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Ave, Envidia!
Domingo 25 de Abril de 1920 LA TRIBUNA Página pastoras extendía sus ramas y uo cementerio donde son ente Sección literaria de La Tribuna dijérase que salpicaba de alegría rrados todos los campesinos que la choza con las hojas rojas que mueren en el valle. Al pasar, brotaban en el extremo de las se ven cruces de madera y túmu ramas. Cuántas veces me senté los sencillos descansando sobre en el banco que hay junto al una hierba siempre verde, por umbral a mirar y mirar el cami que la refresca la humedad del Aspid punzante de la envidia, Ave!
Esa cinta sombría es la Victoria.
no amarilleoto, que comenzaba río que corre allí cerca. La trisTu fustigas la calma qu: congela, Cuando describes tu ondulado rastro allá abajo donde un grupo de El rayo brota en la violencia, el ave Por todos los senderos de la gloria teza suave que flota en aquel En paz se esponja y acozada vaela!
Muerdes sombras de ala, luces de astro eucaliptos levantaba su ramaje reciato, parece envolver todo el plateado y, después que pasaba camino. En cada recodo de él, Si hay Luzbel emapación divina frente a la choza de las pastoras, En ti hay vislumbre de infernal nobleza, Forja en la noche de tu vida impía creese encontrar a la MelancoCruces soñadas a mi blanca musa, se metía por un recodo entre lía sentada en uno de los bordes, Rampante, alada, la ambición fascina si tu instinto al lodazal se inclina ¡Si ha de vivir hasta cegar un día paredones tapizados de helechos con su frente apollada en una Reptil tú eres y tu ley es esa!
Tas siniestras pupilas de Medusa!
y de jarales! En las mañanas mano y los pliegues de su man olía bien aquel camino ¡bue to color de luna flotando al vien.
Mírame mucho qu: mi mente inflamas No huyas, no, te quiero, así, a mi lado Dios! Las flores de jaral desple to.
Con la luz fiera de tus ojos crueles.
Hasta la muerte, y más allá. te asombras. Ah si vieras cual, lucen tus escamas gaban al sol sus florescencias ¿Y el camino del picapedrero?
Seguido la experiencia me ha enseñado En el tronco vivaz mis laureles!
de oro cargadas de perfume ener Es esta una carretera ancha, peQue la sombra dá luz y la luz sombra.
vante y de miel, sobre las que dregosa y desamparada, COD Gozaste el día que abismé mis galas, Cóndor herido renegando el vuelo; estrecha y muerde en el furor ingente; zumbaban enjambres enteros de grandes potreros que se extien abejas de picúsaro y de esos den a los lados y en los que pace Hoy concluye tu triunfo, hay en las alas Flor de una aciaga Flora esclarecida, Fatalidad que las impulsa al cielo!
Quiero mostrarme al porvenir de frente, abejones negruzcos que fabrican En el tiemuna que otra vaca.
Con el blasón supremo de tu diente con la miel de esta flor sus bolitas po en que yo lo recorría muy a Si de mis cantos al gran haz sonoro Tu cinta anudas de azabache fiero, En los pétalos todos de mi vida.
dulces y perfumadas, que meten menudo, trabajaba en ella un eo el interior de troncos y ramas picapedrero. En una hoodonaSabio te sé: de mi auroral tesoro Lo que dejes caer yo no lo quiero!
Delmira Agustini y las cuales son una golosinada del mismo camioo se había buscada con afán por los chiqui construído una cabaña, cuyo tellos campesinos. Los eucaliptos cho era de hojas de plátano. Me Los Caminos del bajo dejabao caer sobre el contarod que no era del país, sendero su sombra delicada, que pero que hacía bastantes años Viejos caminos, caminos angostos vallados de piedras vestidas de prado al frente y siempre que convidaba a soñar. Esos eucalip uno creía tejida de seda y que desempeñaba su oficio en el lu y amarillentos. cuántas veces nos gar, y que vivia solo. Nunca han llevado de niños por vosotros?
musgo y adornadas de rositas pasé vi en él dos niños que jagatos a que el viento hacía mo he visto una figura más desalen¿cuántas veces, ya hombres, hemos silvestres o de rosas de Jericó, con unos cabrillos negros.
ver con un movimiento tan ar tada que la de viejo picapedrero ido por vosotros y por vosotros hemos llevado nuestra tristeza, nuestras de suave aroma; caminos de las He vuelto a transitar esa sen.
monioso y cuyo follaje de tonos inclinado sobre la piedra que ansias y nuestros desengaños? tierras calientes que pasan entre da; pero con gran dolor de mi argentinos parecía diluirse en trabajaba. Tenía los ojos apaga.
