Abrir Noticia Guardar

Enfoque

Por supuesto que a mí se me paran los pelos al saber que hasta yo puedo tener licencia para manejar un tráiler. Nada me impide ir ya ya a hacer el vueltín. Es cosa de aguantar la cola en el MOPT y montar el primer chunche que me presten..., y todo esto antes de que lean mi próxima columna. No deja de sorprenderme que con esa licencia puedo acumular 30 partes, permiso que se parece al que en las películas solo está reservado a James Bond, el agente 007: licencia para matar. Más me alucina que, después de varios años, el MOPT diga queahorita presentará una nueva normativa para impedir que cualquier jorgevargas de este mundo conduzca un tráiler. ¡Ah bueno, menos mal que urgía!
Está bien que todos nos "mesemos el cabello", como en laIlíada dice Homero que hizo el rey Príamo cuando, trastornado, lloraba la muerte de su hijo, el gran Héctor. Sin embargo, en materia del transporte de carga, lo de las licencias es apenas la cereza del pastel. Si ha habido en nuestro país un sector que ha operado con una casi completa desregulación, nula supervisión y ausencia de planificación es, precisamente, el del transporte de carga.
Apuntemos una lista, aclaro que nada pretenciosa, de asuntos que andan en el mundo dellaizzez faire . En los temas de regulación y supervisión anoto estas pequeñeces: tráileres con contenedores tomando atajos por barrios residenciales; tráileres transportando materiales inflamables por centros urbanos a cualquier hora del día; camiones llevando de incógnito sustancias tóxicas sin adecuadas medidas de seguridad ni rotulación (y usted a cinco metros del desastre); unidades excedidas de peso destrozando carreteras en todo el país; camiones estacionados a la vera de cualquier camino y no en sitios designados. Sumen y sigan.
En el tema de la planificación (sí,pace Popper, eso existe y es necesario), hace más de diez años, el gobierno de Figueres Olsen clausuró el ferrocarril, decisión errada que significó poner en las calles a cientos de nuevos tráileres para movilizar la carga que los trenes transportaban. Figueres se la peló, pero la pregunta que hoy realmente importa es esta: ¿seguiremos apostando al transporte por medio de cabezales como nuestra principal y casi exclusiva modalidad para mover la carga dentro de Costa Rica?
Pienso que debemos diversificarnos para sacar presión de las carreteras y bajar los costos de transporte de carga. Creo además que deberíamos regular puntillosamente este sector y ejercer una buena fiscalización; pero, sobre todo, creo que lo que más urge es dejar de pensar que este asunto pertenece a la crónica roja de los sucesos.

  • POR Jorge Vargas Cullell /
  • Opinión
Notas

Este documento no posee notas.