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México D.F. Reuters. La guerra de cuatro años del presidente mexicano, Vicente Fox, contra el narcotráfico ha operado en su contra en muchos sentidos, al desatar una batalla por territorio entre los carteles y una ola de asesinatos, además de amenazas contra la vida del propio mandatario.
Fox fue elogiado como el primer líder mexicano en combatir seriamente los poderosos carteles del país, pero analistas temen que su éxito esté produciendo más violencia y ninguna baja en el flujo de drogas hacia EE. UU.
A algunos les preocupa que los narcos de México pudieran desesperarse al grado de atentar contra políticos o promover a sus propios candidatos, un escenario de caos similar al de Colombia cuando perdía la batalla contra los carteles a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990.
Poder. "Durante años el gobierno de los Estados Unidos le decía al gobierno de México: lo que pasa es que el narco sigue poderoso porque tú no desmantelas las bandas.
Ahora, ya desmantelan bandas y no solo no pasa nada, sino parece que está más poderoso el narco que nunca", dijo Jorge Chabat, analista de seguridad en México.
El gobierno del presidente Fox ha encarcelado a varios capos del narcotráfico, como Benjamín Arellano Félix y Osiel Cárdenas, pero actualmente ocurre una dura guerra a lo largo de la frontera mexicana de 3.200 kilómetros, en donde otros traficantes tratan de ocupar esos lugares.
Muchos de los capos encarcelados procuran retener sus imperios desde sus celdas, utilizando teléfonos celulares y mensajeros para coordinar el narcotráfico.
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