Guardar

LA REPUBLICA. Domingo 24 de febrero de 1980 11 COMENTARIO LA LITURGIA DOMINICAL Dios liberador culmen, a la liberación total. Dios sigue presente en la historia de los hombres, precisamente en las gestas liberadoras. Somos pueblo que peregrina, mas en búsqueda de la casa del Padre; hay un Reino, el inaugurado por Jesús de Nazaret, somos continuadores de esa obra, debemos tomar consciencia clara que la opresión, la esclavitud del pecado está frenando el ad venimiento claro de este reinado de Jesucristo. Somos de Cristo, actuemros pues como sus discipulos.
Las tentaciones del mundo.
Fray Nelson Castillo Valle, Pueblo peregrino.
Las palabras que escuchamos en la liturgia de este domingo, éstas de la primera lectura, nos dejan experimentar a nosotros, nos ponen en contacto, con una realidad imprescindible de la historia del pueblo de Israel, y, que es impronta del nuevo pueblo; la Iglesia. Mi padre fue un arameo errante. pueblo que peregrina hacia la casa del Padre, pueblo elegido de Dios para traer a todos los hombres la salvación. El pueblo que busca la liberación total de toda esclavitud, de la esclavitud del pecado. El pueblo que experimenta su crecimiento y cómo es sometido a la esclavitud, para vivir con más fuerza, radicalidad y convicción un hecho fundamental: Dios es liberador. bajó a Egipto y se estableció allí con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa.
En estas palabras de la Sagrada Escritura podemos nosotros encontrar reflejada la historia de muchos pueblos de la tierra, con una diferencia fundamental, que en medio de esta historia humana, se descubre la historia de Dios con el hombre, y este descubrimiento no puede sino ser en la gesta liberadora. Este pueblo que creció, fue sometido a la esclavitud. nos maltrataron, nos oprimieron, y nos sometieron a dura esclavitud. Pero no lograron destruir la confianza en Dios, porque en la lucha, en el dolor, en el sufrimiento, experimentaron la presencia de Dios. con mano fuerte y brazo extendido. Cuaresma es tiempo de liberación, es el momento del encuentro con el Dios que en medio de la realidad de los hombres realiza la liberación total de la esclavitud del pecado. El Dios encarnado, Jesucristo, condensa en su vida la historia del pueblo, lleándola a Jesús le toca dejar claro cuál es su misión entre los hombres, presente para liberar al hombre de la esclavitud que le oprime y destruye. No viene Jesús a justificar o menos a participar de las estructuras del pecado institucionalizado, no busca el poder, la riqueza, los honores. Viene a buscar al hombre, a enseñarle cual es el camino de la verdadera felicidad, cuál es el sentido de su vida. Las tentaciones de las que nos habla el Evangelista son las tentaciones a las que estamos sometidos constantemente nosotros. Es necesario que también nosotros, los creyentes, tengamos muy claro cuál es nuestra misión en el mundo para que seamos capaces de dar una respuesta tajante y consecuente con nuestra dignidad de hijos de Dios. Si nos dejamos llevar por las tentaciones de este mundo, simple y sencillamente estamos perdiendo la perspectiva de nuestra vida y siendo infieles al que ha dado su vida por nosotros, Cuaresma tiene que ser tiempo de reafirmar nuestra fidelidad vocacional y por ende dar un no rotundo a la justificación y participación en las estructuras de pecado de nuestra sociedad.
Las ones que contier los que se publican en esta página, son las personales de quienes los firman y no coinciden, necesariamente, con las del periódico. 1) La contemporaneidad de nuestra narrativa, en lo que concierne a la novela. pudiera fijarse a partir de Rómulo Gallegos. Con Don a Bárbara, hace cincuenta an os, se inscribe la novela venezolana en el marco del proceso universal del género. Por lo tanto, nuestra epoca de oro comienza con el auge de la novela documentalista y regional en el continente.
Don a Bárbara forma parte de la gran trilogia de novelas, caracterizadas como arquetipicas en el cultivo de lo que el critico chileno, Arturo Torres Rioseco, llamó lovelas de la Tierra La famosa trilogi. ya tantas veces mencionada, esta constituida, como se sabe, por don Segundo Sombra. La Vorágine y Don a Bárbara.