setos formados de árboles de corazóo he visto como la ciudad las noches de lupa en el ambien (AZORIN)
dos, dos pozos de desaliento, que madera negra, que se engala se va apoderando de ella: las te, y la casita de las pastoras, parecían derramarse y correr Canto a los caminos de mi país! Dan con sus ramilletes de flores casas urbanas han ido lentamendaban a este sendero un encanto por las arrugas que surcaban sus Caminos anchos y serenos que rosadas en el verano, de guachi te haciéodola suya. Casi todas particular que nunca he saborea. mejlllas flácidas y su frente. Re corréis tranquilos como remanpelines que por el nismo tiempo las rústicas viviendas que la mido en otra parte. Cuando yo lo cuerdo los deseos que me daban sos; caminos juguetones que es alfombran la senda de pétalos de raban pasar frente a sus umbrarecorría, era muy joven y me de tenderme y de no saber pada caláis a saltos las pendientes oro, y de jiñocuaves, buenos át. les, han desaparecido. Quién mecía en sueños e ilusiones que más de pada nl de nadie, cada azuladas de nuestras mantañas, boles de cuyas ramas y troncos sabe que propietario metió mi ahora se me antojao fabricados vez que transitaba por allí en los con movimientos infantiles como mapa una goma caritativa. arroyuelo por sus predios para de un tejido tan delicado como mediodías y veía ante mí la calle de chiquillos que trepan a los También pensé en los caminos poner sus ocios de cristal a mo el de la sombra de los eucaliptos, que reverberaba con el sol, el regazos maternales; caminos que por los que ha pasado mi vida y ver quién sabe que pesadas rue.
sueños e ilusiones que después alre lleno de la vibración persissubís lentamente; caminos que en cada uno de los cuales encon. das o hacer que los cantos de su la experiencia se ha encargado teote y monótona de las cigabajáis ya precipitados, ya sio tré algo que parecía darle una agua fueran a derramar sus mede destejer con sus manos frías rras y del ruido sordo y metálico a resuramientos. caminos de las fisonomía particular, lodías sobre quién sabe qué y despiadadas. Cuántas veces del martillo del picapedrero solaonras que os teodéis entre Carretera aquella que sale de sembrado. En donde antes se pasé por allí lentamente cerca de bre la piedra. Pobre viejo! De alfombras de esmeralda en la mi ciudad hacia el pueblecillo tendía el remanso, se levanta hoy ua corazón junto al cual el mío dónde había venido y qué hacía estación de las lluvias, y de ter de y el que recorrí tantas ve arroca en la que habi se sentía tao dichoso como la en la vida? Yo me alejaba, peciopelo de un fondo claro en los ces cogida de la mano de mi ta la familia de o comerciante abeja sobre la flor en cuyo fondo ro aquellos golpes secos me per veranos: a menudo vuestra sole abuela. En los veranos era una retirado. Una vez, que iba yo tiembla una gota de miel! seguían un buen rato. Me hacían echando de menos el remaoso y dad se ve loterrumpida por los gloria mirarla: las cercas, forma Pero despues, la cruel deste.
el efecto del estribillo de una mugidos y el rumor de tempes das de Itabos y de porós, flore las jóvenes lavanderas, vi al viejo jedora de mis ensueños me ha canción que dijese del cansancio tad que los rebaños de toros cían. Los unos balanceaban los propietario paseando su gran en señado la malicia y hoy. cuao.
de la.
levantan al pasar. Vuestro sueracimos de sus flores blancas que barriga, entre las coles y las go me sale al paso el corazón en mi memoria continúa el lo marcado con sus huellas, y a parecen campanitas de marfil y lechugas de la huerta que se sobre el que descansé tan condesfile de caminos: el de la igle veces salpicado con su sangre, los otros erizaban sus ramas de despliega al frente. Qué habrá habla de la vida de estos nóma puñalitos rojos. entre ellos sido, me dije, de la dulce voz fia da antaño, el mío se replega sita con torres oscuras, con la lo mismo que las hojas de la entrada engalanada con das saleajes. Después que ellos colgaba sus guirnaldas blancas la que un día canto: se alejan, la paz lomensa en que barba de viejo. la entrada de adormidera cuando las toca algo planta de bellísima, cuyas hojas extraño. Me aconsejan que te olvide, de uo verde oscuro y las flores os envuelven las selvas en medio las casas humildosas había trop.
yo no te puedo olvidar.
de las cuales os deslizáis vuelve a cos con macizos de guarlas que Hay también el camino que rosadas, formaban arabescos de reinar, y el murmullo del viento reventaban en el tiempo de las Pero no era ella la que aletea sale melancólicarente y corro licadísimos sobre la pared blanca.
ba en ese momento en el aire, quemas, cuando comienza a tro.
