Guardar

국. LA PRENSA LIBRE Cuentos del Domingo. sein de nous lágrimas obertes دوامه. an. za la casa, II. bajó.
BIEXAVENTURADOS LOS QUE LLORAN.
lencio tus lágrimas. y observa. Doña Ubaldina, que ardía en LA PRENSA LIBRE.
Si de aquí unos ocho diez deseos de perdonar. aceptó la días dura todavía ese pequeño es explicación. Entre tanto lo ame REDACTOR, cándalo, ren de nuevo verme, nazaba siempre: Rafael Cari anza.
Domingo, de junio.
y juntas combinaremos entonces. Míra, que si vuelvo saber lo que deberás hacer.
No te digo más nadal. Acepto de buen grado tus los dos amantes celebraron LOS TRES HUECOS UNA AMIGA. mY los hombres todavía más consejos, mi buena amiga; pero las paces del modo más definitique las apariencias.
no se si tendré fuerzas para conte. vo posible.
Érase una mañana del mes (ARTHUR AZEVEDO. El llanto recrudecía.
ner mi indignación y mis celos. Poco antes de la hora en que de Noviembre del año 1863. yo que tenía tanta con. Has lo posible por sofocar debía llegar Mello, el dueño de Cruzábanse por el espacio fian.
Dona Ritita Torres, la más en aquel in los. Acuérdate de que eres macon su corazón intacto, oscuros nubarrones que dasencilla. a. to. la más virtuosa de las gra.
dre. Cuando un matrimonio no Venancio, que bajaba la escale. esposas, adquirió hace tiempo la. Qué quieres tú que yo te vive en la inás perfecta armonía, ra, se detuvo, y volvió subir ban aquel día un aspecto dolorosa convicción de que su haga? preguntó doña Ubaldina la educación de los hijos se hace tres o cuatro escalones triste y sombrío.
para demarido enamoraba escandalosa cuando le pareció que la amiga extremadamente difícií.
cirle Ubaldina: Las doce daba el reloj en mente una señora, vecina de se había serenado un poco más.
Alentada por estos consejos. Quiéres que te diga una la antigua y elevada torre de ellos, que ejercía fingia ejercer. Vengo consultarte. te amistosos y sensatos, doña Riti cosa?
Esa historia de la modis nuestra Catedral.
la profesión de modista. pido que me aconsejes. que ta Torres se despidió de su me ta nos ha venido de perilla; sirve Multitud de curiosos se Hacía muchas mañanas que no tengo cabeza para tomar cualme digas lo que debo hacer. jor amiga y regresó a su casa que ni pintada para desviar cual. encaminaban nuestro viejo Venancio Torres (así se llamaba muy dispuesta cargar con re quier sospecha que mi mujer cementerio, presenciar una el perfido) se levantaba muy tem. quier resolución.
Tú le dijiste alguna cosa. de las escenas tan conmovesignación la cruz del matrimonio. pueda tener de su mejor amiga.
prano, tomaba su baño frío, sadoras como bárbaras, que soboreaba su taza de café, encen. quién?
III. tu marido.
Luego que se quedó sola, doña lían representarse en aquedía su tabaco iba leer la Ga. No; no le dije nada, absolu Ubaldina, que hasta entonces se Ocho días después, doña Ubal. llas épocas.
ceta de noticias debruzado una tamente nada. Me he contenido contuviera duras penas, tuvo dina de Mello recibía un billete El criminal Gregorio Var.
de las ventanas de la sala de vicuanto pude. No quise decidir co. también una larga crisis de la concebido en los siguientes térgas, en medio de una escolsitas.
ininos: Extrañando doña Ritita el he sa alguna antes de hablar, antes grimas.
ta, acompañado de varios de oir mi mejor amiga.
