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IDEAS COMENTARIOS ACTUALIDAD Coordinador: Luis Burstin Del renombre Novela corta por Georges Conchón sen que le Nunca me habia encontrado con Saawal antes de que el go blerno hijo de la Revolución ma encargó estudiar su caso y hallarse un arreglo honorable.
Como nuestro país no es muy grande y una evidente comunidad de intereses ha tejido en el transcurso de los siglos vincu los bastante estrechos entra nuestras dos familias, las ocasiones de encontrarnos no dehicran haber sido raras, pero yo soy dos años menor que el y esta circunstancia basto para impedir que nuestros caminos se cruzaran. En realidad, segui mos un mismo camino: el que entonces dirigia los hilos de alta burguesia (a menos que no se ejigiese ej oficio de los armas, pues nuestra academia ml litar gozaba de buena reputación) a través de Europa, incluso, para los más afortunados, a través de los Estados Unidos, de escuela en escuela, de universidad en universidad. Aunque los caprichos de cada uno hubieran tenido en todo esto más parte que las consideraciones propiamente pedagóglCAS, es fácil de comprender que marchando un poco después que Saawzl y volviendo en el mismo sentido que el, llegué a Oxford cuando el acababa de ir más lejos, y lo mismo en Boston, y lo mismo en Yale, y lo mismo en Vancouver.
No por ello tenia menos el sentimiento de conocerle bien.
y hasta, verdaderamente, de quererle, tanta era la impresión que el dejaba por todas partes impregnado profunda y perdurablemente los espiritus, Cuando parti de Boston donde permaneci cinco semestres, se seguia celebrando a Saawzi como si se acabara de Irse la Vispera. La admiración que le profesaban en los campus era total y vehemente: la más pequena reserva hubiera sido considerada como una falta de buen gusto, obra de un espiritu envidioso o muy rastrero. Tam poco la nutria, de ningún modo, el recuerdo de esas proezas del estudiante que cada promoción gusta ensalzar. Se dedicaba al todo Sawzi tanto a su manera de ser como la superioridad de su espíritu.
De ahi, sin duda, mi ilusión de contar entre sus intimos sin jamás haberme acercado a él: todo el mundo le imitaba.
Habla para todas las cosas, para cada ocasión de la vida, un estilo Zawi que hasta hubie.
ra podido decir el minuto en que la imitación se convertia en parodia. Viendo lo que faltaba a los demás para igualar su modelo, yo veia a Snawzi.
Para ser exacto, se debe afadir que esta autoridad, o este genio, como se quiera, se le Teconocia no sólo por nosotros, los suyos, no sólo por todos los estudiantes originarios de las naciones del Oriente Me dio, sino por cantidad de nuestros condiscipulos americanos, los cuales eran los menos entusiastas, de modo que puede ser descartada la sospecha de una celebridad fundada en la unica necesidad, que naturalmente experimentábamos, de proporcionamos un gua, No se producia en el mundo un acontecimiento importante en que la pregunta no fuese: Que pensaria Saawzi. Qué diria de esto Saawzi?
Cualquiera de los que se juzgaban más amigos suyos le escribia entonces y su respuesta provocaba comentarios sin fin, Todos en el sentido de una nJirobación que hubiera podido decirse clega si lo propio de cada análisis de Saawzi no huhiera tratado precisamente da proyectar la luz sobre esa parte de sombra donde se esconden las grandes crisis. O, menos, yo no recuerdo que nin guna de sus proteins durante todo aquel tiempo fueran desmentidas. Tampoco habla remedio preconizado por Sanwal que no acabara por parecernos mos cuerdo, y sobre todo mas realista, que todos los compromisos por los que el mundo so ondenaba.
En fin, que éramos partida ros suyo y cualesquiera fue cado, por la proximidad de la decision. ja sola idea de que antes de una hora podria entregar el Fénix de nuestra geneTación al tribunal de la Revolución, con la consecuencia fácil de prever, un nudo de angustia se me hizo en la garganta Fete exceso de responsabilidad me aplastaba. Literalmente, me daba miedo a mi mismo.
