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LA REPUBLICA, jueves 20 de mayo de 1976 La vieja capilla del Seminario siguiendo las líneas generales de un estilo cercano al románico, con arcos de medio punto en las ventanas y algunos detalles de estilo gótico. Majestuosa en su pequeñez, fue una de las iglesias de más solemne fachada en nuestra capital: ayudábale a ello el resto del edificio que la acompañaba, cuyo aspecto monástico dio a ese sector de la avenida cuarta cierto indefinible señorío. Sin embargo, aparte del lucido exterior, lo más valioso de la capilla fue su decoración y acondicionamiento. Estuvo esta magnífica obra de arte a cargo de un pintor alemán de apellido Gebauer, quien comenzó su obra maestra en el año 1922.
Sin lugar a exageraciones, puede decirse que no hubo en Costa Rica un templo mejor decorado.
colocadas a ambos lados del presbiterio. El padre José Ohlemuller, mi viejo profesor de Derecho Canónico, me contaba que una de las cosas que más llamaba la atención en Gebauer era su carácter: a veces per manecía días y días sin tocar un pincel y de repente, cuando menos se esperaba reiniciaba su trabajo en silencio y sin que nadie pudiera detenerle. Sin exageración puedo decir que durante los cinco años de estudios secundarios en el Colegio Seminario tuve la paciencia de analizar todos los detalles de la capilla y siempre encontré algo nuevo y simbólico, como si detrás de aquel conjunto la mente de alguien hubiese querido dejar un oculto mensaje, como hicieron los arquitectos y pintores medioevales de que nos habla Fulcanelli en el Misterio de las Catedrales.
Ricardo Blanco Segura en Si yo tuviese que catalogar, con un nombre adecuado, la segunda mitad del siglo actual en Costa Rica, de inmediato le daria uno: la era de la destrucción.
Destrucción de valores de toda índole, renuncia a las tradiciones, oscurecimiento del pasado para hacer que todo parezca fruto de recientes generaciones, etc. entre esa destrucción, la pavorosa fobia que lo antiguo, como testimonio de lo que hicieron nuestros abuelos, produce en algunas gentes del presente.
No se puede negar que de un tiempo a esta parte, gracias a los esfuerzos del Ministerio de Cultura, por un lado, y de grupos de personas entusiastas, por otro, el empeño por rescatar en cuanto sea posible todo lo viejo y valioso que nos queda, ha fructificado en la conservación de muchos monumentos destinados a perecer ante el avance de lo moderno. Pero desgraciadamente esa acción salvadora ha llegado tarde muchos casos y no pudo salvar edificios cuya pérdida es hoy irreparable.
Tal fue lo que pasó con la destrucción inmisericorde de uno de los templos católicos más bellos que tuvo este país, esto si no el más perfecto como auténtica obra de arte: la vieja capilla del Seminario, aquella vieja capilla por cuya única nave desfilaron tudiantes y seminaristas de múltiples generaciones y que hoy ha cedido su campo a un vulgar estacionamiento y más tarde, quizá, a un horrible cajón de cemento de esos de cuyos términos no sale la escasa imaginación de los arquitectos contemporáneos.
Construida en tiempos de Monseñor Thiel, la capilla del viejo seminario sustituyó a le primitiva capillita que estuvo en la esquina sureste del edificio, lugar donde ya convertida en aula y muchísimos años después, hice yo el quinto año de secundaria. La nueva capilla, edificada en la esquina suroeste, detrás del viejo palacio arzobispal, era exteriormente de ladrillo rojo, con guarniciones y zócalo de piedra, La escogencia de los colores, serios y a veces sombríos, formaba un armonioso conjunto de tonos, figuras y dibujos de lo más valioso y rico, cubriendo las paredes y el artesonado de una manera cuya simetría y buen gusto revelaron el excepcional talento artístico de Gebauer. Especialmente el artesonado del presbiterio, en cuyo cielo raso lucía la clásica representación, en cuatro lunetos, de los evangelistas rodeando el estupendo rosetón central, todo guarnecido de caprichosos dibujos de múltiples colores.
