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8LA REPUBLICA, lunes 28 de noviembre de 1977 DO RE MI EDITORIAL Elcaso de la Municipalidad de Here dia Toda campaña política en Costa Rica tiene su Instrumental y a tual.
Además de las actividades propiamente electorales, establecidas por las leyes, están las banderas, los pitos de los carros, los símbolos, la propaganda, las canciones, las caricaturas y otros medios de pene tración en el pueblo.
Vamos a las banderas.
Este pais, que careve de sentido histórico y que irrespeta como na.
die los símbolos nacionales aquí el pueblo no canta el himno y no se descubre ante la bandera se vuelve loco por las banderas de los partidos políticos.
Por varios motivos an dudadano enarbola una bandera por adhesión al partido político, por quedar blen con los dirigentes pueblerinos, por Idealismo (cuando el partido tiene ideales. por venganza hacia el contrario, porque ha sido obligado por tus dirigentes (sobre todo cuando un partido se ha burocratizado) o por necesidad (cuando la bandera en el techo se cambla por un regalo, por dinero, por un juguete, por un favor del Estado o del partido, por comida. La Municipalidad de Heredia y, con ella, la ciudad sufre una grave crisis institucional que se refleja no sólo en el estado de abandono de aquella sino en las sesiones de los municipes, en la toma de decisiones y en el irrespeto hacia los ciudadanos.
El pais sufre una seria crisis municipal que se ha tratado de resolver en muchas formas, mediante seminarios, formulación de nuevos proyectos, reforzamiento financiero de los municipios, el planeamiento regional y hasta por medio del pago de dietas a los ediles. Sin embargo, la crisis sigue en pie y sus fallas se encuentran no sólo en el sistema en sl, sino también en la calidad humana de los candidatos a estos puestos de elección popular.
El caso de Heredia es típico. Las arbitrariedades: de un solo munícipe, acuerpado por un grupito de individuos, obligó a algunos compañeros de trabajo a renunciar y ante sus desmanes hasta el Gobierno de la República, en un primero de mayo fatídico para la ciudad, retrocedió más por afán politiquero que por temor. El desorden llegó a tal punto que unas pocas personas clausuraron una via pública.
Llegaron decenas de guardias civiles y, pese a que eran más numerosos estos que los revoltosos, la autoridad no obró en consecuencia.
De este modo, la Municipalidad de Heredia y la ciudad han quedado en manos de un grupito de personas que hace y deshace, mientras que eso que llaman fuerzas vivas ciudadanos vigilantes cada dia se ocultan más en sus casas o en sus oficinas, testimonios públicos de la pasividad que caracteriza a esta ciudad.
Algunas sesiones de la Municipalidad de Heredia en estas semanas, según denuncian algunos ciudadanos heredianos afectados, son una manifestación de irrespeto e irresponsabilidad. No hay reglamentos, no hay normas. La arbitrariedad del presi.
dente municipal es la norma suprema.
El municipio es, por esencia, el gobierno del pueblo y debería ser el primer motor del desarrollo de una comunidad, mas, cuando desaparece de él la excelencia personal para dar lugar al insulto y al irrespeto, todo se trastorna. Este desorden interno se manifiesta luego en las vías públicas, en la suciedad de la ciudad, en la reducción de las calles para construir chinamos, en el Irrespeto a la propiedad privada, en las obras a medio hacer, y sobre todo, en el temor que invade a los ciudadanos, incapaces de rebelarse ante este estado de cosas. los que pudieron haber contribuido a resolver estos problemas se han dedicado a sus intereses personales o politicos.
Los heredianos se propusieron, hace algunos meses, rescatar la Universidad Nacional de las garras de los comunistas. última hora los adalides desaparecieron y sólo algunos se atrevieron a seguir adelante.
Quizá sea hora de que un nuevo grupo decida salvar la ciudad de Heredia del dominio de los demagogos y de los politicos de oficio. Apena que una ciudad, con vocación cultural, haya caído en manos extrañas por culpa de los demagogos, pero también de la desidia de sus habitantes.
Existe también otra razón: porque la tela de esa bandera puede servir para hacerles a los chiquitos una camisa, una blusa a la nina a sencillamente, para que el bebé pueda sustituir la vieja cobija por unos cuantos trapos, sobre todo cuando una familia tiene la previsión de pedir muchas banderas.
Después de las elecciones o cuando la campaña está agonbrande, siempre aparecen, en clertos barrios pobres, muchos niños vestido con los colores de algún partido político o de algunos de ellos.
Esto quiere decir que muchos niños pobres de Costa Rica estrenan cada cuatro años.
Las banderas alegran la vista y cambian el paisaje, mas son la me jor prueba de la Ineficiencia del sistema democrático. Sons derroche inadmisible en un pais atiborrado de problemas sociales, pobre y subdesarrollado.
El costo de las banderas de todos los partidos politicos en esta campania electoral, sumados la tela, la mano de obra y el pago por su colocación en las casas, debe ascender a más de cinco millones de colones.
Esta locura sólo es posible en un pais que confunde los medios con los fines, lo accidental con lo esencial y la charanga con el concierto Solución: artículo del Código Electoral: se prohibe el embanderamiento en las campanas politicas.
Asi ganamos todos. Se economiza el dinero del pueblo, se evitan las sospechas, se minimiza el odio y, sobre todo, al eliminar esta forma de poder externo en el campo electoral, los partidos se ren obligados a atraer a los votantes por otros medios.
No deja de ser democrático el sistema que proponemos, por cuanto elembanderamiento es una forma un tanto ilegítima de presión en los ciudadanos, de parte de los partidos más fuertes, lo que induce a los votantes a orientarse por estas señales extemas, lo cual conspira contra los partidos políticos nuevos o sin medios financieros Se crearia asi en toda campaña electoral sin banderas un ambiente de misterio beneficioso para la democracia: la ausencia de signos exteriores obliga a la profundización y a que los cludadanos reparen un poco más en lo esencial y menos en lo accesorio o circunstancial Otro dia escribiremos algo sobre la técnica de las banderas, ya que en esta materia se ha desarrollado en Costa Rica un arte nuevo y original, una especie de artesania nacional Para que no nos tilden de hipócritas aclaramos que también noso tros tenemos bandera en el techo de la casa.
Al fin de cuentas, es mejor colocar una bandera que una ame tralladora, pero esto no ha de ser argumento para echar por tierra las razones que dimos antes contra el embanderamiento. si quieren ustedes un tema de meditación, vayan a los tugur los vean las banderas. Dos cuestiones ¿Qué esperan sus habitantes de. Los sicólogos dicen que la familia está de sunida en estos tiempos, estas banderas y por qué las colocan all. Segunda: no a trónico que SUOTAL Downblo se visiten los tugurlos cada cuatro años para contar banderas?
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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