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La ciencia médica en el siglo XXI

El crecimiento de la población costarricense, unido a la migración de centroamericanos, hará que muy pronto lleguemos a 5 millones de habitantes, hecho que aumentará la presión sobre todos los servicios de salud y sobre el medio ambiente. Por otro lado, el envejecimiento seguirá en ascenso y con ello la necesidad de mayores recursos y mejores servicios para esta población que es consumidora muy fuerte de consulta médica, exámenes de laboratorio, medicamentos, camas de hospital, cirugía y prótesis.
Más del 50 por ciento de los nacimientos ocurrirán fuera del matrimonio y la mitad de ellos serán niños no deseados, con un riesgo mayor de sufrir algún grado de retardo mental e ingresar a las bolsas de pobres que demandan cuantiosos beneficios sociales de salud. En estos y otros grupos se incrementarán el alcoholismo, las muertes violentas y los accidentes de todo tipo junto con sus secuelas.
Pari passu, las enfermedades crónicas y mentales como el cáncer, las cardiacas, malformaciones congénitas y la depresión profunda, cada vez serán más frecuentes y sabemos bien que tanto su diagnóstico como el tratamiento son sumamente costosos y complejos, todo lo cual incidirá drásticamente sobre los presupuestos y la capacidad de la infraestructura de salud. Además, los usuarios exigirán un tanto más individual, oportuno y eficiente, lo cual obligará a mejorar las prestaciones mediante la adopción de nuevas formas mixtas y la apertura de mayores espacios para la medicina privada.
Lo que hoy podemos vislumbrar para los próximos años es una fuerte demanda de atenciones sofisticadas, oportunas y personales, todo un reto para quienes tengan que proveer tales servicios. Obviamente se mantendrá la prestación de servicios elementales pero la tendencia será que estos pasen paulatinamente a ser responsabilidad individual en forma de autocuidado.
El desarrollo científico
Por más que alguien quisiera detener el vertiginoso progreso científico y tecnológico de la medicina es muy claro que no va a poder y que en el siglo que comienza más bien presenciaremos avances mucho mayores que los que vimos en el siglo XX. Un posible escenario será aquel en donde muchas enfermedades complejas podrán diagnosticarse in útero o al nacimiento, y en consecuencia múltiples medidas preventivas se diseñarán para evitar complicaciones e impedir discapacidades. Por otro lado, como consecuencia del conocimiento completo que se tendrá del genoma humano y del progreso de las ciencias de la genética y relacionadas, una variedad muy grande de padecimientos crónicos --tanto orgánicos como mentales y degenerativos-- podrán aliviarse o curarse con intervenciones de ingeniería genética o con medicamentos novedosos nunca imaginados.
Se estima que en la línea de producción se encuentran ya unas 40 nuevas vacunas que evitarán igual número de enfermedades y sufrimientos; al mismo tiempo, poderosos medios de diagnóstico no invasivo aparecerán en el enorme mercado de equipos médicos y lo mismo sucederá con los exámenes de laboratorio. Mediante este inmenso desarrollo, la mayoría de los problemas de salud podrán descubrirse a tiempo y prevenirse o curarse eficientemente.
Los transplantes de órganos y los implantes de materiales y aparatos de reemplazo estarán a la orden del día y dejarán de ser intervenciones de primera página de nuestros periódicos.
Aparecerán criterios racionales y razonables para determinar hasta dónde toda esta tecnología podrá aplicarse en nuestro medio, a qué ritmo será posible y con cuáles recursos. Estos asuntos serán discutidos al mismo tiempo que se crean disposiciones para evitar errores en la utilización de todos estos nuevos recursos tecnológicos y para minimizar el error humano en un ambiente tan complejo.
Los servicios
Ante el panorama muy someramente descrito, el Ministerio de Salud estará muy ocupado atendiendo lo que le corresponde, pero deseablemente debería absorber las funciones del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE), toda vez que el ambiente está cada vez más asociado a calidad de vida y supervivencia. Acueductos y Alcantarillados tendrá que fortalecerse rápidamente, pues el deterioro de sus funciones por falta de mantenimiento es muy preocupante; para este servicio esencial, así como para resolver el de la basura, habrá que considerar alguna forma conveniente de privatización.
La Caja Costarricense de Seguro Social tendrá que hacer un descomunal esfuerzo para satisfacer las necesidades de nuestra población y la compra de servicios será uno de sus principales aliados. Por último, el recurso humano adecuado para que funcione esta gigantesca maquinaria no puede ser de segunda clase, de manera que verdaderos profesionales y técnicos tienen que ser excelentes académicamente y rectos en sus principios y valores.
(*) Director del Hospital Nacional de Niños.

  • POR Edgar Mohs (*)
  • Nacional