La aparición de Saawzi hubiera debido, sin embargo, quitar a este asunto todos los aspectos sagrados con que ya lo dificultanuestras querellas las Sin embargo, este cañonazo no damentales sobre las que el de ba. Era gordo y Ico, Yo me amás vivas versaban entonces llegó a desilusionarnos del to bate tropezaba desde hacia ho cordaba de las fotografias de sobre las mayores o menores do. Pocos dlas más tarde, la ras, fueron también las que no Yale, de Boston: un Sawzi estransformaciones socialistas tesis oficial y, estoy seguro, me pudieron dar. Se me acor tupendo. Habia dupliendo su vo que nuestras sociedades po nuestra convicción intima que do un poder discrecional, del lumen. No se sorprendia la exdrían soportar por lo menos ria que Saawzi hubiese optado que mi orguljo podria sentirse presión de sus ojos entre tanestábamos de acuerdo en pen por mirar al aborrecido régi satisfecho pero no mi interés. ta grasa. Era leo, gordo, sucio.
sar que el estado de la mayor men desde el interior. Todos El viaje hasta fue de Enorme. Desde ese instante, suparte de los problemas que se saben que esta clase de papa los de prueba: sesenta horas po tenia delante de mi a un le planteaban al mundo árabe rrucha és moneda corriente. Es de una carretera que apenas, ser acabado en todos los senno tardarianen encontrarse ra ta se hizo aprobar más fácil. fuera de la capital, ni siquiera tidos, anunciando esta dimisión dicalmente cambiados por el so mente cuanto que, por alta que merecia el nombre de pista, todel cuerpo, con toda claridad, lo hecho de la existencia de estuviese, la función que ha dos los puentes cortados por los la dimisión del espiritu. EinSaawal. Asi pasamos dos o tres bia candescendido en aceptar recientes combates, travesias ve mediatamente vi que le habian años en la certidumbre de no nos parecía muy inferior a las deables que no terminaban nun pegado. Vj rastros de sangre setener más que hacer que espe capacidades que nosotros le a ca. Debl enfriarme la última ca en su djeliaban Grité.
rar su aparición, que nadie tribulamos. No obstante, acaba Joche. Llegué hecho polvo, tiri Vinieron. Solo pedi que le quidudaba deberia ser muy pro por reventar. Saawi subia. tendo de fiebre. Anochecia. La taran las cadenas. Durante todo ximo y deslumbrante.
No subió más que al puesto ciudad me pareci auri mos el tiempo que duró la operaEstas disposiciones eran tan de gobernador de la provincia miserable, de aspecto aún más ción, mis ojos no pudieronablen conocidas, y generalmente de la más extensa y tam siniestro del conoch partarse de aquella sangre encijuzgadas tan poco desatinadas, bién la más pobre un desierto quince años antes. Dormſ ape ma de él.
que al anuncio del golpe de Es casi de punta a punta, algunos nas, y sin embargo fue sueño Sin más preámbulos, sin hatado militar fomentado en Ju onsis, un poco de petróleo, ape tras sueño, siempre delante de cer ninguna de Ins preguntas nio de 1952 por los elementos nas comunicaciones con la capi Soawzi, yo acusador, luego acu que habría preparado y que ya más reaccionarios para detener tal. pero llegó un momento, a sado, y de nuevo acasador, pero me parecían falsos protextos, le nuestro pals en la via de los proximadamente a mitad de ca entonces el rostro de Saawzi sa anuncié que su suerte dependía timidos progresos en que pamino de nuestras pruebas en convertia en el rostro de mi pa enteramente de mí, es decir, a recia comprometido, el Ti que sus últimos partidarios no dre, tan pronto disgustado, in fin de cuentas, de el pues que mes y el New York Times no pudieron ya poner en duda la dignado, tan pronto suplicante, yo no exigia nada más sino que dudaron en escribir que Dara realidad de su reintegración. el conjunto de un estilo clave reconociera nuestra Revolunuestros puskistas no era todo Ahora bien, el hecho debe pa de los sueños tan elemental que ción. Me contestó que no lo hatener tanques, que también derecer increible a los que conocen Tecuerdo haberme reido varias ria. Por qué? Se callo. Le dije bian contar con la audiencia, la clase de locura que el exilio veces. Para inmediatamente vol.