Pero, luego que se sereno Mi buena amiga: parece que cho, porque hacía ya cuatro años Doña Ubaldina se sentó al la. aquella violenta exacerbación de se acabó todo, felizmente. Des. sacerdotes, con un crucifijo que estaba casada con Venancio do de ella, agradeció con un beso los nervios, la moza corrió al te pués que estuve contigo, nunca en la mano, la cabeza rapay siempre lo conociera poco ma prolongado y sonoro esa prueba léfono, y pidió que la pusiesen en más Venancio se levantó tempra da y vestido con la túnica drugador, la mañana menos pen decisiva de amistad y de confian comunicación con la oficina, don. no ni se asomó la ventana. del escarnio, era conducido sada se levantó de la cama, en za, y, tomándole las manos, ha de Venancio Torres era empleado. Dios quiera que esto dure. Qué al último suplicio.
volvióse en una colcha y, de pun bló así. Eh, oiga!
feliz soy! Tuya de corazón. La crónica escrita en esos tillas, sin dejarse sentir, dió con Ritita, el casamiento es una Quién habla?
Ritita Torres.
momentos, decía así: él, enamorando la modista, que cruz que es menester saber llevar. El señor Venancio estár FRANCISCO CEPEDA. El toque funeral de la lo enamoraba también.
Tu marido te engaña. si es Está; voy llamarlo.
La pobrecilla no dijo nada: que te engaña.
campana anunciaba que un Tres minutos después Ubaldi ESTANCIAS.
hombre estaba cercano al volvióse su cuarto, acostose de. Me engaña. Yo lo ví. na telefoniaba al marido de donuevo, y la hora de costumbre. Pues bien, te engaña, sí, pena Ritita que necesitaba hablarle trance supremo: todo era sólo entonces se des ro. con quién? Reflexiona con toda urgencia.
Oh! los infortunados de la vida confusión, desorden terror; son felices aún! El sufrimiento pertaba.
El corrió inmediatamente a la un momento y mira que ese ridíla víctima resignada todo lo es la palpitación del ala herida, Había tenido hasta aquella fe culo enamoramiento de ventana, casa de ella, donde fué recibido el ansia de la fuerza comprimida, miraba; escuchaba los lastila más alta expresión del sentimiento!
cha su marido en olor de un que le hace madrugar y salirse de con una gran explosión de lágrimeros quejidos que su vista rreprensible modelo de todas las sus casillas, es una fantasía El fuego del dolor es cual la llama was imprecaciones.
pasa del vaso en que la mirra se consume, arrancaba a los corazones virtudes conyugales; todavía su jera, una diversión efímera, que. Qué es esto. qué es esto?
purifica y eleva y embalsama; sensibles.
trueca el acibar áspero que inflama, po disimular el golpe; no dejó no vale la pena de tomarla en se preguntó, atónito.
en delicado y celestial perfume. Un momento después, el traslucir su disgusto, no exhaló rio. Lo sé todo! gritó ella. Tu El pesar ēs poeta y es creyente; hombre lleno de vida que una queja, no dejó escapar un tí te parece entonces que mujer estuvo aquí y me ha con las lágrimas son gotas de rocio; veía todos los preparativos suspiro.
eso no vale nada?
tado tus amoríos con la modista la tristeza es el nimbo de la frente, es el vuelo del ángel esplendente Pero las diez, cuando Venan. Hija, no existe en este piade enfrente. de su muerte, no era más por encima del féretro sombrio!
cio Torres, perfectamente almor neta ningún marido que sea ab Venancio quedó aterrado.
que un cadáver ensangrenLa pena es el calvario milagroso; zado, tomó el camino de su ofici. solutamente fiel su esposa. La idiota vino preguntar la prueba y la virtud de la grandeza; tado, expuesto a la vista del na, ella se vistió, salió también, y Has como yo, que cierro los ojos me, mí, que soy tu amante, lo el buitre inseparable del coloso; público entero, para lección el piélago salobre y espumoso fué llamar a la puerta de su meá las pillerías de Mello, y digo que ella debía hacer! Yo le dije de donde surge la inmortal belleza! y escarmiento.
