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Augusta dama

Una perla de civismo y decoro en el turbio fango de la política

Doña Seidy Bravo, augusta dama alajuelense, universitaria, química y diputada, muchas gracias por permitirnos descubrir una perla de civismo y decoro en el turbio fango de la política costarricense. Usted se retira de la Asamblea Legislativa, enhiesta, tranquila y transparente, no porque se hubiera disgustado con la dirigencia de su partido, ni porque la ciudadanía le hubiera pedido que se fuera: usted se aleja de la Asamblea Legislativa por sólidas y comprensibles razones familiares y, a la manera de las grandes maestras que nos ha dado la historia patria, nos deja una de esas lecciones de vergüenza y de grandeza que ya estábamos a punto de olvidar.
Gracias, doña Seidy, por darnos una razón para sentirnos orgullosos, unos por ser alajuelenses, otros por ser universitarios, otros por ser parte de la hermandad de los químicos, y los más afortunados por poder ostentar los tres adjetivos.
Como colega que compartió con usted muchos años de vida académica en la Universidad de Costa Rica, le agradezco que con su digna actitud les haya rendido un homenaje imperecedero a nuestros maestros, en particular a don Guillermo Chaverri y a don Adrián Chaverri (qdDg). Los esfuerzos de ellos por enseñarnos mucho más que Química no fueron en vano: usted es la mejor prueba de ello.
Muchas gracias, maestra y colega; muchas gracias, auténtica, vitalicia e ilustrísima representante de la provincia de Alajuela y de la Universidad de Costa Rica.

  • POR Fernando Durán Ayanegui /
  • Opinión
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