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8 LA REPUBLICA, sábado de diciembre de 1975 LA REPUBLICA Rodrigo Madrigal Nieto, Director Julio Rodríguez Bolaños, Subdirector Yehudi Monestel Arce, Jefe de Redacción Do Re Ai No todo está perdido en la política nacional.
En Liberación Nacional el panorama aún no está despejado. El proyecto de reelección presidencial, si bien es rechazado por la mayor parte de los diputados, será una cuña metida en la política de Liberación.
EDITORIAL cuanto más dure esta cuña en Liberación, más serios serán los conflictos y menos posibilidades tiene cualquier otro candidato que no sea Figueres El noble Por el lado de la Unificación la división es la consigna, con el agravante de que si es conocido el hecho de que el grupo paquista es más figuerista que don Pepe, en sector de la Unión Opositora o de la Oposición Unida aparecen algunos personajes que, en verdad, no sabemos que intereses sirven: los de don Pepe o los de la oposición.
No nos queda, por ello, más salida que buscarnos un rey.
El Generalísimo Franco zanjó las dificultades de sucesión en España mediante la creación de un rey.
propósito del indulto Si hubiera echado mano del sistema de partidos para elegir el sucesor, España seria, en estos momentos, un hervidero de rencillas y de pleitos, que llevarían al país al caos.
Si la Madre Patria tiene un rey, por qué nosotros no podemos imitarla?
Es cierto que España contaba con la ventaja de que tenía a mano una familia real, una monarquía en potencia, que sólo había que ponerla en acta, al ungir al designado por las Cortes y la voluntad de Franco.
Nosotros no tenemos familias reales, pero, como algún día hay que empezar, habría que escoger una.
La gestión llevada a cabo por Monseñor Román Arrieta como Presidente de la Conferencia Episcopal para obtener el Indulto de unos seiscientos reos, nace de uno de los más finos sentimientos del hombre: el perdón. Siempre, a lo largo de la historia aún remontándonos a los libros sagrados de la India, aparece prevista, en una forma u otra, la facultad para que el Primer Magistrado pueda otorgar esa concesión benévola a quienes han sido condenados a sufrir diversas penas.
Pero, como no poseemos un Generalísimo Franco que nos indique cuál es la familia o el ciudadano más apropiado para instaurar la monarquía, no quedaría más que cometer una petitio principii y retornar al sistema de elección popular para entresacar a la familia que daría origen a la monarquía.
Para expeditar el procedimiento se tomaría el padrón electoral y se escogerían solamente aquellas familias que lleven apellidos hispanos o indígenas, a fin de evitar parentescos reales con otras naciones.
Sin embargo, antes de ofrecerle al pueblo un apellido para seleccionar a la familia reinante, todas las personas que llevan apellido igual llevarían a cabo una convención para escoger una familia.
hemos de entenderlo como el interés en el mejoramiento colectivo, cobra especial aplicación en el caso que comentamos.
Nadie que haya visitado los penales de Costa Rica, particularmente la Penitenciaría Central, podrá olvidar lo que sus ojos vieron. Es un antro de vicio e inmundicia en todo sentido cuyo ambiente sume en abyección a SUS infelices habitantes. Recluir ahí a hombres que ofuscados por circunstancias adversas que los dominaron en un mal momento de su vida cometieron un delito, es propiciar su degeneración y hacerle un mal a la colectividad que tarde o temprano los ha de recibir de nuevo. Todos los derechos humanos que orgullosos pregonamos los costarricenses en cuanto cónclave internacional se convoca para examinar el tema, son flagrantemente negados detrás de aquellos muros. De manera que si unos cientos de personas que no revisten peligrosidad, pueden ser reincorporadas a nuestro medio aliviando así, en muchos casos, el abandono y la miseria de hijos y esposas, en buena hora lo hagan.
No obstante nuestra declarada simpatia por el proyecto, no olvidamos que una reforma penitenciaria seria, profunda, tendiente a rehabilitar a los penados, está en marcha y que habrá de continuar aún con más vigor. Así pues, no contemplamos la solicitud de la Conferencia Episcopal con sensibleria irresponsable, sino como un paso más dentro de aquél movimiento de regeneración nacional.
