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Un ataque con morteros mató ayer a 24 personas, entre ellas 19 soldados estadounidenses, y dejó heridas a más de 60 en un comedor militar en la ciudad de Mosul, en el norte de Iraq.
Se trata de uno de los peores atentados contra las fuerzas norteamericanas desde que comenzó la guerra, en marzo del 2003.
Un oficial de las fuerzas estadounidenses explicó que el ataque fue con morteros y que, además de los 19 militares, otras tres personas murieron en la acción.
No obstante, un grupo de militantes extremistas iraquíes dijo que fue un atentado suicida.
"No estamos descartando nada", expresó el capitán Phil Ludvigson, un portavoz de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Mosul.
El ataque en Mosul ocurrió cuando muchos soldados en la base Marez, situada alrededor del aeropuerto en el norte de la ciudad, estaban almorzando, dijeron periodistas familiarizados con el cuartel.
El comedor es una carpa con espacio para cientos de soldados.
"La fuerza de las explosiones levantó a muchos soldados de los asientos donde se encontraban. Una bola de fuego envolvió una de las decenas de tiendas de campaña que sirven de comedor y miles de fragmentos de proyectiles, del tamaño de perdigones (de escopeta) alcanzaron a los militares", dijo el periodista Jeremy Redmon, del diario estadounidense Richmond Times-Dispatch .
El periodista, testigo del ataque, explicó en el sitio de Internet del periódico que "en medio de los gritos y la densa humareda que siguió al ataque, muchos soldados reaccionaron con gran rapidez y voltearon las mesas para proteger a los heridos y luego transportarlos hacia áreas seguras".
Visita de Blair
El ataque tuvo lugar mientras el primer ministro británico, Tony Blair, realizaba una visita sorpresa a Bagdad, donde aseguró que la guerra contra la insurgencia será ganada y que las elecciones se realizarán el 30 de enero.
Cuando Blair salía de Bagdad, una ronda de morteros cayó sobre el complejo de la Zona Verde, como suele ocurrir casi a diario. No había informaciones de bajas tras este ataque.
Igualmente, el presidente estadounidense George W. Bush condenó sin demora el ataque y dijo que ello demuestra la desesperación de las fuerzas insurgentes.
"Confío en que la democracia triunfará en Iraq, sé que un Iraq libre conducirá a un mundo más pacífico", sostuvo Bush durante una visita a soldados heridos en el hospital Walter Reed Army Medical Center de Washington.
El general de brigada Carter Ham, comandante del destacamento Olympia en el norte de Iraq, dijo que entre los muertos hay personal militar estadounidense, contratistas de ese país, contratistas extranjeros y miembros de fuerzas de seguridad iraquíes.
Guerra sin apoyo
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