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8. LA REPUBLICA, Domingo 17 de junio de 1972 LA REPUBLICA Chisporroteos (Columna de Alberto Ceños)
Rodrigo Madrigal Nieto, Director Julio Rodrigues Bolaños. Subdirector Alvaro Cedeño Gómez. Gerepto Genera Wiltredo Chacón Jelo de Redacción e buscar una razón, un motivo, una clave para e escandaloso histórico cisma. Mora era católico, no pertenecia al liberalismo radi cal, y varias veces intentó marchar de acuerdo con el obispo. Pero no pudo.
Editorial Monseñor Sanabria el historiador Victor Sanabria más que la gran figura de la religión y la vida pública ha sido poco más que un mito. Por espacio de muchos años, sus libros han estado agotados, inasequibles. existia la idea de que, en todo caso, se trataba de obras sumamente eruditas, escritas en una prosa llena de circunvoluciones, y por lo tanto poco aptas para el consumo por parte de lectores no especializados.
000 Un traspaso que puede ser suicidio la conclusión a que llega el historiador es la siguiente: el Obispo tenía, dentro de su parentela inmediata, sobrinos muy metidos en política, y tremendamente antimoristas, con rubros de conspiradores. Ejemplos, don Francisco María Iglesias y don Julián Volio. La capacidad de maniobra y de intriga del prime.
ro de ellos hombre inteligentísimo y sumamente ilustrado es conoci da.
000 000. La leyendo o superstición de marras, bien puede terminar, y debería terminar, con la publicación que la Editorial Costa Rica ha hecho de ANSELMO LLORENTE LA FUENTE: PRIMER OBISPO DE COSTA RICA, volumen inicial de las obras completas de Sanabria, y también el primero, cronológicamente de sus libros.
y 000 Publicado originalmente en 1973 destruída gran parte de la edición por su propio autor en vista de ciertas incomprensiones que diz que se manifestaron, y desaparecido desde entonces, este libro resulta para sorpresa de casi todo el mundo más que una apologética biografia de Monseñor Llorente, un agudo estudio de los días de Mora, y un amenísimo relato de interioridades eclesiásticas y aun políticas. Uno de los libros más importantes, en suma, para conocer la década de 1850. Iglesias intentó repetidemente tomar al Obispo como instrumento de sus propósitos políticos de oposición a Mora. en menor escala, Volio también. los ojos del historiador Sanabria, ambos fracasaron en sus intentos. Pero Mora no lo supo, o no lo creyó. vivló muchos años bajo la impresión de que el Obispo Llorente (de capacidad intelectual Inferior a la de sus sobrinos) había caído bajo la férula de estos y era un títere en sus manos.
000 000 El traspaso de las Juntas de Protección Social y de los patronatos a cargo de las instituciones médico asistenciales a la Caja Costarricense de Seguro Social ha abierto un debate en extremo interesante, que abarca los más variados aspectos del problema.
Uno de estos по el menos importante es el referente a la fecha del traspaso.
De acuerdo con el proyecto presen.
tado por la CC. SS. el traspaso queda supeditado a un acuerdo previo entre las partes y tan pronto como lo permita el proceso de universalización de los Seguros Sociales. El argumento de la Caja se apoya en sólidas razones financieras y filosóficas. Desde el ángulo financiero, debe ser la Caja la que decida, en última instancia, la hora del traspaso, de acuerdo con sus recursos y sus planes.
Pretender lo contrario equivaldría a la quiebra de esta institución.
Desde el ángulo filosófico o doctrinario, que inspiró la creación y desarrollo de la Caja, es obligación de esta procurar, por todos los medios a su alcance, la universalización de los Seguros Sociales. Además, este deber es de rango constitucional. Contradice este principio en su misma esencia la pretensión de echar sobre las espaldas de la Caja una obligación de tan vastos alcances, como es la atención de las instituciones sometidas a las Juntas de Protección Social, sin haber cumplido a cabalidad el deber constitucional y social citado.
El proyecto aprobado por la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa reforma el elaborado por la Caja, y no en un aspecto accidental sino en un punto fundamental, cual es el tiempo del traspaso, ya que, en vez de hablar de una facultad otorgada a las Juntas de Protección Social y a la Caja, expresa un mandato categórico, y en lugar de condicionar dicho traslado la universalización de los Seguros Sociales, más bien equipara ambas obligaciones: la universalización y el traspa.
so, es decir, abre una peligrosa brecha de incertidumbre, una especie de tierra de nadie, en la que la Caja estará sometida a las más iadas presiones e intereses de algunos sectores.
