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El consultorio de una dentista, un negocio que vendía productos de audio (Tecnoluces) y las bodegas de una distribuidora de pasamanería (Luna Llena de Otoño) fueron destruidos ayer en la tarde por un incendio en pleno centro de San José.
El fuego amenazó con destruir gran cantidad de locales cercanos, entre estos agencias de viaje, dos restaurantes, una joyería y una academia de bachillerato.
Pero la existencia de pasillos anchos, varias salidas de emergencia y una alarma detectora de humo en el edificio donde estaban los locales dañados evitaron que hubiese una tragedia.
Los establecimientos afectados estaban en la segunda y tercera plantas del inmueble, frente al Automercado, en avenida tercera. La emergencia ocurrió a la 1:30 p. m., cuando los trabajadores de la distribuidora notaron humo.
Fuego. "No hubo ninguna explosión. De repente, sonó la alarma contra incendios. Corrí a cortar la electricidad mientras unos trabajadores vaciaban tres extintores.
“El fuego venía de la bodega (en la tercera planta). En eso, uno de los compañeros dijo que no había nada qué hacer", contó Orlando Barboza, administrador de la distribuidora.
Unos 50 bomberos acudieron al llamado de emergencia. Por la altura de la edificación, usaron dos plataformas para lanzar agua desde los flancos norte y este.
Al momento del incendio, el Cuerpo de Bomberos atendía otras dos emergencias en San José centro: la humareda que produjo una planta eléctrica en el Banco de Costa Rica y personas atrapadas al fallar un ascensor cerca del Banco Central.
Causa. Según Javier Castro, jefe de Bomberos, las llamas se concentraron en un área de unos 15 metros de frente por unos 8 de fondo. “El negocio se llenó de humo. La gente se tiró a la calle; algunos se marcharon sin pagar. De todas formas, lo que importaba era la vida”, manifestó David Calvo, trabajador del restaurante París.
Mientras veía a las autoridades batallar contra el fuego, la odontóloga Yirlany Boirivants guardaba la esperanza de que las llamas afectaran lo menos posible su consultorio y su equipo.
“El edificio estaba en excelentes condiciones. Hace seis meses vino un electricista y certificó que las instalaciones estaban bien.
“En cada uno de los locales había extintores; así lo había pedido el Ministerio de Salud. No entiendo qué pudo haber pasado”, expresó.
Pese a las mejoras, el administrador de la distribuidora sospecha que un cortocircuito ocasionó el fuego. Agregó que al momento de la deflagración en la bodega no había ningún trabajador.
“En esas bodegas solo había cajas; ninguna sustancia inflamable”, aseveró Barboza.
Para Javier Castro, las mejoras en seguridad facilitaron el escape de las personas que estaban en el edificio. Colaboró el redactor Nicolás Aguilar.
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