pesaroso de dejarlo, de un pioes el único que transita por voEn el campanario vivía una sotros! Camloos todos que vais bar, por marzo. En esta época la tos del pesado burqués, y sobre el camino. Lo que oſ fué toresco pueblecito que queda en colonla de golondrinas. En las a través de los campos de mi el fondo de un valle, al otro lado tardes y en las mañanas, cuando me parecía que en cada una de país como mensajeros de frater las casas Dios había prendido aquel toser y aquel carraspear de la cordillera que teogo ante el sol encasquetaba un gorro de mí. Es este un camino en el una soarlsa. Oh! lindas Hores de fué lo que me acompañó un larnidad, cuánto os amo y qué oro pr las torres y, tia, tan, las cual las tardes de verano ponen llenos de belleza me parecéis!
guaria que cada año poneis elgo pedazo del camino.
ampanas tocaban el Angelus. Qué habrá sido también de una belleza tan sutil que se teme las aladas criaturillas se alboroencanto de vuestra belleza frágil Esta mañana la he pasado moverse y hablar por temor de los niños que jugaban con los contemplando las montañas del hasta en las chozas más pobres cabrillos negros? La casita aun romperla. Es una belleza hecha ellas eran los repiques que salían taban y hubierals asegurado que Sur, cuyas crestas parecían des Un arroyuelo acompañaba un está en ple, pero cerrada y silen con luz suave de crespúsculo, volando hacia los campos. En cansar sobre el cielo. Qué quieciosa. Uoa de las paredes está con los hilos de oro que dejan los mediodías, el cura, un buen tud se desprendía de sus flancos buen trecho del camino: arro llena de musgo y amenaza rulna. caer las estrellas que se entre viejo de rostro infantil, se pasea vestidos de bosques, de maizales, yuelo el más juguetóo y cristali Pienso también con teroura en de potreros, entre los cuales los no que en mis días he visto.
abren, con el murmullo del río ba bajo los naranjos del jardincaminos descienden hasta el vaile Formaba un remanso bajo unos otro camino que anda enredado que se aleja, con el perfume de cillo, leyeado en su breviario.
en las faldas de un cerro de la las flores de los árboles de dama Veo también el camino del semajaotes a pliegues gigantes sauces que metían sus ramas in.
cadena central y que sube en y de tuete que crecen en los secos! Un sol benigno de noviem dolentes en el agua. su somjoves campesino, tſsico, que al bre tamizaba su oro a través de bra ví siempre jóvenes lavande pendiente hasta la limpia cabaña tos y con mil cosas más que no anochecer tocaba acordeón bajo ras que golpeaban ropas y cao.
de techo pajizo, en la que viveo se sabe qué son, pero en las que el cobertizo de su casa, y recueruna fioísima gasa de niebla y un unos sencillos corazones que me deben haber puesto sus manos agradable vientecillo del Norte taban. Recuerdo cómo comenzado la iofinita dulzura que lovadía la tristeza, la alegría, el amor.
mi alma al sentir el hilo de mú.
hacía pensar en la dicha de las ba la canción que una, casi una quieren bien. la entrada, ceralas. Qué deseos senti de chiquilla eatono un día: ca de la huerta, una planta de Hay a la vera de este sendero sica que iba temblando sobre el 00:03 volar lejos de la ciudad, hacia Me aconsejan que te olvide, ovos camine, entre la luz sedeña que aquellas montañas, y luego suyo no te puedo olvidar.
LECHE NESTLE tienen los crepúsculos de esa re.
bir lentamente los camigos que Recuerdo también que gión, en el verano esa ascienden por sus pendientes. canción me siguió hasta que trasContemplando aquellos camiSin azúcar (Crema evaporada) de la más fresca ¡Caminos todos de mi país que puse la eminencia, os deslizáis llenos de encaotos nos pensé dulcemente en todos golondrio a que fuera volando por acaban de recibir los Agentes Generales por entre nuestras tierras. cuánlos senderos que surcao nuestros el aire, a lo largo del camino.
HENRI FRIGK Co.
to os amo!
campos: unos con sus cercas de Cuando dejé de oírla me pareció DE VENTA DONDE: Carmen LIRA.
piñuela, de entre que salea, que el encanto aquel, al que la al menor ruido, bandadas de pia koa voz había puesto alas, se Eduardo Castro La Marina. San José Nov. 1913 pias alborotadoras y de tijos de había posado a descaosar en las Tomás Fernández y Hoo. San José ropaje fúnebre; otros, los de ramas de alguno de los árboles Cañas Co, La Mascota. San José ISO Cartago y también muchos de que coronaban la pendiente.
Otto Kopper Grecia TIRAS de papel de centímelas provincias del alegres Más allá había uoa casita pln United Fruit Company. Limón tros de ancho por 71 de largo, se con la alegría que le ofrecen sus tada de azul y blanco con un 5080OVO vend a costa il JUNE una casa uoa como una ооооооооо Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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