En las paredes, las pinturas se extendían como un tapiz, que más que dibujo parecía bordado; en el suelo, el riquísimo mosaico del presbiterio, multicolor y brillante, tan solo comparable al de la iglesia de San Rafael de Heredia.
El cuerpo restante de la iglesia daba la impresión de la más perfecta simetría, desde las inmóviles y hieráticas águilas de las paredes, hasta la cinta de grecas, que, en tres tonos de azul, blanco y anaranjado coronaban los muros en la parte superior.
Toda la decoración, regida por un sentido geométrico marcadísimo no quitaba, sin embargo, flexibilidad al conjunto; una muestra de ello eran las medias columnas la esplendidez de la pintura se unió la belleza de las catorce vidrieras multicolores traídas de la casa de Enrique Oiddtmann, de Linich. Alemania, las cuales con su brillante luminosidad contribuyeron a derramar la luz que, fraccionada en múltiples colores, pasaba a través de las biblicas figuras y se posaba en los muros dando efectos muy hermosos. ambos lados del presbiterio, dejó también Gebauer dos lienzos de grandes proporcion La entrega de las llaves a San Pedro. y Cristo enviando a los Apóstoles a predicar. hoy en día y por milagro conservados en el comedor del Seminario Central en Paso Ancho. todo lo dicho, puede agregarse la magnífica balustrada del comulgatorio, de madera y metal, los confesionarios bellísimamente tallados y la artística balustrada del coro. Entre otros muebles de su ornato, digno es de recordar el altar de la Virgen del Socorro, hecho en el Tirol y que ostentó una imagen traída por el padre Leoncio Piedra de Popayán, Colombia, cuando durante la primera vacante de la diócesis estudió en el seminario de aquella ciudad. El altar mayor fue también una excelente obra de arte, con la imagen de la Inmaculada en la hornacina central y San José y San Vicente de Paúl a ambos lados; la Santa Cena de la parte inferior y el sagrario eran por sí solos dos tesoros de escultura y talla, Nada quedó de todo aquello. La im placable furia de lo moderno, la inmisericorde frialdad ante el arte, la indiferencia y el maldito sentido de lo práctico, acabaron con una joya que por sí misma estaba destinada a perdurar como honra de nuestra maltrecha ciudad capital. Que estaba muy vieja. que estaba débil. que era obsoleta. son las frases que dirían quienes echaron abajo la capilla del viejo seminario. En nombre de tales patrañas cayó también la biblioteca nacional.
Pero el hecho de haber destruido aquel reciento donde tantas veces oí al padre Francisco Māhler interpretar a Bach y a Litz, a cuya sombra me formé y me hice hombre, no quita que hoy. triste consuelo el mío. le rinda el homenaje de mi recuerdo. sabiendas de que muchos, que allí encontraron refugio espiritual y dieron testimonio de la belleza, recordarán también conmigo.
La duda de la traición Rincón del idioma y la lealtad inmerecida VA CONSIGO (O CONTIENE) la retroalimentación del proceso. La obra de Luisa González POSEE una significación simbólica que se queda en el ámbito de SU construcción y le da un valor significativo muy regional.
PORQUE CONLLEVAR no significa llevar consigo u otra idea semejante, sino AYUDAR UNO LLEVAR LOS TRABAJOS SUFRIRLE UNO EL GENIO LAS IMPERTINENCIAS, EJERCITAR LA PACIENCIA EN LOS CASOS ADVERSOS. En todos los casos se emplea como transitivo, es decir, precisa de un complemento directo.
Myriam Bustos Arratia En una publicación, se lee: hondamente preocupados. más bien sumamente molestos por el estado en que se encuentra nuestra comunidad política y económica. Usted, querido lector, los escucha a diario en sus conversaciones, en que se lamentan del desastre a que nos está llevando este gobierno.