Se justifica plenamente esta institución juridica no sólo en la necesidad de suavizar el rigor de leyes que quizá han resultado severas en extremo, o de corregir eventuales errores en la adminis.
tración de justicia, sino, básicamente, en el deseo de facilitar la reforma moral de ciertos delincuentes que habiendo obser.
vado buena conducta durante el cumplimiento parcial de su condena, se comprueba que cayeron en el delito por el imperio de circunstancias que les fueron adveras, o, por otra parte, que su libertad se impone por una comprobada necesidad social. Ese análisis conlleva para la sociedad la certeza de que no se están liberando reos peligrosos que aumentarían los riesgos de los demás ciudadanos, sino individuos que pueden reincorporarse normalmente a la vida en comunidad. El indulto lleva implícita una profesión de fe en el hombre.
Concluida esta etapa, el apellido Ramírez, Herrera, Esquivel, Rodríguez, Araya, Céspedes, Arlas, Solano, etc. etc. etc. se sometenía al pueblo para designar, en forma definitiva, a la familia reinante.
Esta familia gobemaría a Costa Rica hasta el fin de los siglos con todas las combinaciones posibles que se estilan en las dinastías. Sólo se prohibiría el matrimonio de alguno de los miembros de la familia real con alguno de los parientes o hijos de algún dictador o delincuente internacional a fin de no contaminar la raza.
Quedará al arbitrio de la familia seleccionar de su seno al rey. Aquella decidirá si lo quiere alto o bajo, bien parecido o feo, gordo o flaco, con la estampa de Juan Carlos o con la de Enrique VIII de Inglaterra.
En cuanto a las reinas, no habría problema, pues en Costa Rica no hay pueblo. villorio, barrio, escuela, festejo, turno o té sin una reina.
Si se necesitase principes tenemos dos: Danilo Montero y Fernando Hemández.
El Himno Nacional, tan venido a menos últimamente ante el número de usurpadores y vendepatrias que por aquí tenemos, se sustituiria por la canción mexicana: Yo soy el rey.
En el caso presente, por tratarse de un número tan amplio de indultos como el solicitado, se creó una comisión especial que llevó a cabo aquellos estudios y asesoró a la Conferencia Episcopal.
La bebida oficial será el Café Rey.
El trámite de un número tan apreciable de indultos para ser resueltos, de ser posible, el 24 de diciembre próximo, como culminación feliz del Año Santo, impone un trabajo agobiante a los diecisiete Magistrados de la Corte Plena, que han de estudiarlos individual y detenidamente y celebrar luego sus sesiones para votarlos.
Ese ha de ser un examen cuidadoso, porque si mal no recordamos, el indulto sólo puede concederse a aquellas personas que cumplan con los requisitos exigidos por el Código para poder obtener la libertad condicional.
Desde hace unos cinco anos, a los costarricenses nos echaron el rey. Sólo un rey podrá devolvemos la dignidad perdida. como un rey necesita siempre juglares alrededor, dichosamente en este terreno somos únicos en el mundo. si el futuro rey quiere esclavos, los tendrá también a montones.
Quizá sea mejor gobernante cualquier pinocho rey que algunos dirigentes politicos que, al llegar a la Presidencia de la República, no han dado la talla.
No tenemos elementos de juicio para estimar el criterio con que se hizo la selección de las personas a quienes se piensa beneficiar, y debemos confiar, por lo tanto en el cernidor legal aplicado por algún penalista y en el tamiz moral de los Obispos, lo que contribuye a hacernos suponer que el posible error en la apreciación de los hechos habrá de ser minimo. Nuestro Código Penal vigente no señala en su artículo noventa los fines del indulto. Si lo hacia el Código anterior, el promulgado en 1941, que autorizaba su concesión, entre otros propósitos por aquellos que se juzgaran de conveniencia pública. Ese principio prevalece fácitamente en nuestra actual legislación, y si Además, cada cuatro años se botan unos 60 o 70 millones en la campaña politica. Para mantener un rey se requeririan unos cuatro millones al año que, en todo caso, sería más barato que la burocracia que rodea al actual Presidente de la República.
Así mismo deberá la Corte expresar su criterio con respecto a cada expediente, el cual deberá estar sustentado tanto en el análisis de las circunstancias humanas que inspiran la gestión de indulto como en la recta interpretación de los principios legales que norman esta institución juridica, cuya tutela le es ineludible.
Tampoco vamos a ser tan vanidosos que pidamos un rey que lo tenga todo para gobernar. Con que sea un hombre de carácter nos bastaría. si al dejar el trono, no tiene nada, esto es preferible a que lo tenga todo.
Costa Rica necesita un rey.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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