No nos parece una medida racional y eficiente en un proyecto de ley dejar estos vacíos o sombras de duda en cuanto al cumplimiento de un mandato legal y, peor aun, en lo tocante a la institución o dependencia que habrá de decidir, en última instancia, el momento de la ejecución de la norma legal apuntada. El proyecto de la Caja tenía la virtud de que, al mismo tiempo que aceptaba el traspaso, sometia este paso a dos requisitos esenciales: los recursos de la Institución y el cumplimiento de un deber básico, cual es la universalización de los Seguros Sociales, es decir, en este proyecto se señalaba un responsable concreto y un límite específico.
El proyecto de la Comisión, en cambio, es en extremo oscuro impresión de que, con tal de satisfacer el objetivo del traspaso, no repara en aspectos fundamentales, que anularian o desvirtuarian no sólo el traspaso en sí sino todo el sistema de salud del país. Lo que no entendemos, en síntesis, es por qué, estando todos de acuerdo en el objetivo, se pretende apresurar una decisión que malogra.
ría dicha finalidad. De aquí al gran problema, hubo pocos pasos. Las aspiraciones se sucedían, y el Presidente se empeñaba en creer que el Obispo estaba complicado en ellas (con vistas de la circunstancia familiar. a pesar de que no lo estaba.
000 Ya en 1933, a los 35 años, Sanabria era un escritor maduro, un prosista sabroso, y un investigador de padre y muy señor mío. salvo quienes se resistan a conocer detalles de la vida de la Iglesia, o aquellos a quienes no interese del todo el período histórico que va de Juan Rafael Mora Tomás Guardia, los demás derivarán placer y enseñanza de la lectura de esta obra.
Tradicionalmente, se han dado dos versiones de asunto: la que presenta al Obispo como un intrigante político, y la que intenta ver en Mora a un persecutor de la Iglesia. Monseñor Sanabria desecha ambas y nos ofrece la suya, que hemos procurado resumir.
000 000 y da la. Fue esta hipótesis bien argumentada la que llevó a monseñor Sanabria a destruir, en 1933, la edición de Anselmo Llorente y La Fuente: Primer Obispo de Costa Rica. El libro es polémico en más de un sentido. Por lo pronto, como era de suponer, es un alegato anti liberal (entendido el liberalismo como el movimiento anti clerical con sede en Guatemala y acaudillado aquí por Montúfar y sus estupendos e inteligentes seguidores. Pero además, es polémico en el sentido de que sostiene un punto de vista no tradicional y no cajonero sobre el gran pleito Mora Llorente que culminó con la expulsión del obispo del territorio nacional ordenada por don Juanito y su Ministro don Joaquín Bernardo Calvo.
000 Gracias le sean dadas al diputado cartaginés Lic. Jorge Solano Chacón, por haber puesto a la orden de la Editorial Costa Rica los fondos necesarios para emprender la edición de las obras de Arzobispo Sanabria. Esta primer muestra es para abrir el apetito.
000 000 Monseñor Sanabria no puede menos que ser un admirador profundo de Mora, y un convencido de su grandeza. De allí parte gracias una vez más a la Editorial Costa Rica por estar cumpliendo con su deber.
OJALA QUE ESTE CEMENTO AGUANTE LA PARED!
AVAL POR 750 MILLONES DE COLONES CARTA DIRECTOR BUEYES PERIODISTAS EJECUTIVO ELEGISLATIVO El viernes 15 de Junio, como otras ocasiones, llegué a mi trabajo en LA REPUBLICA. y estacioné mi carro frente al edificio del periódico en la zona demarcada PRENSA. Al poco rato y con mucha sorpresa, me encuentro un parte de los que hacen las señoritas encargadas de controlar los parquímetros. Cuando le pregunté a la mencionada funcionaria municipal, cuál era el motivo para hacerme ese parte. me contestó que el Colegio de Periodistas había ordenado al Departamento encargado de los parquímetros en la Municipalidad, que pusieran partes a todos los vehículos que no tuvieran la identificación del Colegio mencionado.
Es muy deprimente ver esto, pues los bueyes que trabajamos en los talleres, también hacemos periódico creo yo aunque no tengamos el privilegio de ser Colegiados.
Sin otro particular lo saluda, lalo 73 Bolivar Garro Calvo.
Mecánico de los Talleres del Diario LA REPUBLICA.
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