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Líbano (AFP). Un civil y cuatro soldados libaneses murieron el lunes en un atentado con coche bomba contra el autobús en el que circulaban cerca de Trípoli, en el norte de Líbano, según un nuevo balance.
El balance de víctimas aumentó después de que uno de los civiles heridos sucumbiera a sus lesiones en el hospital el lunes en la noche, declaró a la AFP un responsable de los servicios de seguridad libaneses.
El atentado, que se produjo en horas de la mañana, también dejó 27 heridos, entre ellos 26 soldados.
"Una vez más, una mano pérfida se alzó para golpear a la institución militar con un atentado terrorista cuyo objetivo es dañar los esfuerzos en favor de la paz y la estabilidad", afirmó el comando militar.
Según un portavoz del ejército, la bomba, colocada debajo de un vehículo estacionado en el arcén de la carretera, estalló al paso del autobús militar en la entrada meridional de Trípoli, a una hora de mucho tráfico. El autobús, que se dirigía a Beirut, transportaba a 24 personas.
La policía y el ejército libaneses acordonaron inmediatamente la zona.
El propietario del vehículo que estalló fue detenido para ser interrogado, indicó un responsable de la seguridad.
Este atentado coincide con el inicio de un diálogo nacional entre los partidos políticos libaneses que buscan poner fin a la violencia en el país.
Los dos principales bloques políticos libaneses aludieron a un intento de desestabilizar el país.
"Este nuevo ataque terrorista contra el ejército muestra que el Líbano sigue estando en la mira de grupos que no desean que este país maneje sus propios asuntos o goce de estabilidad y seguridad", acusó el jefe de la mayoría parlamentaria Saad Hariri.
El presidente del Parlamento, Nabih Berri, pilar de la minoría parlamentaria, denunció por su parte una tentativa de socavar los esfuerzos de reconciliación.
El atentado, que no ha sido reivindicado aún, fue condenado por Siria, la antigua potencia tutelar de Líbano, que expresó su "solidaridad con el hermano pueblo libanés".
El primer ministro libanés, Fuad Siniora, "denunció firmemente" el atentado y descartó la existencia de vínculos con la explosión de un coche bomba que dejó 17 muertos el sábado en Damasco, además de afirmar que sus autores "no tienen por qué ser necesariamente" movimientos fundamentalistas en Damasco.
Estados Unidos, Francia, España e Irán también denunciaron el ataque, que se produce cuando las diferentes facciones han iniciado, desde el 16 de septiembre, un diálogo nacional para tratar de poner fin a la violencia que causó 65 muertos en mayo y estuvo a punto de desatar una nueva guerra civil.
Otros responsables estimaban que el ataque podía tener como objetivo minar los esfuerzos del ejército por controlar Trípoli, escenario de mayo a julio de violencias confesionales que causaron más de 20 muertos.
"Este ataque buscaba desmoralizar a las fuerzas armadas y perjudicar las relaciones entre los militares y los habitantes de Trípoli, tras el despliegue de tropas", estimó el diputado Mustafá Allouche.
A mediados de agosto, nueve soldados perecieron en un ataque similar, cometido en el centro de Trípoli.
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