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Vicente Sáenz

4 EL IDEAL da El Ideal.
sorto a Gotas frías salpican mi frente; el ruido que antes imaginara de lejanos tambores sonoros, me parece ahora de miles de cajas metálicas derrumbadas con eco estruendoso en un declive pétreo, y acompañadas en su espantosa caída de peñascos gigantescos. Me he dado cuenta de que estoy al pié de una catarata; me siento sobrecogido, abismado. Allá arriba la tempes.
tad se ha desencadenado; los nubarro.
nes negros se agrupan y pelean como titánicos monstruos, que luego desfilan triunfantes. El trueno surge sonora y monótonamente. Una armo.
nía majestuosa producida por infernales instrumentos, en la cual canta la tempestad coreándola a lo lejos, los GUILLERMO TRISTAN bramidos del retumbo y los silbidos Bibliotecario del Liceo de Costa Rica, colaborador imponentes del huracán, armonía en la cual no puede haber desafinación posible, pues es la orquesta dirigida tad del más poderoso, del más sublime por la brava y diosa naturaleza.
VICENTE SAENZ Los relámpagos parecen hogueras de los dioses. La Naturaleza!
Nuevo Director de este quincenario infernales en el horizonte, como fraSan José, 15 de junio de 1914.
guas de Vulcanos celestiales que alumMario González dolorosos de las nocturnas aves. Llue.
bran y espantan con sus vívidos fulve fuertemente: dominando el monó deza permanecí algunos instantes abgores. Sobrecogido por tanta granEn broma tono ruido que producen las gotas de la vez atónito, apoyado en Cuando me fué ofrecida la dirección lluvia al deslizarse de hoja en hoja pe el podrido tronco de un árbol desga del Ideal, nacido en Heredia, se rezosamente, se oye a lo lejos algo jado por el rayo. Poco a poco noa me vino inmediatamente a la cabeza la pero muy vago, como redobles de claridad difusa se esparce por la selva: idea de cambiarle de nombre. Estuve tambores lejanos. Qué será? Quie la luna, reina de la noche, se levanta en efecto con algunos de mis comparo cerciorarme, debo avanzar. La no.
majestuosamente detrás de la cresta ñeros buscando una palabra adecuache es oscurísima y con dificultad me de la montaña. La tempestad mitiga da, pero nada, no la hallábamos.
interno; el follaje espeso impide mi su furor; el agua adquiere al ser ilu Vaya. dijo de pronto uno de ellos, paso, los insectos fosforescentes pasan minada por el astro de la noche, tin. ya la tenemos: Et lux facta est. ante mis ojos deslumbrándome; sigo tes plateados.
en contestación a aquel otro periódicaminando; las negras y nocturnas Examino entonces el majestuoso co, Fiat Lux.
aves al sentir mi presencia huyen lanzando estridentes silbidos que repiten salto de agua: altísimos palos blancos ¿No les parece?
Imposible, contestó otro; eso sería, sonoros los ecos de la selva. La llu que extienden allá arriba sus verdes ramas como para darle sombra, le ro además de un romanticismo imperdovia moja mis vestidos, estoy calado dean; parece un enorme invernadero nable, un atentado horrible contra el hasta los huesos. Sin embargo, quie. de vidrio sostenido de blancas colum leuguaje. Tenemos en castellano sufiro ver, y veré.
nas de mármol. Ahora todo es calma, cientes nombres, y a qué negarlo, poLos árboles parecen enormes fan el antiguo estruendo ha pasado. Pa co conocemos nosotros del latín; para tasmas que al soplar el viento muerece que cuanto me rodea quiere con qué meternos en camisa de once vaven sus flacos brazos, y sacuden con fuerza sobre mí, blancas y cristalinas diosidad monstruosa del espectáculo, templar conmigo y admirar, la gran ras. Tiene razón, contestamos todos, y perlas, como protestando de mi presencia en el oscuro y bello palacio, no apreciada antes por la oscuridad solamente acordamos dejarle por vomde la noche. Parece que alguna musa donde ellos son su principal adorno. hubiese querido avivar el ensimismabre el que ya llevaba: EL IDEAL.
Indecible terror embarga mi espíritu, miento de ese ente absorto, que algupero mi curiosidad es mayor, y avan. na ninfa tratase de impedir que cosas zo, avanzo.
exteriores estorbasen su admiración, De pronto se abre ante mí un abis.
y volando había subido para extender CALLE CENTRAL NORTE mo negro, muy negro. Veo una cosa sus blancas alas y recoger en ellas coparduzca que se precipita ruidosamenmo en una concha, las gotas de lluvia, Periódicos Folletos te en sus hondas entrañas, y que des pide de cuando en cuando destellos vino de la contemplación humana abHojas sueltas flotaba arriba como el producto diCheques que hieren mi vista, en medio de sorta en algo magestuoso.
Tarjetas de visita aquella horrible, de aquella pavorosa Facturas Etiquetas. Invitaciones oscuridad. El agua sucia se hunde en el abismo, como si algún reptil gi Con profundo dolor, con verdadera PRECIOS MODICOS gante y pavoroso se hundiese estrepi. pena, abandoné aquel templo divino, tosamente en su madriguera. aquel altar do se reflejaba la magesIMPRENTA GREÑAS Libros Recibos talonarios TMPRENTA GRESAS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.