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6 LA REPUBLICA. Domingo 21 de junio de 1981.
EDITORIAL PENTAGRAMA En San José había tranvías.
Eran unos armatostes eléctricos la mar de simpáticos.
Se requiere una nueva racionalidad en el gasto público Amarillos, traqueteantes, ruidosos y felices de hacer sonar metá.
licas campanas por las calles de la capital.
Su área de influencia cubría la ciudad tal cual estaba extendida en aquellos años Una vía llevaba de San José a Guadalupe pasando por Calle Blancos. Otra de la Avenida Central al Pacífico. Otra de Chelles a Plaza Cleto González Víquez y la línea madre. entroncaba Sabana Oes, te con Fuentes, en San Pedro de Montes de Oca.
que Eran aquellos tiempos en un San José sin tantas pretensiones, sin tanta suciedad como el actual, sin terrorismo y con gente que todavía sabía sonreír.
Una ciudad más campesina y menos cogotada por pésimos gobier.
nos.
co Sin contaminación, casi sin ruido, medio franciscana.
Pero llegó el día en que un visionario dijo que los tranvías eran un estorbo.
Chatarra rodante que tipificaba a las ciudades subdesarrolladas del orbe.
Hojalata inservible que entorpecía la modernización de San Jo.
sé.
El señor Ministro de Obras Públicas y Transporte informó hace unos días que las radiales de San José carecen durante el resto del año de contenido económico, lo cual se interpreta como falta de financiamiento.
Por otro lado ha comunicado la prensa escrita el mal estado en que se encuentran los caminos de penetración de varias zonas, dificultando gravemente el transporte y las comunicaciones. Esta dicotomia nos ha hecho pensar en el verdadero sentido que debe tener la expresión contenido económiу la urgente necesidad de usar una nueva racionalidad en las decisiones relativas a la prioridad en la ejecución de los programas públicos.
En el caso de los caminos y carreteras el concepto contenido economico debe comprender no tanto los aspectos relacionados con el financiamiento, como el efecto que esas obras han de tener en la creación de riqueza y o en su transporte y comercialización. Dadas las difíciles condiciones de la hacienda pública, estimamos que el criterio económico, evaluado dentro de ese concepto, debe tener precedencia sobre las consideraciones de tipo puramente político. Cuestionamos ahora y siempre la construcción de las carreteras a Caldera y a Cartago no sólo porque han resultado las más caras que haya construido el país, sino también, y principalmente, porque dentro de un orden estricto de prioridades de carácter económico y social, no se justifican. Por un lado, esas zonas están comunicadas por carretera ferrocarril por tanto, el rendimiento económico de las nuevas carreteras significa únicamente un menor gasto de tiempo y de combustible: en cambio, los caminos de penetración roturan nuevas tierras que van a producir más riqueza, amplían las oportunidades de trabajo en las zonas rurales y comunican a sectores importantes de la ciudadanía, con los centros urbanos, facilitando la prestación de múltiples servicios en el ámbito social.
Igual crítica se puede hacer ahora, en lo relativo a la construcción de las radiales de San José y el deplorable estado, según se informa, de muchos caminos de penetración. Si los recursos escasean, no hay duda de la más alta prioridad debe favorecer no sólo el debido mantenimiento de los caminos de penetración, sino también la construcción de otros nuevos, de manera que haya una más estrecha comunicación entre los centros productores y los distritos urbanos, que haga posible una expansión de la capacidad productiva nacional y una participación mayor para los campesinos, en el disfrute de los beneficios que brindan los centros urbanos, particularmente en el campo de la salud y de la educación.
La concentración histórica de las inver siones públicas en las ciudades principales ha constituido, a no dudar, una de las causas de los procesos migratorios del campo hacia los centros urbanos, con la secuela de males de todos conocida. Por eso es que en todas partes se está poniendo cada vez más énfasis en la vuelta al campo, como condición primaria para iniciar la corrección de tantos problemas que aquejan al mundo contemporáneo, entre los cuales el más grave es la hambruna, que anuncia tanto la FAO como el Banco Mundial, que ha de sufrir la humanidad al cerrar el Siglo XX, en grados realmente alarmantes.
Una nueva racionalidad en las inversiones públicas ha de significar necesariamente la concentración en las zonas rurales, de los programas de carreteras, salud pública, educación, vivienda, agua potable, electricidad, comunicaciones, etc. de manera que se reverse el proceso migratorio, o cuando menos se detenga, y se fortalezca la producción agropecuaria para que toda la población logre mejorar su dieta alimentaria y haya tantos excedentes como sea posible, para la exportación. Por ello es que cuando los recursos financieros escasean, como en la actualidad, este cambio de racionalidad tiene caracteres aún más apremiantes. sin más trámite, los tranvías fueron condenados a muerte y desapareció de las calles josefinas su mecánica estructura.
Lo cual fue una de las decisiones típicas de Costa Rica y sus gobiernos.
Un acto folclórico!
Acto que continúa hoy, muchos años después, en su segunda parte.
Cuando se trata de proyectar de nuevo el tendido de líneas para tranvías en la capital.
Elaborar un zurcido de cables eléctricos para impulsar trolebuses.
Con lo que el tranvía viene a resultar actualmente no la chatarra simbólica del subdesarrollo, sino la palanca refulgente del progreso, al afrontar el mundo la peor crisis de energia de que se tenga memoria. Somos o no somos excepcionalmente visionarios los ticos?
ESTE DIA SEGÚN NUESTROS ESTUDIOS EL DESEMPLEO EN EL PAIS NO PASA DE UN SEISO UN MIN SERRANO UN OCHO000 UN NUEVE.
UN DIEZ.
DIPUTADOS SIETE Por Enrique Obregón MÁS. MASTU OTRO MINISTERIO El parlamento es la esencia del sistema democrático. Allí está representado el pueblo. Desde la Revolución Inglesa, origen de la democracia moderna, hasta nuestros días, millones de hombres han muerto porque exista una asamblea popular, libremente electa.
Mientras un país conserve el derecho a elegir a un hombre del pueblo, siempre estará encendida una luz de esperanza, por más trágico que sea el signo de los tiempos.
En Costa Rica, donde hace varios años, está montada una campaña para desacred a Asamblea Legislativa. Es peligrosa esta campaña, porque el pueblo puede perder la fe en el derecho a gobernarse.
Cuando se digan cosas desagradables contra la Asamblea Legislativa, solamente pensemos que es difícil, por no decir imposible, que en los últimos treinta años podamos señalar a un solo diputado que se haya enriquecido en el ejercicio de su alta función pública.
En cambio, se puede afirmar que muchos se han empobrecido por el honor de representar, alguna vez, al pueblo costarricense.
Esta base moral será siempre la que nos permita rescatar nuestra esencia democrática y es el Parlamento el templo que la res.
guardará.
labe COMO QUE FALLA EL ECO.
ul.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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