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EL PACIFICO sido ayer.
ZOS.
LECTURA DEL DOMINGO Después, mi padre contestó la He visto en un ángulo de la plapregunta que yo le había hecho, del za «una joven que con solícito EL PABELLON modo siguiente.
cuidado, guía una anciana ciega. FAUSTO)
Rápido como una exhalación, me lanzo hacia el pabellón, Hace veinte años, me dijo era yo Me envuelvo en sus pliegues. hace muchos años que fué.
an oficial, lo mismo que ese que lleMas paréceine que hubiese. Indultado. gritó el Presidenvaba el pabellón.
te, desde el balcón del Palacio.
Era niuy joven.
Es dulce remembranza mía que Un segundo grito de suprema feDos afectos, no más, llenaban mi licidad, contesta al primero.
se conserva indeleble en mi mente.
espírita: mi madre, una anciana, Era el jueves de Junio.
La anciana ciega está en mis braciega, que se conformoba con tocar Se celebraba el Corpus.
los entorchados de mi uniforme de Guíame me dice donde está Un inmenso gentio llenaba la subteniente, y la que ahora es tu la bandera.
plaza.
madre.
Cuatro batallones formados en Llega.
Lo mismo que hoy, era el día de Se arrodilla.
dos filas, dejaban espaciosa calle, Corpus. hesa el fleco de oro que adorpor entre la cual circulaba la gente.
Se me había designado para con na sus bordes.
Mi padre, viejo Coronel, me con. ducir ese día la bandera.
Desde entonces me descabro resducía de la mano, llevándome de Estaba en mi puesto.
un lado otro. mientras salía la petuoso ante ese trapo de azul y Faltaba muy poco para que la blanco.
procesión.
procesión empezara.
RAINOLFO.
Allá, en un ángulo de la plaza, Pero de pronto, veo venir una II de Marzo de 1899.
un apuesto oficial, sostenía en altu joven que con solícito cuidado, guía un vistoso trapo de azul y blanc, por entre la multitud, una aucia CUESTIONARIO PORTEÑO con fleco de oro en las orillas, sus.
na ciega.
pendido en el extremo de un palo ¡La pobre se había empeñado en 13 En La Nueva Prensa lei, que terminaha en dorada punta de pasar siquiera cerca del oficial, que como peusamieuto de Jenofonte, lo lanza.
ese día ha recibido el gran honor siguiente. Es de tanta importancia Al pasar frente a él, mi padre se descubrió respetuoso.
la enseñanza de la agricultura, como de ser porta estandarte! Es su hijo!
que ella enriquece los indigentes. Papá ¿por qué saludas ese Está orgullosa de él. y arruina los ignorantes. militar, que es menos que tú?
Senti un vértigo.
Como hallo absurdo que «la en No lo saludé él, sino la Ayancé dos pasos.
señanza de la agricultura arruine bandera, me contestó.
El pabellón barre el suelo. los ignorantes. pongo en duda que. Por qué ese pedazo de trapo te infupele tanto respeto?
iii Mi madre, la anciana ciega, ha Jenofonte dijera lo que La Nueva pasado sobre él. Prensa le atribuye.
Mi padre no tuvo tiempo de con¿Hay quién puela aclarar esto?
En aquel momento, la procesión El Consejo de Guerra me senten bre la importancia de la enseñanza ¿Qué tué lo que dijo Jenofonte sosalía.
ció muerte.
de la agricultara. Será posible Dios se acercaba. Había hollado la bandera nacio admitir que, según el susodicho JeÈI abanderado adelantó dos pasos, ual!
nofonte, se arruinen los ignorantes Extendió en tierra el trapo de El cuadro estaba formado.
que se dedican a estudiar la agriazu) blanco, el Rey de los reyes Como gracia especial, no se me cultura?
pasó sobre el han vendado los ojos, ni se mne han Agricol Baudin.
Era ceremonia que se acostum atado las manos.
braba en aquel tiempo.
El pabellón estaba allí. Un nicaragüentse. He visConcluyó todo.
to en el último número de EL PAAquel trapo que tanto llamaba Era él el insultado y debía pre CÍFICO, que se trata en un remitido mi atención, fué llevado a una casa senciar el castigo, de poner en duda la noble y vi tuomuy grande, que le decían «Pala. Apunten. grita el jefe encar. sa acción del «Erize. y se quiere cio. gado de mandar la ejecución. por algunos, hacer creer que es miPero al pasar, dos inisoldados Cinco fusiles se bajan.
tolópico el hecho y el personaje presentaron sus armas relucientes, al mismo tieinjo que la inúsica teSus hocas se dirijen mi pecho que representa la statua que hay, caba una marcha, que aun resuena Pero no tiene tiempo de gritar en Alajuela. de la Patria agradeen mis oídus. fuego. cida nuestro héroe legendario. y testame. A diez pasos.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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