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El editorial del 29 de agosto ("¿Dejar volar al ICE?") es un caso elocuente que demuestra cómo el periódico que tiene todo un equipo de investigación es capaz de cometer imprecisiones como las contenidas en el artículo.
En el segundo párrafo asegura: “El ICE es una institución voluminosa y muy particular. Posee abundantes recursos físicos, tecnológicos y humanos; disfruta –y continuará haciéndolo– de un monopo- lio virtual en electricidad, a pesar de la posible apertura en telecomunicaciones; está dominado por un sindicato aguerrido y desafiante, cuyos intereses principales son sus propios beneficios y no los del país; y tiene un poderío financiero capaz de afectar la economía nacional”.
A renglón seguido a La Nación le preocupa que, al darle mayor libertad de acción al ICE, se produciría un “libertinaje” en el que “los primeros en abusarse serían, desde luego, los sindicatos”. Asegura que en muchas oportunidades han “editorializado y difundido amplia información sobre los abusos cometidos y privilegios otorgados en las convenciones colectivas, los aumentos salariales por encima de los concedidos a sus homólogos del Gobierno central...”.
Para comenzar, pregúntese el lector cómo un periódico como La Nación que tiene todo un staff de investigadores no sabe que en el ICE no existe una convención colectiva. La única razón que encontramos para explicar la utilización de dicho argumento es el de montarse sobre la campaña sostenida desde hace tiempo por este medio, entre otros, en contra de las convenciones colectivas.
También se “le olvida” que en el último ajuste salarial el Gobierno ofreció y aprobó un aumento que es casi la mitad de lo que se acordó para el sector privado. Lo cierto es que con tales yerros el lector podrá tener elementos para juzgar la veracidad de las acusaciones contenidas contra de los sindicatos.
Todo parece indicar que el gran pecado que nos cobra ese periódico es haber levantado la voz y protesta cuando entregaron las telecomunicaciones a MILICOM y fuimos los sindicatos, junto a otras fuerzas sociales, quienes las rescatamos para el país. ¿Será a eso a lo que se refiere cuando asegura que el ICE “está dominado” por un sindicato “aguerrido” y “desafiante”?
Desafiantes también, pues gracias, entre otros, a la acción de los sindicatos del ICE, somos el último país en América Latina que no ha sido sometido a la privatización de los recursos naturales como el agua, el viento, la geotermia, en el sector energía y las ondas electromagnéticas en el sector Telecomunicaciones. Seguiremos por ese camino.
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