Según las últimas estadísticas nacionales, la construcción es uno de los sectores económicos de mayor crecimiento en Costa Rica.
Tal tendencia también se refleja en el mercado bursátil costarricense, donde a julio de este año los fondos de inversión inmobiliarios crecieron un 37%. Este ritmo de crecimiento despierta siempre una serie de dudas, principalmente desde el punto de vista de las llamadas "burbujas especulativas".
En razón de lo anterior se hace necesario y urgente revisar un tema al que pareciera que en nuestro medio aún no se le ha brindado la importancia que merece, a saber, la generación de un índice de precios de vivienda.
Más allá de lo difícil que resulte su creación por la naturaleza heterogénea de las propiedades el mismo, se hace indispensable en una economía como la nuestra porque su uso permitiría mejorar la toma de decisiones, tanto para el comprador como el vendedor, al tiempo que proporcionaría al gobierno una herramienta para determinar los retornos de la inversión inmobiliaria, especialmente en las viviendas de interés social.
Además, un esfuerzo de este tipo también beneficiaría el mercado bursátil, ya que alrededor de esta figura se podrían desarrollar instrumentos financieros derivados en esos índices, muy semejantes a los títulos indexados a la inflación.
El asunto tiene tal dimensión que recientemente en EE. UU. la Bolsa de Chicago (CME) comenzó a valorar la creación de un mercado de futuros y opciones ligados a la evolución del índice de precios de vivienda de ese país, denominado Case-Shiller.
Con un instrumento de este tipo, un inversionista que no desea involucrarse en la compra de un inmueble, por los riesgos legales asociados y los trámites del caso, podría optar por comprar un título-valor ligado al índice, en cuyo caso, si este tipo de índice sube, el sujeto obtiene una ganancia porcentual muy semejante a la que hubiese obtenido en la reventa de la vivienda que pudo haber adquirido de manera directa.