que si él nos reconocin, yo pende una naturaleza más moral desarrolla en los espíritus, yo ver a empezar, saria para el para él y para que política, que acababa de afirmo que ninguno de entre Pasé el dia siguiente consulnosotros, en componendas hoconquistarse un joven de vein nosotros, en ningún momento, tando los expedientes donde se norables. No me preguntó cuátícinco años, Seguía un parale hablo de horca para Saawzi. Hu encontraba resumida paso a les. Ese regateo duró más de lo entre Gandhl y Saawzi el biéramos podido obtener de la paso la administración de Saawuna hora. Yo estaba tan interecual, por audaz que parecie resistencia interior que añadie zi, pero sin hallar en ellos nasado en arrancarle las palabras ra, no por ello respondia mera su ejecución a la lista de da decisivo para hacerme UD que le hubieran salvado al nos a una especie de verdad, las represalias que replicaban juicio. Como casi siempre en mismo tiempo que servirian una verdad de época, verdad entonces a la liquidación de casos semejantes, los peores ri de alivio a mi buena concienen el orden del sentimiento, tentos de los nuestros; la pro gores que él habla manifestado cia, que bien pronto, con ayuda De Vancouver, donde me sorpuesta no se hizo. Se tomó el a los nuestros estaban, no digo de la fiebre, me imagino, la có prendió la noticia me apresure scuerdo de no volver a pronun anulados, pero sí un tanto ajera, una especie de inconsciena marchar a Londres, ignoranciar su nombre. No hay odlo temperados por no demasiado cia, algo así como la pasión da do que así elegia mi tierra de que no exija ser un poco ale rrras decisiones de clemencia.
no perder, era yo el que preciexilio durante doce largos años, gre. Nosotros hablamos dendo Sin embargo, cuanto más avansamente le proponia puestos, lo mismo que lo ignoraban los de odiar a Saawzi del mismo zaba, más se apoderaba de ml funciones. Ni por un momento casi cien muchachos de mi edad modo que un enfermo aplaza la ira contra otro aspecto de pude atravesar el bloque do que alll llegaron conmigo, des ria sin cesar, de poder ser, el Saawzi: su apatía, su resignagrasa y silencio que él me 0de Ginebra, Paris, Heidelberg, momento de sufrir.
ción el, a quien yo sabía espi ponia. Todo lo que pude sacar Saawzi) De él no sabiamos Naturalmente, este ritu de tantos momento recursos ante de él fue esto: que se juzgaba más que su vuelta al pais po llegó, tan pronto llevaba a clo la miseria de esta provincia. Incapaz de servir a hombres que cos meses antes, su instalación la revolución, y no fue ciertaTal como la habia hallado, as despreciaría como abogado y el buen éxito la dejaba: la misma mala alimente por nzar si la ambigüeLe repliqué que, sin embarde los contactos que ya había dad que no podía dejarse de mentación, los mismos tributos go, acababa de dar un abundan tomado con las gentes de ΕΙ notar en nuestra actitud propagados a los endémicos, y na te ejemplo, citandole los nomCairo. Nosotros le esperamos. porcionó la ocasión de un prida en el orden económico, nt bres de dos o tres ilustraciones Tal era nuestra confianza de mer choque serio con nuestros siquiera una iniciativa que hu del régimen derribado, en los verle pronto al frente nuestro, biera demostrado aunque hermanos del interior. Habionsolo que se decia que la ferocidad aque estuvimos casi un año sin dose atribuido bien pronto a dlfuese la esperanza de quebrar compañaba a una inteligencia de levantar un dedo. Apenas si osa versos londinenses el designio la maldición. Con este senti ias más mos redactar media docena de de hacer escapar al gobernamiento llegué a la prisión, donde Eran militares me dijo proclamas. En cuanto a exten dor de a su Justo castigo. rogué al director que me deja Los militares son tan de otra der las bases, tan siquiera teo siguió a ello una junta del conra su despacho para un interroraza que en ellos el desprecio ricas, de una posible resisten sejo de la revolución que se engatorio que ciertamente no mo es un sentimiento superfluo. Por cia sin cesar nos contenia el tablo en el tono más violento, preocupaba mucho rodear de el contrario, a vosotros os cotemor de construir en la arena, manteniéndose así toda una demasiadas consideraciones.