Varios de estos señores honestos de Liberación me han expresado lo siguiente. De qué forma puede uno salirse de Liberación deseo evidentemente apropiado sin que uno sea considerado un traidor. Así de claro y concreto me han expresado su angustiosa situación.
Es ya necesario hablar las cosas lo más diáfanamente posible. Estos amigos limpios y preocupados tienen que decidirse entre ser traidores a un partido político. Liberación Nacional que ya no satisface sus aspiraciones éticas, morales y políticas, o bien, ser TRAIDORES a sus conciencias, que le pide el abandono del partido y más bien la búsqueda de los intereses que la Patria solicita: moralidad y decencia, limitación del poder omnipresente y rampante del Estado, y, sobre todo, libertad del individuo en su conciencia y en su acción, de trabajar libremente sin la coacción del Estado.
Es muy claro que la lealtad es un mérito, pero también no debemos dejar que la lealtad se convierta en un enceguecimiento ante las virtudes que pueda tener aquel o aquello a lo que se es fiel.
Un ejemplo clásico es la lealtad de Goebbels y Himmler hacia Hitler. Ahora, en la Costa Rica de hoy. debe uno ser leal hacia aquellos que ya no son dignos de la lealtad, que es algo que se obtiene por el merecimiento honesto. Muy resoluta debe ser la actuación: no se puede ser leal al Partido Liberación, cuando éste no representa los valores que el hombre libre proclama. Hacer lo contrario, es ser deshonesto con la propia conciencia.
Es mayor problema moral ser traidor con la propia conciencia de uno, o con los valores patrios, que ser Traidor. con aquellos que no son merecedores de una lealtad noblemente entendida. Nuestra conciencia demanda ser leal con nuestros valores y dejar de lado a los que traicionan esos valores.
Dr. Jorge Corrales Quesada Son, en consecuencia, correctas las construcciones siguientes, en las que, como puede notarse, el verbo CONLLEVAR se ha empleado en su exacta significación: Juana y su esposo CONLLEVAN sus comunes sufrimientos. El padre CONLLEVA la grosera conducta de sus hijos. En cada una de las etapas se requiere evaluación que CONLLEVA la retroalimentación del proceso (En Nuevas Experiencias Pedagógicas en América Central Seminarios y Documentos CEDAL, Costa Rica, 1975. una Alguien escribió o dijo. Tráigame el OR GANOGRAMA de la Empresa.
Pero debió escribir o decir: Tráigame el ORGANIGRAMA de la Empresa Hay ciertas cuestiones que a uno le preocupan seriamente y a las que se hace necesario, en forma urgente ponerles los puntos sobre las ies.
Ojalá que el propósito de este artículo no sea malinterpretado, pues se trata de señalar un fenómeno político, como lo es la preocupación lógica que afecta a muchos ciudadanos honestos de nuestro país.
Existen muchos liberacionistas de una gran honestidad. Lo digo con toda la franqueza necesaria, pues es obligante aclarar, de una vez por todas, que en este mundo tan diverso uno encuentra personas honorables en todos los partidos políticos, de manera que un fanatismo ciego no debe conducir al hombre libre a la triste generalización de que los nuestros son los buenos y los otros, los malos. Muchos de estos liberacionistas honestos y de trabajo se encuentran La obra de Luisa González CONLLEVA una significación simbólica que se queda en el ámbito de la construcción de LA MISMA y le da un valor significativo muy regional. En Notas sobre LA PIEL DE LOS SIGNOS de Mario Picado y RAS DEL SUELO de Luisa González. Repertorio Americano 3, abril mayo junio de 1975, Costa Rica. Pero debió escribirse: PORQUE El Diccionario de la Academia sólo consigna (ver Suplemento) el término ORGANIGRAMA, que debe llevar y no o porque no se relaciona con organo. sino con organización.
ORGANIGRAMA, como se sabe, significa sinopsis o esquema de la organización de una entidad, de una empresa o de una tarea. En cada una de las etapas se requiere una evaluación que LLEEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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