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Los microbicidas se abren camino en la lucha contra el sida

Prueba en monos demostró que el químico evita transmisión del VIH Ayer, en África, arrancó una prueba clínica del gel en 10.000 mujeres

La estrategia de combatir el contagio del sida con el uso de un gel vaginal que impida que el virus logre infectar las células que recubren la vagina de la mujer, ha cobrado fuerza tras demostrar ser eficaz en evitar la transmisión de la enfermedad entre monos.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, probó el microbicida en un grupo de monos macacos. A las hembras se les aplicó el gel antes de que entablaran relaciones sexuales con los machos infectados con el virus.
El químico resultó ser muy eficaz en evitar el contagio de la enfermedad, hasta seis horas después de aplicado. Ocho de cada diez animales que recibieron una alta dosis del gel no se infectaron tras estar expuestos al virus.
Los resultados del equipo liderado por el experto John Moore se dieron a conocer a través de la edición en Internet de la revista Nature (www.nature.com).
Condón invisible. Al mismo tiempo que se daba a conocer el éxito del experimento de microbicidas en monos, ayer en Sudáfrica, Uganda, Tanzania y Zambia arrancó un experimento con unas 10.000 mujeres que probarán durante cuatro años un preparado similar al aplicado en los monos.
La sustancia PRO 2000 de la firma estadounidense Indevus también demostró previamente buenos resultados en animales, no solo evitando el contagio del virus del sida sino también con otro tipo de enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, la gonorrea y el herpes.
Si bien el preservativo es la barrera más eficaz para evitar el contagio del VIH, muchas mujeres se encuentran en la inhabilidad de negociar con su pareja su uso, de ahí la importancia de desarrollar una barrera eficaz e invisible contra el mal.
La meta del microbicida es atacar al virus del sida en la vagina, antes de que se propague por el resto del cuerpo de la mujer.
El VIH, cuando entra al cuerpo, rápidamente logra adherirse a las células de la persona, donde se queda un tiempo en silencio, evitando así que las defensas del cuerpo -las células T-lo puedan ver y atacar.
Callado, el virus empieza a hacer copias de sí mismo y luego de un tiempo sale a infectar más células. Ya para ese momento, la cantidad de VIH es mucho mayor que la de células T, por lo que estas pierden la batalla.
Con un microbicida eficaz se impedirá que el virus ingrese a las células y por tanto se evitaría el contagio del mal que ya ha matado a 20 millones de personas.

  • POR Debbie Ponchner / dponchner@nacion.com POR | DPA
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