La novela contemporánea venezolana igualmente dejó constancia de la virgilia de los dias del 8, en su novela Todas las luces conducian a la sombra.
Guillermo Meneses es posiblemente el novelista de mayor influencia en la renovación de la narrativa venezolana moderna. Hay dos etapas en su proceso creador. La primera comprende la publicac ón de sus novelas: Campeones, La Balandra Isabel llegó esta tarde y el Mestizo José Vargas. La segunda está representada por El falso cuaderno de Narciso Espejo y La misa de Arlequin. En otras oportunidades hemos comprado el parel renovador de Meneses en nuestra narrativa, con el Onetti en la novelistica del Sr. No obstante por la falta de divulgación de la obra del novelista venezolano, en su debida oportunidad, ha pasado inadvertida para la critica continente.
del Hasta Gallegos, entre nosotros, la novela no habia podido lograr la consistencia necesaria, como género de creación y captación de la realidad contextua, a la vez.
El modernismo tuvo un novelista, ma preocupado de las variaciones del discurso, que del propio destino de los personajes. Este novelista fue Manuel Diaz Rodri ucz.
Por Pedro Díaz Seijas Ramón Diaz Sánchez, Arturo Briceño y Antonia Palacios, son autores de notable producción en los últimos an os. Diaz Sánchez, especialmente con su novela Cumboto, logra una dimensión continental: Antonia Palacio, con Ana Isabel una niñ a decente, nos invita con toda su ternura de mujer a los dias de la infancia, como antes lo había hecho Teresa de la Parra: Arturo Briceño se pasea por el mundo costumbrista y del folklore, en su novela Balumba. De otra generación, en los linderos de lo actual, se sitúan Andrés Mariñ o Palacio y Ramón González Paredes.
Fue necesario realizar un balance, tal vez, para lograr un reajuste en las hasta entonces exacerbadas estructuras de nuestra novela. Gallegos, Pocaterra y Teresa de la Parra, parecen lograr la ruptura de una etapa, que amenazaba con mantener por tiempo indefinido en la madurez, el futuro de nuestra narrativa.
Mariño Palacio apuntó en sus cuentos (El Limite del Hastio. como un narrador excepcional. Perteneció al vigoroso grupo Contrapunto, sacudido en sus entrañ as por el mensaje de Huxley. Dos novelas: Los Alegres Deshauciados y Batalla hacia la Autora, testimonial su alta significación en el proceso novelistico de los últimos añ os.
abandonar la determinante influencia gallerguiana, intentan la ruptura con el pasado. Entre las dé adas de los treinta y de los cuarenta, podrían citarse: Julián Padrón, Miguel Otero Silva, Antonio Arraiz, Lucila Palacios, Alejandro Garcia Maldonado. Nelson Himiob, Guillermo Meneses, Ramón Diaz Sánchez, Arturo Bricen o. Antonia Palacios, Andrés Mariño Palacio, Ramón González Paredes.
Al mencionar las realizaciones de cada uno de estos nombres, en forma ligera y panorámica, nos encontramos con que un Julián Padrón, explora la novela rural, con un aliento poético, indudablemente proveniente de la remozada prosa de vanguardia en boga para entonces. Casi todas sus novelas: Madrugada, La Guaricha, Clamor Campesino.
En este mundo desolado, exhiben la misma técnica y la conformación de sus personajes, obedece a cierta imposición del medio. Se aparta, como excepción de esta modalidad, Primavera Nocturna, novela eminentemente poética, de profundas experiencias personales, enmarcadas muchas, en la insondable dimensión del amor.
Miguel Otero Silva, que se inicia con Fiebre, novela que trata de aprenhender como en gran reportaje, el afixiante clima de los dias del an o 8, en su detenido quehacer de narrador ha logrado aportar a la novela contemporánea, nuevos rumbos, signados de modernidad como en Casas Muertas, Cuando quiero llorar no lloro y Tirano Aguirre, Principe de la Libertad.