по nozco. Os he conocido demasiadebiendo la llegada a Saawzi che. De este modo, fui designa Aunque la jornada había sido do por debajo de mi para que lo repito, proveer a todo. do para ir al lugar de los he jarga, me sentía un poco más la inversión de las posiciones Avidamente, lelamos la pren chos y cuidarme de Ins medidas animoso que la vispera, pero sin me sea soportable. Créeme, no 54 del nuevo régimen, a la vez que habria que adoptar. Esto duda fue alli, mientras esperaba podría.
esperando y temiendo ver su compromisa satisfizo a los Ion a Saawzi en aquella habitación nombre. La primera vez que lo blen, para decir de la ceAnenses. que me sablan exen donde tres ventiladores empren encontramos en la primavera to de una hostilidad de prinel dian el más vano de los combagera a la que puede llegarse de 1953, enterándonos de que con un Saawzi incluso tan caido, pios respecto a Sonwzi, y a sus te contra el implacable calor un decreto le había puesto al confieso que esas pobreterias no cusadores, a quienes el hecho húmedo de que la fiebre frente de uno de los principasolamente se me impusieron side yo no haberle visto jamós mentacó de nuevo. Volvió de les departamentos del Ministeno que, de momento, me paporecla de buen augurio; pero golpe a mix pensamientos el recieron la expresión de una rio de Economia, fue como si runndo pedí jnstrucciones precimismo color de pesadilla que la la tierra se abriese bajo nosotros, jucidez sin por. Para terminar sas. las mismas razones fun noche anterior, y aun mas mar y sin que el me hubiera acordado nada acerca de los princpios no fai dueño de negarje el único favor que me 50licitaba que fue el de dejarlo al frente de una explotación da pita que su familia poscia en los alrededores y que nosotros nos dispusimos a nacionalizar.
Se me ha criticado mucho fines de esta semana reiniciaremos la publicación del ensayo de don José Fi. cerca de esto. Sin embargo, gueres, MEDITACIONES DE DICIEMBRE, 1959, que ha provocado gran interés en mientras no se me presenten todos los grupos intelectuales y políticos del país. Las causas que explican la inte.
pruebas formales, me negare a ver la mano de Sawzi en la rrupción de esta serie de articulos son obvias. Decia don Santiago Ramón y Cajal, revuelts que, en efecto originada refiriéndose a esto, que nuestros amigos y nuestros conocidos son capaces de respe en provocó la secesida tar con lealtad nuestros bienes, nuestro hogar, nuestras ideas, excepto nuestro tiemde otras tres provincias y nos po. Numerosas personas han estado inquiriendo acerca de la reanudación de estos ar sieue procurando al presente tículos de don Pepe, y muchas de ellas nos han manifestado su interés de participar ins más vivas inquietudes. Esta en una amplia Siscusión de las ideas expuestas en ese ensayo. De tal manera que, con hipótesis me parece verdaderamente demasiado fantastica y aestas inquietudes, talvez tengamos la oportunidad de disfrutar de un intercambio de venturada, cuando la miseria, la nivel cultural y politico como el que hace rato se merece nuestro pueblo, particularsola miseria, basta para aplimente ahora que ya parece haber comenzado el habitual intercambio de las otras carlo todo.
cosas. Nuestros lectores tendrán oportunidad, estamos seguros, de comparar, y de ha De Le Fitata Littéraire, cer sus propias meditaciones de junio, 1970.
Número 1232. Dlelembre de 1969 Enero de 1970 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Meditaciones de diciembre, 1969 por José Figueres

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