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¿Lavar la ropa sucia en la casa?

Quienes se oponen a la discusión abierta de los yerros del Instituto Nacional de Seguros, incluida la publicación de noticias en la prensa nacional, alegan que la ropa sucia se lava en la casa. ¿A cuál casa se refieren, cuáles son las dimensiones de esa casa y a quién le pertenece?
De seguir la lógica de ciertos funcionarios del INS, molestos con las autoridades de la institución que han revelado anomalías a la prensa, solo unos pocos elegidos podrían entonces lavar la ropa, excluyendo de la discusión de lo positivo y de lo negativo a quienes están al margen del poder.
Personalmente, coincido con la opinión del subgerente del INS, Luis Ramírez: "el examen de conciencia de una entidad pública es en la plaza, frente a todo el pueblo" (La Nación, 14/9/06).
Eso no vale. La molestia de los miembros del sindicato y de uno de los directivos del INS da la impresión de que en el pasado han optado por callar y ocultar al pueblo, los verdaderos dueños de la casa, las manzanas podridas. Si en manos de ellos estuviera el presente y futuro del INS, tal parece que optarían por el secretismo y le enseñarían a los costarricenses únicamente la ropa limpia. En el compromiso con la transparencia, eso no vale. No se es claro a conveniencia; eso tiene otro nombre poco democrático.
Me pregunto si los incómodos también piensan que la ropa sucia se debe lavar en la casa cuando la prensa revela irregularidades que atañen a otras entidades públicas. No lo creo. Lo que es bueno para el ganso es bueno para la gansa.
Ropa manchada. Sin duda mejor estaría la administración de los seguros y de las finanzas públicas si el tiempo que algunos se están tomando en el interior de la institución para disputar la revelación de las faltas del INS en la prensa, lo usaran para blanquear la ropa que ahora sabemos que está manchada, no más bien abogando por aparentar que nada pasa.
Grande es la tentación por transformar la labor de lavandería en una máquina propagandística que solo acuda a la prensa para difundir ideas e información favorables a causas de su interés. Esa tentación se resiste con un debate abierto, público y transparente y una de las vías es la prensa. Si son los jerarcas gubernamentales los que revelan los vicios, aún mejor; de lo contrario, igual los descubrirá la prensa, aunque quizá nos tome más tiempo porque nuestro trabajo es precisamente llamar a cuentas al poder institucional, vigilarlo, y eso incluye al INS.

  • POR Alejandra Fernández Morera
  • Opinión
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