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Recuerdan primer aniversario de toma de rehenes en Beslan

Rinden homenaje a las 331 víctimas del asalto y la posterior masacre Putin ordenó a la fiscalía indagar denuncias de fallas en la investigación

Beslan. AFP. Rusia conmemoró ayer el primer aniversario del desenlace de la toma de rehenes más sangrienta que se recuerda, con un minuto de silencio y 331 globos blancos, uno por cada víctima, soltados en el cielo gris de Beslan, y manifestaciones de Vladivostok a Moscú.
Las emocionadas familias que se congregaron en la escuela en ruinas de Beslan, en la república caucasiana de Osetia del Norte, trataron de reprimir sus llantos durante un minuto a las 13H05 locales (3:05 a.m. en Costa Rica), exactamente un año después de la explosión que desencadenó el asalto y la posterior masacre.
Prácticamente en el mismo momento, los medios de comunicación rusos anunciaron que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó a la fiscalía general que investigue todas las informaciones que las madres de Beslan le comunicaron el viernes sobre las insuficiencias de la investigación.
En Beslan, unas 2.000 personas se congregaron en la escuela con los muros cubiertos por telas de color rojo. Aunque el ambiente era de calma y emoción, se escucharon algunos gritos desgarradores.
Asalto. Unas campanadas rompieron el silencio e inmediatamente después, desde el centro del patio de la escuela, 30 niños soltaron los globos blancos. En ese momento hubo un nuevo clamor de gritos y sollozos en la escuela número 1 de Beslan ocupada hace un año por un comando pro checheno.
Dentro del gimnasio semidestruido, donde están colgadas las fotos de las víctimas, había un centenar de rosas. Las familias, provistas de cirios, daban la vuelta a la sala. Algunas dejaban ofrendas, como bolsas de fruta, en los agujeros provocados en las paredes por el incendio y el tiroteo.
Después de la ceremonia en la escuela, los vecinos se trasladaron al cementerio, donde unas tumbas idénticas de granito en color ocre albergan a las víctimas, para asistir a la inauguración de un monumento en su memoria.
Se trata de una escultura en bronce de nueve metros que representa un árbol cuyo tronco está fromado por cuatro siluetas de madres de luto y la copa de niños y ángeles volando al cielo.
Una lluvia abundante mojó la escultura e inundó el suelo. "Llovía también hace un año. Es una señal de que Dios llora con nosotros", dijo Viktor Esiev, que perdió a su hijo en la tragedia.
El Comité de Madres no ha parado de denunciar las carencias de la investigación oficial sobre la gestión de la roma de rehenes y ha llegado a hacer a Putin personalmente responsable del sangriento desenlace.

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