaria en regresar, según me dijo, unos veinte días.
No sé si él se enteró de que mi marido se habla marchado, pero ¿A qué fruto sin árbol le habré dado mi nombre con este olvido lívido de tan feliz memoria?
En el Tabasco nuevo de un jaguar despertado por los antiguos pájaros que enseñaron al dia a ponerse la voz igual que una sortija de frente y de canto.
Jaguar que está en Tabasco y estrena desnudez y se queda mirando los trajes de la selva, con uan gran penumbra de pereza y desdén.
y los Por nacer en Tabasco cubro de cercanías húmedas y vitales el olvido a mi nombre y otra vez terrenal y nuevo paraíso mi cuerpo bien herido toda mi sangre corre.
Correr y ya sin nombre y estrenando hojarasca de siglos.
Correr feliz, feliz de no reconocerse al invadir las islas de un viaje arena y tibio He perdido mi nombre.
He perdido mi nombre. En qué jirón de bosque habrá quedado. Qué corazón del río lo tendrá como un pez, sano y salvo. Me matarán de hambre la aurora y el crepúsculo.
Un pan caliente el Sol. me dará al medio día Yo era y 70 y ahora sólo uno, uno que sale uno de cerca y lejanía.
El bien bañado río todo desnudo y fuerte sin nombre de colores ni de cantos, Defendido del sol con la hoja de tóh Todo será posible menos llamarse Carlos.
Repaso nocturno Toda la noche batalló con la noche, los enamorados cierran los ojos en lo alto del bese: nl vivo ni muerto. tientas penetrando en su sustancia, la noche se abre para ellos y les devuelve lo perdido las palabras dormidas en los labios del agua, en la Jenándose hasta el borde de sf mismo.
frente del árbol, en el pecho del monte, Primero fue el extenderse en lo oscuro, El vino negro en la cona hecha de una sola gota de sol, hacerse inmenso en lo inmerso, oscuro cuerpo a cuerpo con el tiempo sin cuerpol reposar en el centro insondable del reposo.
Cayó de rostro en rostro, la visión doble, la mariposa Ilja por un instante en e Fluía el tiempo, fluía su ser, de año en año, centro del cielo, Tluian en una sola corriente indivisible, hasta el primer vagido: en el pla derecha un grano de luz y en la izquierda une zarpazos somnolientos el agua cala y se levantaba, humus de vida, de sombra.
Pe despeñaban alma y cuerpo, pensamiento y huesos; tierra que se destierra, Reposa la ciudad en los hombros del obrero dormido, ipedia redención el tiempo, cuerpo que se despace, la semilla del canto se abre en la frente del poeta. pedia el agua erguurse pedía verse, vivo para la muerte, vuelta transparente monumento de su calda?
muerto para la vida.
El escorpión ermitaño en la sombra se sguza. Noche en entredicho, Río arriba, donde lo no formado empieza, el agua se desplomaba con los ojos cerrados. esta hora hay mediadores en todas partes, instante que balbucea y no rcaba de decir lo que quiere Volvia el tiempo a eu origen, manandose.
hay puentes invisibles entre el dormir y el velar.
Saldrá mañana el sol, Alla, del otro lado, un fulgor le hizo señas.
Los dormidos muerden el recimo de su propia fatiga, se anega el astro en su luz, Abrió los ojos, se encontró en la orilla; el racimo zolar de la resurrección cotidiana; se ahoga en su edlera fija?
ni vivo ni muerto, los desvelados tallan el diamante que ha de vencer a la ¿Cómo decir buenos dias a la vida?
al lado de su enterpo abandonado, Doche No preguntes más, Empezó el asedio de los signos, nun los que están solos llevan en sí su pareja encarnizada, no hay nada que decir, nada tampoco que caller.
la escritura de sangre de la estrella en el cielo, en cada espejo yaco un doble, El pensamiento brillo, se apaga, vuelve, has ondas concéntricns que levanta una frase un adversario que nos refleja y nos abisma; Idéntico a sí mismo se devora y engendra, se repito, al caer y caer en la conciencia.
el fuego precioso oculto bajo la capa de seda negra, ni vivo ni muerto, Ardió su frente cubierta de Inscripciones, el vampiro ladrón dobla la esquina y desapareoe, ligero, en torno siempre al ojo frio que lo plensa.
tanto y señas súbitos abrieron laberintos y espesuras, robado por su propia ligereza; Volvió a su cuerpo, se metió en sí mismo, eamblaron reflejos lácitos los cuatro puntos cardinales. con el peso de su acto a ouostas el sol tocó la frente del Insomne, Bu pensamiento mismo, entre los obeliscos derribado, se precipita en su dormir sin sueño el asesino, brusca victoria de un espejo que no refleja ya bingues fue piedra negra tatinda por el rayo, ya para siempre e solos, xin el otro; ingen.
Pero el sueño na vino.
abandonados a la corriente todopoderosa, OCTAVIO PAZ Ciega batalla de alujunes flor doble que trota do un tallo único.
Paris, 1950.
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