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LA REPUBLICA. Domingo 29 de marzo de 1981 IRO Comentario dominical.
Solidarios en la gracia El Evangelio de este domingo, nos plantea el problema del pecado, creo que siendo fieles al texto del Evangelio de San Juan, podríamos decir: solidarios con el pecado para ser también solidarios en la gracia, La Iglesia nos enseña que todos nacemos con la mancha del pecado original, es una condición irreversible del género humano, Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, viene a revelar al hombre de esta condición del pecado, conscientes debemos ser todos de esta realidad del hombre para asumir responsablemente la parte que a cada uno de nosotros corresponde en esta situación. Mas no olvidemos que Cristo es el Redentor, La pregunta que a Jesús se le plantea, nacida de la teología judía sobre el pecado queda resuelta por la enseñanza de Jesús y de la Iglesia; esto no exime al hombre de la responsabilidad que le corresponde en la situación de pecado del mundo. Ninguno de nosotros puede afirmar que está libre de pecado, ni que no es responsable del sufrimiento, causa del pecado que sufren los hombres.
Para mayor claridad en cuanto a la enseñanza de la Iglesia, escuchemos a los Padres Consiliares: La Sagrada Escritura, con la que está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso altamente beneficioso para el hombre también encierra, sin embargo, gran tentación, pues los individuos y las colectividades, subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Lo que hace el mundo no sea ya ámbito de una auténtica fraternidad, mientras el poder acrecido de la humanidad está amenzando con destruir el propio género humano. través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo.
Por ello, la Iglesia de Cristo, confiando en el designio del Creador, a la vez que reconoce que el progreso puede servir a la verdadera felicidad humana, no puede de.
jar de hacer oír la voz del Apóstol cuando dice: No queráis vivir conforme a este mundo (Rom 12, es decir, conforme a aquel espíritu de vanidad y de lalicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana, ordenada al servicio de Dios y de los hombres. la hora de saber como es posible superar tan deplorable miseria, la norma cristiana es que hay que purificar por la cruz y la resurrección de Cristo y encauzar por caminos de perfección todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y el egoísmo, corren diario peligro. El hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios, Pues de Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios, Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo: Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios (Cor 22 23. El verbo de Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, hecho El mismo carne y habitando en la tierra, entró como hombre perfecto en la historia del mundo, asumiéndola y recapitándola en Sí mismo. El es quien nos revela que Dios es amor, a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y, por tanto, de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor.
Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles. Al mismo tiempo advierte que esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vición propia y el empleo de todas las energías terrenas en pro de la vida, se proyecten hacia las realidades futuras cuando la propia humanidad se convertirá en oblación acepta a Dios.
El Señor dejó a los suyos prenda de tal esperanza y alimento para el camino en aquel sacramento de la fe en el que los elementos de la naturaleza, cultivados por el hombre, se convierten en el cuerpo y sangre gloriosos con la cena de la comunión fraterna y la degustación del banque.
te celestial.
Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra, donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permaneciendo la caridad y sus obras, se verán libres de la servidumbre de la vanidad todas las criaturas, que Dios cred pensando en el hombre.
Se nos advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo si se pierde a sí mismo. No obstante, la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir ciudadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al reino de Dios.
Pues los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarnos lim.
pios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando Cristo entregue al Pa.
dre el reino eterno y universal: reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia; de amor y de paz.
El reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará en perfección.
Fray Nelson Castillo Valle 0, da ordinaria. El, sufriendo la muerte por todos nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo a llevar la cruz que la carne y el mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y la justicia.
Constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, obra ya por la virtud de su Espíritu en el cora.
zón del hombre, no sólo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y robusteciendo también con ese deseo aquellos generosos propósitos con los que la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin. Mas los dones del Espíritu Santo son diversos; si a unos llama a dar, con el anhelo de la morada celestial, testimonio manifiesto y a mantenerlo vivo en la familia humana, a otros los llama para que se entreguen al servicio temporal de los hombres, y así preparen material del reino de los cielos. Pero a todos les libera, para que, con la abnegaSolución política en El Salvador Por Ramón Escovar Salom CAMBRIDGE. ALA. Centro América, que había estado tradicionalmente muy lejos de la mano de Dios, ahora se encuentra en la cumbre de la atención mundial. El meridiano de las superpotencias pasa por Centro América y la guerra fría se ha venido condensando allí, como una formación inesperada. América Central es teatro de acontecimientos que no solo afectan específicamente al área sino que envuelven toda la región, desde México hasta el Ecuador. El Caribe, que es de por si zona crítica, puede también sacudírse seriamente con el impacto.
Todos los países vecinos tenemos una voz y una responsabilidad en este asunto.
Las actitudes deben ser muy seria y serenamente pensadas porque las consecuencias y los riesgos son fundamentales. Los cuatro países más influyentes de la subregión, Costa Rica y México, Venezuela y Colombia están obligados a un papel no solo conforme al interés nacional inmediato sino también a la estabilidad futura.
Lo que está sucediendo en Centro América es tan grave como lo que ocurrió en el sudeste de Asia al comienzo de los años sesenta. Frente a esa sitdación no basta con hablar claramente sino que es preciso pensar claramente. Es indispensable establecer que el malestar en Centro América es una consecuencia de la larga explotación que esos pueblos han sufrido por obra de intereses locales e interna.
cionales. Centro América es un caso tipico de la servidumbre mundial. Los gobiernos de esos países no han sido en su mayoría regímenes políticos sino satra.
pías sanguinarias, cuya única política es el asesinato. Los movimientos de protesta o rebelión han sido fundamentalmente reacciones de la obediencia cansada frente a la injusticia. Esencialmente han sido y son movimientos nacionalistas y patrióticos.
Las clases dirigentes de esos países son intelectualmente atrasadas y políticamente ignorantes. Son regímenes de explotación económica tanto por intereses nacionales como internacionales. Las excepciones a esta descripción son muy contadas. El cuadro es general.
No dudamos de que las armas con las cuales combaten los insurgentes vienen de fuera y que dada la confrontación estratégica mundial hay agentes políticos que quieren orientar la insurgencia conforme a sus requerimientos tácticos.
Esto es verdad en cualquier parte del mundo y no puede ser Centro América una excepción. Pero el problema de fondo es que allí hay una rebelión que originalmente no es más que la típica insurrección nacional frente al despotismo, la crueldad y la injusticia. No ver ésto es incurrir en tremendos errores cuyas consecuencias serían muy graves para toda la región. El conflicto centroamericano no se resuelve con las armas, por muchas que sean. Para eso está la historia, para consultarla, para ver lo que ha pasado en otras partes y evitar los errores.
El presidente Magsagsay en Filipinas logró vencer la rebelión de los Huc porque utilizó recursos políticos y admi.
nistró honestamente la ayuda militar. En cambio el Gobierno de Vietnam del Sur, con el inmenso poderío que lo respaldo y toda la asistencia técnica y económica que tuvo, no pudo contrarrestar y la in.
surrección porque era un régimen corrompido, sin prestigio, sin legitimidad, sin asiento moral ni respetabilidad. Los gobiernos de Guatemala y El Salvador no tienen respetabilidad ni credibilidad de ninguna naturaleza y cualquier ayuda que reciban la invertirán en provecho de grupos explotadores, aliados con los factores de poder. Entonces la rebelión contra la injusticia crecerá y no solo arrastrará a Centro América sino que invadirá a Venezuela y a Colombia y más tarde al Ecuador, sin hablar de los vecinos del Caribe que serían por la afinidad de la pobreza los primeros receptores del contagio.
