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EDITORIAL Do Re Ai Absuelta La República El Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados es una titución interesante.
No digamos por aquello de los cortes del preclado líquido. com diria un padre de la patria. NI por los desbarajustes presupuestarios all se dan, según nos Informaba un técnico.
Ni por la duplicidad de puestos, ni por la burocracia galopante.
Ni por las multas de cinco centavos, que llegan hasta treinta y ches y que para ser cobradas deben pasar por tres y cuatro manos empleada ventanilla, el de adentro, ventanilla, cajero.
No. Es que observando determinados trabajos callejeros, rete dábamos aquellos sargentos del ejército, que cuando se echaban encie a un pobre raso, lo obligaban a sacar tierra de un hoyo para llenar or como aquellos carceleros de. cualquier parte, que mantemit entretenidos a los presidiarios, obligándolos a pasar de un lado a on quinientas balas de cañón.
a ¿Qué estarán pagando algunas cuadrillas de esa Institución que, a día sí, y otro también, las obligan a abrir y a cerrar una zanja que a desde el Puente del Incurables hasta la Iglesia de Santa Teresita, and camino a Guadalupe. Será cierto lo que nos contaban, que cuando el entrabamless burocrático no permite entrarle a tiempo a determinado trabajo, la cuadrillas se ven en la obligación de abrir zanjas para volver rellenarlas. Será cierto que un capataz se ve obligado a pedirle a su gente que la lleve suave. porque si no, no tendrán nada qué hacer duranted resto de la semana?
Como es ya de conocimiento público, la Sala Primera Penal rechazó la impertinente demanda con la que el tránsfuga de la justicia, Robert Lee Vesco, pretendía instaurar en Costa Rica un nuevo método que le permitiera continuar todas esas actividades suyas que escandalizan y dividen al país, pero sin la molesta rémora que para él ha venido a constituir la prensa nacional. Posiblemente, a simple vista, a Vesco y a sus asesores se les antojó fácil el procedimiento.
Bastaba con escoger cualquiera de las numerosas informaciones relacionadas con las actividades que realiza cotidianamente el fugitivo y que se vienen publicando en los diarios que no le pertenecen y, como de necesidad resulta que tales noticias relatan actuaciones que habrían de sonrojar al hombre más despreocupado, resul faba sencillo acudir ante los Tribunales reclamando la ofensa a su honra. de la que no sabemos si alguna vez ha hecho gala, para asumir luego una falsa pose de filántropo y ofrecer donar a instituciones de caridad el monto de las sumas que pretendía obtener a título de indemnización por supuestos daños y perjuicios. Es pues, y falsa también, la pose que quiere ahora asumir Vesco por medio de su apoderado, en el sentido de que no de seaba acusar a un periódico. Simplemente le falló el zarpazo que queria dar, haciendo creer, hipócritamente, que respetaba la libertad de los diarios para informar, en tanto que trataba denodadamente de quebrantar económicamente al que se le opusiera.
El refrán, como expresión pura del alma del pueblo, siempre encierra bajo su humilde apariencia grandes enseñanzas e incuestionables verdades. En esta oportunidad ha cumplido aquel viejo proverbio que dice: El diablo hace el canasto, pero no la tapa. Es así como quienes asisten en el ámbito legal a tan nefasto personaje, se esforzaron por lograr una condenatoria de tipo pecuniario en contra de este periódico. Con ello buscaban el doble propósito de quebrantar nuestras finanzas, a la vez que formulaban a los restantes medios de información la amenaza de que si ellos daban cabida a publicaciones relativas a las andanzas de Vesco, también habrian de sufrir severas sanciones económicas. Sin embargo, la integridad del Poder Judicial fornó in efectiva la audaz maniobra, que fue rechazada en todos sus extremos, en parte, porque ni siquiera se cumplieron requisitos formales, simples pero indispensables, para que el fondo del reclamo al menos fuera conocido por los jueces.
Aún conocedores de los defectos procesales de que adolecía el libelo acusatorio, nos sentimos obligados a exponer ante los señores Magistrados la necesidad de que en presencia de publicaciones sobre aspectos como los aquí comentados se asuma un criterio amplio, teniéndose muy presente el marcado servicio que a la patria brinda quien con valentia denuncia públicamente hechos tan graves como los que han motivado en todos los sectores de nuestra sociedad, la firme decisión de expulsar de Costa Rica a Robert Vesco.
