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La estrategia del engaño

Dejar a Costa Rica fuera del TLC causará un daño irreparable a todo el país

Se dice que en Washing- ton se da la más amplia discusión sobre la política mundial que existe. No hay semana sin que se lleven a cabo eventos en donde se discutan desde la izquierda, centro o derecha de las ideologías, los principales problemas que el mundo enfrenta. En ese mundo fascinante, participan los más entendidos académicos y los más experimentados políticos. Así, en un mes, se puede conocer la visión de Pascal Lamy sobre el futuro de la OMC o la del Premier de China sobre el desarrollo de su economía.
En otro, el decano de Harvard habla sobre la relación entre la educación y la competitividad o se puede oír a Xavier Solana comentando sobre los retos de desarrollo de la Unión Europea. La discusión se lleva a cabo en vivo, luego es comentada por uno o varios entendidos que pueden estar a favor o en contra y por último, los asistentes pueden hacer preguntas. Llama la atención que todos los participantes parten de lo que podría llamarse "realidades universales", como lo son la globalización, las economías de mercado y los resultados de la apertura.
Uno de los casos más exitosos de lo anterior lo constituye Singapur, un país que hace 25 anos era mas pobre que Costa Rica y que hoy es uno de los más ricos por habitante del planeta. Irlanda, a la postre el más atrasado de los países europeos, reconoció sus problemas, identificó las soluciones, las puso a trabajar y hoy es la joya europea del progreso. Dos países del tamaño del nuestro y con una población similar.
En Asia vemos cómo China sigue creciendo a pasos gigantescos, Corea busca negociar un acuerdo comercial con EE. UU. Rusia lucha por ingresar a la OMC. En nuestro continente, los Estados Unidos ha anunciado la firma de una acuerdo de inversión con los países ASEAN que agrupan 540 millones de habitantes, México ya tiene una economía superior a Brasil y Chile celebra un acuerdo comercial con China. Los europeos, por su lado, anuncian su interés pornegociar un acuerdo de asociación con Centroamérica y Panamá. Y, según The Economist, todos los miembros de la OMC, excepto Mongolia, están negociando acuerdos preferenciales de comercio. El fortalecimiento comercial es, sin duda, un denominador común del desarrollo de estos países.
Algo descabellado. Mientras tanto en nuestro país, un excandidato presidencial argumenta lo contrario. En un artículo recientemente publicado en este diario alega quedespués de haber “estudiado la historia de los países exitosos... hemos aprendido que no hay uno solo que haya puesto en práctica el conjunto de políticas que Costa Rica tendría que adoptar si se ratificara el TLC” con los Estados Unidos. Afirmar esto es simplemente descabellado. La evidencia acumulada por Rusia, sus antiguos satélites como Estonia, Lituania y la República Checa, pasando por Irlanda, México, Corea, Vietnam, Malasia, Singapur y finalmente China demuestra que la apertura de los mercados funciona. ¡Ah, y se me olvidaba, todos también tienen o desean un TLC con Estados Unidos!
Pocos días después, el mismo excandidato ha insistido en queuna renegociación del TLC con los Estados Unidoses posible, ha afirmado que quedarse fuera no tendría “ningún efecto negativo para el país” y, por último, que “Costa Rica se beneficiaría sin el TLC”, tres afirmaciones más falsas que un billete de 3000 colones.
Comencemos por recordar que el CAFTA yafue firmado por los presidentes de Centroamérica y República Dominicana junto al presidente de los Estados Unidos. Ha sido ratificado por Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. La República Dominicana también lo ha ratificado, pero no ha entrado en vigencia debido a que debe aprobar legislación de implementación. El DR-CAFTA se convirtió en ley en los Estados Unidos a partir del 2 de agosto de 2005. Para que se produzca una renegociación, tienen que estar de acuerdo todas las partes, esto es, los siete países firmantes. En varias ocasiones, y principalmente por medio del subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon, y por Rob Portman, ex-representante comercial de los Estados Unidos, quien lo puso por escrito, la Administración Bush ha manifestado no estar de acuerdo con una renegociación. Por otro lado, no existe precedente alguno de una renegociación de acuerdo comercial en Estados Unidos. Finalmente, la autoridad para negociar acuerdos comerciales que el Congreso le concedió a la Administración vence en mayo próximo y no parece ser que vaya a ser renovada. Con tantas señales, insistir en que una renegociación es una opción significa engañar.
Si desconocer que la apertura comercial de Costa Rica nos ha beneficiado, opinar que no necesitamos un TLC con Estados Unidos es irresponsable.Costa Rica vende casi la mitad de sus exportaciones a los Estados Unidos e importa más de la mitad de lo que necesita de ese país. El intercambio comercial entre nuestros países es aproximadamente el 50% del PIB. Las dos terceras partes de la inversión extranjera y el sesenta por ciento del turismo es americano. La relación es evidente y no puede ser desconocida.
Daño para Costa Rica. La posibilidad de quedarexcluido de un régimen de acceso preferencial al mercado norteamericano es real y así lo han manifestado líderes del Congreso y Senado de los Estados Unidos. Como triste ejemplo de ello, se ha anunciado que no se renovarán las preferencias de la Iniciativa Andina, un programa similar a la Iniciativa de la Cuenca del Caribe otorgado a Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia. En el caso ecuatoriano esto puede afectar al menos en $1.000 millones de dólares de exportación y a más de 50.000 trabajadores. Por su parte, la Iniciativa de la Cuenca del Caribe está bajo ataque en la OMC como discriminatoria y no ha podido ser renovada. Una declaratoria en tal sentido podría hacer colapsar la iniciativa y con ello las ventajas que disfrutan nuestros productores.
Por si eso fuera poco, el régimen bajo el que Costa Rica exporta sus textiles, su atún y otros productos vence a mediados del 2007. Sí el CAFTA no está vigente para entonces, ¿quién puede asegurar que los Estados Unidos nos mantendrá un régimen distinto? ¿Cómo vamos a competir con los productos mexicanos, chilenos, coreanos o chinos, haciendo los nuestros más baratos o más caros? ¿En cuáles mercados vamos a colocar los productos que no podremos vender en Estados Unidos? ¿Vamos a ponerle condiciones a quienes nos ofrecen acceso preferencial a toda nuestra producción? Por último, afirmar que Costa Rica se “beneficiaría sin el TLC” es exactamente lo mismo que afirmar que el cuerpo humano no necesitade uno de sus dos pulmones.
Por tres años ya, hemos estado discutiendo un TLC. Mientras tanto, en ese lapso de tiempose desarrolló el I-Pod,podemos comunicarnos por voz y texto,fotografiar y hasta ver televisión por un teléfono y la economía de China ha crecido en casi un 30%.La discusión ha tomado un curso en donde ya estamos poniendo en duda las “realidades universales” que, en el caso de nuestro país, incluye que Estados Unidos es el principal comprador de lo que producimos. Sabemos que el CAFTA puede mejorarse, pero rechazarlo, afirmando que no lo necesitamos, o posponiéndolo por más tiempo, es un crimen contra nuestro pueblo.

  • POR Tomás Dueñas
  • Opinión
Vietnam
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