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6 LA REPUBLICA, lunes 27 de febrero de 1978 DO RE MI EDITORIAL La ciudadanía costarricense no se compra, se merece. Ah, las vestales pudibundas, molestas porque se va a realizar una reunión para oponerse a la naturalización de Vesco. Ah, las blancas virgenes que claman contra las presiones.
Pero. es que ya no existen en Costa Rica la libertad de expresión y la libertad de reunion?
o. Esta no es una reunión para presionar a los funcionarios públicos, sino para demostrar que en Costa Rica hay decencia y, dignidad.
Presión es la que han sufrido la Asamblea Legislativa, los empleados públicos, los jueces, y la que tendrá que soportar ahora el Registro Civil, de parte de los compinches de Vesco, para que no proceda conforme a la ley y al decoro nacional. Dónde estaban estos que ahora hablan de presiones cuando el Gobierno de Costa Rica ha sido, en estos ochos años, una presión permanente a favor de Vesco, si éste ha construido un aeropuerto sin permiso oficial, si no pagó los impuestos de su yate, si la Asamblea pasada estuvo a su servicio, si leyes, principios e Instituciones públicas se pusieron a su ples. Ah, pero es presión usurpar el poder cuando el pueblo clama con dignidad contra el filibustero, pero no es presión que todo el aparato del Gobierno y el propio Presidente de la República sean los servidores incondicionales de Vesco. Que Vesco amarre al Gobierno y al Presidente, no es corrupción, pero que los costarricenses nos reunamos para pedir que este delincuente no sea costarricenses, es una inicua presión.
El llamado que el Presidente Electo, don Rodrigo Carazo, les ha formulado a quienes, en 1975, pidieron la expulsión de Robert Vesco, así como al pueblo de Costa Rica, afin de luchar contra la naturalización de este delincuente internacional, no constituye violación alguna a las leyes, como lo han manifestado airados algunos defensores conocidos de Vesco.
Por el contrario, la actitud del Presidente Electo se enmarca en las leyes del país y en los derechos civicos consagrados en la Constitución Polltica. Siendo este un estado de derecho y un pais democrático como el que más, no se ha derogado la libertad de expresión ni la libertad de reunión.
Por otra parte, el llamado de don Rodrigo Carazo encuentran asidero en nuestras mejores tradiciones cívicas.
No es una convocatoria para sembrar la violencia o para quebrantar el régimen establecido, sino para atir.
mar nuestros valores y tradiciones, y para demostrar que si las leyes de Costa Rica son amplias y generosas, no lo son tanto para darle cabida en nuestra Patria a un filibustero.
No se pretende tampoco quebrar la voluntad de los funcionarios públicos mediante acto de presión o violentar nuestras instituciones, como algunos falsos defensores de la ley y de la moral pública lo han expresado, sino todo lo contrario: se trata de darles apoyo a los funcionarios que han de decidir, para que sientan que no están solos y que, pese a las amenazas, al chantaje y al soborno, que son el arma corriente de Vesco y de sus compinches, este pueblo tiene dignidad.
Ya hemos visto cómo con sospechosa celeridad se le han entregado a Vesco ciertos documentos y cómo se han apresurado algunos trámites, privilegio del que ciudadanos costarricenses, que han de seguir los pasos lentos de la maquinaria estatal. Esto nos demues.
tra, una vez más, cuán hondo han penetrado los tentáculos de Vesco en los mecanismos del Estado, según ha sido su costumbre en Costa Rica y en otras naciones. Es norma fija de Vesco comprar la conciencia de los políticos y de quienes han de adoptar alguna decisión. Lo hizo en Estados Unidos y esta ha sido su patente de corso en Costa Rica.
La reunión de hoy no tiene como fin, entonces, amenazar reducir la libertad de acción de los funcionarios, sino brindarles el apoyo del pueblo digno de Costa Rica para que sientan que no están solos en esta lucha final contra la mafia y sus cómplices en nuestro país.
Tampoco se debilita con esta clase de reuniones la autoridad del Poder Ejecutivo. En primer lugar, es al Tribunal Supremo de Elecciones al que le corresponde decidir y no al Gobierno Central. En segundo lugar, en todo lo referente a Vesco el Poder Ejecutivo ha perdido su autoridad moral, por cuanto el Gobierno actual, en lugar de salvar la dignidad del país y de expulsar a Vesco, como era su deber, se ha convertido en su mejor aliado y defensor, al punto que el país ha quedado indefenso y su prestigio, en este campo, ha sufrido serio menos.
cabo en el mundo.
Llama la atención, asimismo, que quienes ahora se rasgan sus vestiduras nunca elevaron su voz por la relación íntima y escandalosa entre este Gobierno y este delincuente internacional, o porque el Presidente de la República, don Daniel Oduber, haya utilizado su alto posición para constituirse en el defensor de Vesco y de sus amigos, en mengua del prestigio nacional.
Lo que ocurre es que el sentido de la dignidad nacional, de la Patria, así como la sensibilidad civica han des.
cendido en forma alarmante en estos años, pues lo que interesa es el negocio fácil, el silencio rentable, la sumisión que produce dividendos, el entreguismo que facilita el ascenso en la carrera politica, el temor a oponerse al gobernante o al dirigente politico, porque la libertad de expresión y el coraje moral podrían signiti.
car el término de una profesión política, el boicot en una gestión financiera o cualquier otro obstáculo.
Vesco no puede ser ciudadano costarricense. Es una cuestión de honor nacional y de dignidad personal.
Por favor, sehores, sean un poco más serios y sean más consecuentes.
un. Lo que pasa es que en Costa Rica el ordeño está llegando a su fin.
Los ordenadores de Vesca van a tener que buscar oficio.
Todo el dinero de Vesco no será suficiente para comprar su ciudadanía. Si ya compró partidos politicos, y leyes y defensores, y si ha logrado humillar al Poder Ejecutivo, no podrán sus dolares mover la voluntad y la conciencia de los funcionarios que han de emitir criterio sobre su naturalización. Pero, para que los funcionarios públicos vean que no están solos y que, pese a las presiones oficiales y al dinero de Vesco, este es un pals libre y digno, por ese motivo vamos a expresarles públicamente nuestro apoyo no gozan los Si algunos costarricenses a go go de ahora hubieran gobernado este país en 1856 y hublesen sido allegados de los gobernantes a la sazón, habran fusilado a Juan Santamaria, si hubiera quedado vivo, porque se atrevió a quemar el meson.
Pero, se acabó el ordelle. Nos duele por los ordenadores. Van a tener que trabajar o buscar financiamiento en otras partes. no teman los defensores vesqulstas. Nadie le está usurpando el poder al Presidente de la República. Lo tiene entero y con el seguirá hasta el de mayo.
VESCO EN EL TOBOGAN. Por cierto por qué estos, que tan cerca han estado del poder y que tanto han disfrutado de él, nunca le pidieron a su jefe que, con el poder y la ley en la mano, echara a Vesco de Costa Rica?
Pero, ahora se desgarran sus vestiduras porque unos ciudadanos pacíficos y amantes de su país quieren reunirse para pedir que Vesco no se haga costarricense. Estos defensores de Vesco tienen hogar. Costa Rica es una familia.
Aceptarían ellos recibir en su hogar, como uno de los suyos, a un delincuente internacional. Verdad que no. Pues, cores, un poco más de coherenda.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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