jor amiga, doña Ubaldina de Me. como decía la otra. Mientrás és que cerrase los ojos, que se rePadecer, es gozar de una ventura: No se miró en aquellos állo, que se mostró admiradísima. tuviere por allá fuera, que pasée el signase.
seguir la inabordable lontananza, ciagos momentos al asesila fe perdida o la ilusión futura. Qué es eso. Tú aquí corazón su gusto con tal que agarrándolo con impetuosiLa dicha, que se ignora mientras dura, no envilecido ni anatematiestas horas. Tenemos novedad? ine io restituya cuando se recoja dad por los brazos: no es más que la memoria la esperanza! zado por la sociedad, sino Tenemos. tenemos una al lado doméstico. Aplica, pues. Ah! pero es el caso que yo La desgracia es la madre macilenta tu caso esta filosofía.
gran novedad: mi marido me en no me resigno. sabes? Yo soy la víctima que arrancaba láde los hombres sublimes de la Historia; el genio es una nube de tormenta: gaña. Veo que no sientes por tu tu mujer. sabes? Yo te amo, isagrimas, hondos suspiros y destroza el corazón en que revienta, llenaba de compasión y teY dejándose caer en una silla, marido lo mismo que yo siento bes. mas deja un frío póstumo de gloria, doña Ritita prorrumpió en sollo. por el mío.
Esa es una invención tonta rror los corazones más, em¿Por qué insultas los fúnebres despojos La filósofa mantúvose callada al Yo no enamoro modistas! de tus extintas horas apacibles, pedernidos.
y con un rayo irónico en los ojos. Qué te engaña? preguntó gunos segundos, y dando en Mira Venancio: si continúas dices que los recuerdos son abrojos, Gregorio Vargas fué juzla otra palideciendo de pronto.
doña Ritita otro beso, aun más ese lío, yo lo he de saber, porque y las aspiraciones imposibles? gado por el vulgo, después. adivina con quién. prolongado y sonoro que el pri encargué tu propia mujer de Venera tu aflicción, alma sencilla! de su muerte, como uno de Consagra el ataúd de tus amores!
Con aquella modista. aquella mero, prosiguió así: que me ponga al corriente de Los muertos radian cuando el cirio brilla, los más influyentes bienasujeta que vive frente nuestra Si le hicieres escenas de ces cuanto se pase! Si persistes en cuando el duelo enlutado se arrodilla, venturados, quien encen. casa. los tu marido, solamente con enamorar esa costurera, te voy ante la huesa para echarle flores!
dían velas para que hiciera. Oh, Ritita. eso es posi seguirás que él se aficione de ve dar un escándalo descomunal, Bendice la inquietud de tu destino!
Reverencia el pañal como el sudario! prodigiosos milagros, es deble. ras la tal modista y lo que por tremendo, nunca visto. Te Tu afán es el augusto peregrino cir, ſué canonizado por el No me lo han contado, lo he ahora no pasa, felizmente, de un aseguro que te has de arrepentir y al fin de las fatigas del camino, resplandecen las puertas del santuario: pueblo.
visto; lo he visto yo con estos o amorío sin consecuencias, podrá amargamente. Tú no me conoNo te arredres, oruga, por la fosa Testigos mudos de un drajos que la tierra se ha de comer. un día transformarse en pasión ces todavía.
en que hoy como un cadáver te despeñas; ma sangriento. marcas in¡Un enamoramiento disoluto, es desordenada y furiosa.
Venancio tenía labia; deshizo no te arredres mañana, mariposa. Pero.
candaloso, de ventana ventana!
delebles allí exculpidas que se en disculpas y le explicó lo porque toques la espina de la rosa, porque te quemes en la luz que suenas. Mira que las apariencias en. No hay pero, ni inedio pero! mejor que pudo el motivo de sus jamás ha bodrado el tiempo, gañan.
Cállate, resignate, devora en si madrugadas.
Salvador Dias Mirón.
son esos tres huecos que.
simuló que ܕܕ ZOS.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lízano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    Notas

    Este documento no posee notas.