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Quetta, Pakistán. Pakistán hace frente a una creciente presión para abrir sus fronteras a los refugiados afganos, a medida que aumenta el flujo de personas que huyen de los ataques estadounidenses, la amenaza de hambruna y la creciente anarquía en Afganistán.
Aunque oficialmente la frontera está cerrada, el número de personas que cruzaron el puesto de Shamán (suroeste de Pakistán) pasó de 1.000 por día a 5.000 por día en solo una semana, de acuerdo con la ONU.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) dijo que al menos 10.000 refugiados se encuentran hacinados en el lado afgano de la frontera.
El ACNUR presiona a Pakistán para que le permita levantar campamentos temporales.
Se prevé que los bombardeos de Estados Unidos, así como los años de sequía y el inminente invierno empujarán a 300.000 afganos hacia la frontera con Pakistán en las próximas semanas.
Advertencia
La ONU advirtió de que la cifra de refugiados pueden alcanzar 1,5 millones si Estados Unidos continúa su represalia por los atentados del 11 de setiembre.
Pakistán ya acoge a tres millones de refugiados afganos.
"Estamos preocupados porque miles de personas se están acercando a la frontera", manifestó el portavoz de ACNUR, Peter Kessler. "Todavía no existe un éxodo, pero se dan todos los ingredientes", agregó.
Kessler añadió que probablemente haya millones de afganos en otras zonas remotas del vecino país que están demasiado pobres, enfermos y hambrientos como para desplazarse.
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