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Moscú 1980

María del Milagro París Coronado está en la historia del deporte costarricense como la primera atleta tica en clasificarse a una final de los Juegos Olímpicos.
La nadadora, entonces, abrió brecha en el país y allanó el camino para que otros atletas siguieran su ejemplo, al terminar sétima del mundo y como la mejor de América Latina, en la prueba de los 100 metros mariposa, en la Olimpiada de Moscú 1980.
La prueba tuvo lugar el 24 de julio de 1980 y fue dominada por tres alemanas orientales, seguidas por dos británicas, una australiana, una sueca y la esperanza de los costarricenses, quien alcanzó así la cúspide de su carrera y la mejor actuación hasta ese momento del deporte nacional.
"Había mucha tensión, pero lucía tranquila y totalmente concentrada. Un minuto pasa tan rápido. Siempre me pregunto qué pude haber hecho diferente, para haber tenido un mejor lugar en la clasificación, porque la diferencia entre el tercero y el puesto mío, que fue el sétimo, fue menos de medio segundo. Algo mínimo", comentó ella desde Estados Unidos.
Días antes, en su segunda Olimpiada luego de Montreal 1976 (décima en los 100 m mariposa), la “sirena de Moscú” había nadado sin mayor repercusión los 100 metros libres, los 200 m mariposa y los 100 dorso, como termómetro de su gran prueba, los 100 mariposa.
En esta especialidad consiguió un buen tiempo (1:02:89) con 19 años de edad y superó a 18 de las 25 nadadoras que se inscribieron.
Su recibimiento en el país, la noche del 28 de julio de 1980, fue muy emotivo. Nada comparable con el que tuvo en 1973, cuando los aficionados salieron de sus trabajos para tributarle un homenaje por haber ganado 14 medallas en los Juegos Centroamericanos de Guatemala.
La preparación a la Olimpiada se le complicó y tuvo que multiplicarse para poder entrenar y estudiar a la vez, pues ya se encontraba en su primer año en la Escuela de Medicina.
El retiro de la mejor deportista nacional en la década del 70 se dio en 1983, luego de acumular interminables triunfos dentro y fuera del país. Su personalidad carismática, disciplina y coraje, le permitieron ganar un quinto (1975) y décimo lugar (1978) en los Mundiales, dos quintos y un sexto en Panamericanos y cuatro veces fue la atleta del año en el país.
“Me hubiera gustado ir a la Olimpiada de 1984 –confesó–, pero no podía empezar el internado y prepararme un año más en la natación. Ya era imposible por las responsabilidades. Ahí decidí que tenía que pensar un poco más a largo plazo, en mi carrera y lo que iba a ser en mi vida”.
Logró en 1984 el título de doctora en medicina y cirugía e hizo la especialidad en pediatría. Se concentró, entonces, en su profesión y logró un posgrado en infectología pediátrica, en la Universidad de Texas.
Desde enero de 1998 radica en Estados Unidos. Primero laboró por un largo tiempo en los Laboratorios Abbott, al norte de Chicago, y recientemente se trasladó a Nueva Jersey, donde trabaja con la Compañía Farmacéutica en Investigación.
“Quiero agradecer al pueblo porque fue la inspiración para que cada día me levantara y siguiera entrenando. Y a la gente que viene detrás, les digo que si uno quiere algo, lo puede lograr. Solo hay que tener disciplina y esforzarse”, se despidió París. 1

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