Mientras este caso era objeto de análisis y estudio por parte de los señores Magistrados, nos cuidamos de no formular ninguna consideración al respecto para que no se creyera que tratá bamos de influir en su ánimo con la publicidad de estos comenta.
rios, pero una vez fallado el caso, si sentimos que aún con el enorme respeto que nos inspiran los Tribunales de Justicia del país, debemos señalar la importancia que tiene para la libertad de prensa en Costa Rica una interpretación un poco más amplia del sentido que encierra el artículo 12 de la Ley de Imprenta.
Expresa dicho texto que la Sala de Casación no atenderá más que el dictado de su conciencia en la apreciación de los hechos y las pruebas atinentes a los delitos de imprenta, o sea, que no ha de sujetarse necesaria mente normas muy rígidas de hermenéutica, ya que hay un marcado interés público en que se puedan dilucidar por la prensa aquellos problemas de interés general y enjuiciar públicamente a quienes sean protagonistas de determinados hechos, importancia que hace resaltar el mismo artículo al agregar que, cuando la publicación acusada se dirigiere contra quienes ejerzan funciones de la República o sean candidatos a las mismas, se estimará que en el caso existe una atenuante muy calificada si apareciera que el actor ha procedido sin otro móvil que el del interés público.
Los honorables Magistrados de la Sala Primera Penal, no obstante su sabiduría y la seriedad de sus labores, virtudes que nos complacemos en reconocer, no apreciaron quizá en toda su trascendencia las disposiciones del artículo 12 y condenan al acusado por estimar que sus criticas no se dirigían propiamente a un funcionario público, pero olvidan, a nuestro modo de ver, el enorme in rés público que existe en torno a la dolosa conducta de Vesco, como lo revela el intenso y deplorable debate nacional que lleva más de tres años, y que ha abierto nuevas heridas a la patria con las acusaciones formuladas por el ex Presidente Figueres, que revelan los más bochornosos actos cometidos por Vesco en perjuicio de nuestra democracia y de nuestras instituciones. la luz de estas circunstancias, estamos seguros de que como patrio.
tas costarricenses, y como hombres de leyes amantes de la institucionalidad democrática, habrán de reconocer los señores Magistrados la importancia de que la prensa no oculte ninguna de las muchas fechorías que este sujeto comete en Costa Rica, porque, preci samente, la esperanza que guardan los costarricenses de que se pueda erradicar la enorme corrupción que el fomenta, estriba de modo exclusivo en la libertad de que disfruta la prensa para informar, para analizar y para enjuiciar.
Sólo asi lograremos preservar incólume este bastión de nuestra demo.
cracia.
Ya que uno no quiere ser mal pensado; pero, cuando observa esta trabajitos, como los de la carretera a Guadalupe, le vienen ganas de indagar, de averiguar cómo se emplea el dinero de los contribuyentes.
se Un dia se abrió la mencionada zanja. Fue un trabajo relámpago hasta allí, felicitábamos al SNAA.
En cuestión de dos dias, se había abierto y sellado la zanja.
No había pasado una semana, cuando la volvieron a abrir. Habu rebalses de agua, y entonces nos acordamos de aquellos médicos que terminada la operación, recuerdan que la aorta quedó desconectada.
hay que volver a descoser.
Pronto quedó nuevamente sellada, y entonces se dieron a abrir pe queños surcos a lo ancho de la carretera, hasta que quedó dividida com en eras, como aquellas eras que hacíamos en la escuela para sembrar de banos. la semana siguiente, un lunes, allí estaba la cuadrilla, abriendo nue vamente la zanja. Algún chusco, en el autobús, dijo que se le habían que dado varias herramientas enterradas. a nadie le sonó extraño.
Lo cierto es que la zanja vertical ahora tiene zanjitas horizontales. ahí vamos los usuarios, de cachimbazo en cachimbazo, subiendo hadi Santa Teresita, y en espera de las buenas nuevas del Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados.
Marco Retans Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.