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Es el único banco estatal del país que recibe joyas a cambio de créditos, y sus operaciones crecen aceleradamente.
El Banco Popular prestó durante el 2006 un total de ¢4.135 millones a 29.402 personas, que respondieron con diversas alhajas, especialmente artículos de oro macizo y diamantes.
La mayoría de los clientes son amas de casa y personas sin acceso a créditos, debido a sus bajos ingresos, según Mario Jiménez, coordinador del Proceso de Pignoración de dicha entidad.
Este novedoso sistema se inició hace cuatro años y "es un éxito rotundo", según el funcionario.
El Popular empezó con una oficina para la recepción de joyas en barrio Amón, San José, pero actualmente las recibe en cualquiera de sus agencias.
“Ofrecemos los intereses más bajos del mercado. Sabemos que algunos negocios cobran hasta el 100 por ciento”, comentó.
Aunque el Banco no pregunta sobre la procedencia del oro y los diamantes que recibe, Jiménez aseguró que “los clientes son plenamente identificados, deben dejar copia de su cédula y siempre verificamos sus datos”.
“No creemos que un delincuente se atreva a venir porque, además, queda filmado. Este servicio lo aprovechan personas que necesitan con urgencia dinero para alguna emergencia familiar”.
La Policía Judicial puede revisar las alhajas recibidas por el Popular con la orden de un juez.
Solo el 10 por ciento de esas joyas son subastadas al año por falta de pago de sus propietarios.
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