El Salvador y Guatemala pueden crear las condiciones para desestabilizar a toda América Latina si no se procede con instrumentos políticos, con recursos que la historia y la experiencia ofrecen en abundancia. El comunismo no es el origen de la protesta en Centro América. La causa de la inestabilidad allí es la injusticia, la explotación, la miseria. Esta situción no la remediarán armas en manos de ejércitos sin preparación, que no saben reducir la acción militar de objetivos determinados sino que cuando emprenden un movimiento arrasan con todo lo que encuentran. Guatemala es el gobierno del mundo, que tiene más años de continuidad en la represión y la brutalidad. El informe de Amnesty International que acaba de publicarse es más que concluyente. La invasión de Castillo Armas en 1954, no tuvo ni tiene justificación y fue la causa que ese país no haya podido estabilizarse, no obstante los privilegios de sus riquezas naturales. Cualesquiera que hubiesen sido los desatinos del gobierno de Arbenz, que sin duda los hubo, la invasión fue el remedio que mató al enfermo.
En cambio hay otros ejemplos de los que valen y pueden las negociaciones políticas. En América Latina hay antiguas experiencias ahora olvidadas de como se conciliaba y se negociaba en medio de los conflictos. El general Pdez en Venezuela, uno de los caudillos más inteligentes de la historia de América, hizo de la negocia.
ción un arte personal no solo durante las guerras de Independencia venezolana a comienzos del siglo XIX sino entrado en la República, después de 1830, cuando las sublevaciones rurales, apellidadas con sonoros nombres redentores, se levantaban contra el poder central. Así que la negociación tiene raíces en América. Pero también ha dado resultados en otras partes.
Reciente es el caso de Rodesia. Durante años, una insurrrección cuyo líder era también un extremista de la izquierda, se alzó contra la segregación y el sistema colonial. No parecia conciliable aquel conflicto, en el cual el componente racial era tan activo. Sin embargo la negociación política, en la cual el Gobierno in glés demostró una capacidad ejemplar de mediación, obtuvo resultados. Llegado al poder Robert Mugable, ha dado muestras de moderación, ha llamado a los blancos a su Gobierno, los ha dejado hasta en las fuerzas armadas y ha respetado la burocracia tradicional para que el Estado pueda funcionar. Ha solicitado inversio.
nistas extranjeros y les ha ofrecido garantías. He aqui un producto de la conciliación inteligente. Un líder confesamente marxista, con años de traumatizante lucha armada, que es capaz de obtener una solución estabilizadora.
Los gobiernos corrompidos y las clases dirigentes sin sentido de la historia y de los cambios sociales, que actúan solo como fieras acorraladas, no pueden administrar ni la ayuda militar ni la ayuda económica. Es en este sentido una ironía cruel que Venezuela y México le ofrezcan facilidades petroleras a Guatemala y El Salvador.
No hay duda de que la extrema izquierda ha asumido posiciones radicales en El Salvador. No hay duda de que obtienen armas del exterior, pero tampoco hay duda que las condiciones sociales prevalecientes son inaceptables en ese país. En 1930, cuando la primera insurrección salvadoreña, no existían los regímenes africanos y asiáticos que hoy pueden darle su solidaridad a un sector de los rebeldes. Tampoco existía la Revolución cubana. Cuando Sandino se levan ta en armas el comunismo estaba muy lejos de América.
El diálogo político en Centro América supone una renuncia a la violencia. la violencia viene de dos lados. La derecha centroamericana, por un lado, la cual por su ignorancia, por su primitivismo y por su egoismo no entiende que se requieren cambios sociales y económicos y la izquierda, que con su radicalismo, falta de madurez y de realismo pretende demandas con frecuencia inalcanzables. Traerlos a unos y a otros a una mesa y obligarlos a un entendimiento, Esa és la tarea.
Aprender de Ramon Magsagsay, y aprender de Robert Mugabe. Esa es la leccíón.
Ramón Escovar Salom, ex ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela y autor de América Latina: el juego sin fronteras. es actualmente académico de la Universidad de Harvard.
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