Antonio Arraiz, fundamentalmente poeta, escribe dos novelas: Dámaso Velázquez y Todos iban desorientados.
Las dos, son novelas de búsqueda.
Es cierto que ni Gallegos, ni Pocaterra, ni Teresa de la Parra, irrumpen, ellos solos, a tambor batiente, como destructores de un pasado aminoso para nuestra narrativa. Todo fue parte de un proceso. Gallegos, no se puede negar, fue producto de una natural evolución de la creación narrativa en el mundo occidental. Lo anolaba hace ya algunos años el critico venezolano Julio Planchart: el modelo galleguiano estuvo inspirado en el que con gran acierto impuso en el mundo de la última mitad del siglo XIX, Honorato de Balzac.
Pocaterra, tal vez, recibe un poco la influencia de los escritores rusos de la revolución. De alli sus novelas de ciudades, con ciertas caracteristicas de grandes reportajes. Teresa de la Parra, según la mayoria de los criticos modernos, incorpora a su Ifigenia, sus primeras lecturas de Proust, Pocos años después de la publicac ón de Dona Bárbara (1929. un joven novelista. Arturo Uslar Pietrı, sin abandonar de un todo el planteamiento de la novela regionalista, incorpora fundamentalmente a la narrativa venezolana, un tipo de discurso, que por su sintaxis y su fuerte contextura poética. podria ser llamado discurso de vanguardia. El fenómeno se concreta en Las Lanzas Coloradas (1 93. novela que tiene como contexto histórico social, el drama de los días aciagos del añ o de 8 4. Mariano Picón Salas lue de los primeros que observó, el cambio de rumbo en la estrategia narrativa de Uslar. Para el joven novelista de aquel momento, no es el héroe lo fundamental. diferencia de Gallegos. Uslar como en la novela moderna, da mayor importancia al complejo actencial de la narración, como totalidad. Por eso, para algunos críticos, Presentación Campos carece de la consistencia de un Santos Luzardo, por ejemplo.
Con todo, nuestra narrativa permanece en un largo periodo de tanteos. Muchos son los nombres, que sin González Paredes, de preocupaciones enciclopédicas.
especie de poli grafo del grupo Contrapunto, entre sus mejores intentos narrativos, deja una novela de sus primeros años, Génesis, la cual no ha sido justamente considerada en el balance de la búsqueda que nos sitúa frente a la moderna novela venezolana.
En los últimos años, en los que corren, con todo y el hoom de la novela hispanoamericana, nuestros más jóvenes narradores han hecho mutis. El nombre más firme y de obra consistente, es sin duda el de Salvador Garmendia. Su novela Los pies de barro, no tiene nada que envidiar a las mejores, que en nuestra América.
constituyen en los actuales momentos, la edad de oro de la narrativa latinoamericana.
Otro nombre, afianzado en una sola obra hasta ahora, es el de Adriano González León. Su novela Pais portátil.
publicada en su primera edición por una editorial espan ola, ha tenido suerte ante los lectores del continente, Lucila Palacios sucesora de Teresa de la Parra, entre sus muchas novelas publicadas hasta ahora, bien podria figurar entre nuestros grandes narradores contemporáneos, con su Corcel de la crines albas y Tres palabras y una mujer. La primera es una novela de ambiente marino. Es una novela documental. Se desarrolla en la bella isla de Margarita. La otra es una novela en la que la autora plantea agudos y profundos prot lemas de sicologia femenina, puestos de manifiesto al calor de la vida moderna.
Del resto surgen muchos intentos. Hay como perplejidad en los narradores más jóvenes. Parece que algunos quisieran reeditar las hazañ as de Cortazar, de Vargas Llosa, de Fuentes o de Garcia Marquez. Una extrañ a ansiedad de sobrepasar lo ya alcanzado por los jóvenes maestros de la narrativa latinoamericana actual, pareciera acicatear sin resultado positivo a algunos jóvenes con talento, pero sin madurez para la con.
solidación de su proceso creador.
Alejandro Garcia Maldonado, dejó una magnifica novela: Uno de los de Venancio. Nelson Himiob, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    Notas

    Este documento no posee notas.