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ſa pintova Luisa de aenz.
Una vocación ascendente.
La critica frente a la emoción la técnica.
La mujer y el arte Dos cuadros que justifican un a carrera artistica En el caso de la pintora Luisa González de Sáenz, el hecho definido que tendría que apuntar el crítico, no como simple detalle sino como rasgo esencial en la labor de la artista, es Ta existencia de una vocación ascenundente, que implica, desde luego, un can dominio técnico también ascendente y tid una ampliación constante de la conek idd cepción y de la realización artísticas.
Ella se inició en la Academia, que remos decir, en el método académico, que tiene el fin de convertir en una asignatura de lujo, en un amable pasatiempo de adorno, la dura disciplina de la pintura. Era lógico que sus primeras aficiones artísticas fueran académicas. Pero lo que hay de notable en esta artista, lo que realmente la ha hecho triunfar, es el imperio de una verdadera vocación, que transformó su personalidad y le dió un sentido evolutivo y un valor a su arte. De la academia no siempre es posible liberiarse. Los que por ella han pasado sienten siempre su influencia, a menos que posean una personalidad superior.
En el caso de la seño ra de Sáenz hubo esa personalidad y es tan to más notable cuanto que se trata de una mujer.
No pretendemos, con las últimas palabras, restar capacidades artisti cas a la mujer: Hacemos ver única mente que el arte verdadero, no el académico, es un motivo de deve.
nir y está en perpetua evolución, pues to que refleja el pensamiento de las épocas y llega a posesionarse de la vibración misma de la lucha vital, en todas sus manifestaciones. Quiere el decir que el artista requiere la comprensión de ese medio en que va a actuar y el temple necesario para abarcar y realizar los propósitos. y los medios ilimitados del arte, sin otro freno que el de la disciplina que necesariamente le imponen la realidad y la persistencia del oficio como medio de hacer vivir sus sueños. No se.
ría posible negar la capacidad femenina para el dominio del arte, cuando existe el caso de Virginia Woli en la literatura y cuando el mismo caso al que dedicamos esta pagina demuestra las posibilidades de comprensión y de superación en medio como el nuestro.
Quien observe la evolución artística de la señora de Sáenz debe necesariamente apreciar que, al lado de la trayectoria de una artista que se ha libertado de prejuicios y que se propone realizar su obra de acuerdo con su propia sinceridad, corre paralela la trayectoria de una tenaz obrero del arte, que se ha propuesio vencer paciente y gradualmente los problemas plásticos de la pintura. Ella va hacia algo concreto y cada vez está más próxima a ese algo y más segura de sí misma.
Contrariamente a algunos artistas del vanguardismo, no necesita excusus y explicaciones para su obra. De la obra de vanguardia muchos errores y muchas vocaciones falsas se excusan de masiado fácilmente bajo el aspecto sentimental de errores de juventud o de tentativas de orientación. Nosotros nos explicamos todas las desorientaciones y errores de la juventud rebel.
de, pero desconfiamos siempre ante la ingenuidad permanente como ante la ingenuidad demasiado consciente. Por eso abrigamos plena confianza en la labor de la señora de Sáenz, cuya trayectoria es continua, nítida, sincera y sencilla en su evolución.
En Luisa de Sáenz no ha existido una preocupación determinada, que haya cristalizado ya como tesis definitiva. En toda su primera época parecía posesionada del concepto de que la pintura es fundamentalmente emoción colorista. aun dentro de este concepto avanzó considerablemente desde sus primeros cuadros, en que había exceso de fantasía colcrista y exceso de sobriedad también, hasta los que presentó en la exposición del coño pasado, en que obtuvo la prime.
ra Medalla de Oro, dotados ya de un lenguaje, de color vigoroso y denso, pero al mismo tiempo de una preocu.
pación de dominio y de armonía, que daban a sus obras suprema elegancia. En sus temas, le ha interesado la observación inteligente de la vida: el panorama de la casa, de la calle o del campo; la exaltación de la belleza que hay en las cosas y en las gentes simples y humildes.
No conocemos toda su labor de este año. Lo que hemos visto, sin em.
bargo, basta para justificar las apreciaciones anteriores y para confirmar las dos conclusiones que nos interesa destacar: la de que en esta artista hay una vocación oscendente y la de que, considerándola ya como un gran va lor del arte nacional y tomando en cuenta la lógica trayectoria de su evolución. va rectamente hacia un triunfo definitivo en la carrera que con tán.
ta nobleza y esfuerzo ha seguido.
La hora 11 DE OCTUBRE DE 1937 Pág. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.