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Como aficionado de corazón del Club Sport Cartaginés, he visto como década a década, año con año, semana a semana, el querido equipo se empeña en hacer permanente el sentimiento de impotencia que generan en su fiel afición sus pobres, terribles, pavorosas e incoherentes actuaciones.
No, nosotros los aficionados del Cartaginés no gustamos del futbol que juega el equipo: sin garra, desapasionado, sin ambición alguna más allá de no jugarse el chance de descender de nuevo a la Segunda. No nos gusta ver jugadores que llegan al equipo no como un fin en sí, sino a "tomar forma", para luego ir a otro que tal vez sí les merezca la pena, como Alajuelense, Saprissa o Herediano (sin menospreciar a los demás equipos).
Protagonismo perdido. Tristemente, hemos visto como ya no somos parte de los “4 grandes”, como todavía se solía escuchar en la década de 1980, pese al entonces reciente descenso a la segunda división. Equipos desconocidos e incipientes nos han arrebatado el protagonismo y han alcanzado las victorias que se extrañan desde hace ya muchas décadas en las huestes del Cartaginés.
No, este equipo no representa nuestros sentimientos, no nos gustan la derrota constante, la complacencia ni la falta de ambición. Los aficionados del Cartaginés debemos hacer sentir presión sobre el equipo, como lo hacen en Alajuela, Saprissa y Heredia. Que no se engañen los jugadores y directivos ni piensen que su afición está dormida o satisfecha. Este Cartaginés no es digno de representar a la provincia de Cartago ni a sus aficionados. Tal vez la responsabilidad es de todos. ¡Despertemos, cartagineses!
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