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LA REPUBLICA, Domingo 11 de julio de 1982 Comentario dominical Somos enviados Nos presenta el Evangelio de San Marcos este domingo el envío que Jesús hace de sus apóstoles al mundo: Los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. La Iglesia conciente de ser continuadora de la Misión de Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías. El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió (eligió) para evangelizar a los pobres. Debemos ir al mundo desprovistos de las armas del mismo, por tanto les encargó que no tomaran nada para el camino, un bastón y nada más: ni pan, ni morral, ni monedas en la faja; llevar sandalias, sí, pero que no se pusieran dos túnicas el poder y la riqueza chocan con la misión de evangelizar, solamente el reino es absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en descubrir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese Reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza. El mensaje de la evangelización es para el hombre, su contenido fundamental es la liberación de la esclavitud del pecado: el signo al que El atribuye una gran importancia: los pequeños, los pobres son evangelizados, se convierten en discípulos suyos, se reúnen en su nombre en la gran comunidad de los que creen en El. Vivir nuestra fe en esperanza y caridad quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora.
Por eso ellos se fueron a predicar que se enmendaran. esto lleva tam bién a la Iglesia a tomar conciencia de sí misma y a descubrir su misión en el mundo, hasta el punto de exclamar: nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia. una Iglesia que debe dar razón de su esperanza una Iglesia que junto con todos los hombres de buena voluntad debe construir El Reino, que es de justicia, de paz y de amor.
Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma, Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor, Pueblo de Dios inmerso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los ídolos, necesita saber proclamar las grandezas de Dios. que la han convertido al Señor, y ser nuevamente convocada y reunida por El. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el evangelio. El Concilio Vaticano II ha recordado y el Sínodo de 1974 ha vuelto a tocar insistentemente este tema de la Iglesia que se evangeliza, a través de una conversión y una renovación constantes, para evangelizar al mundo de manera creíble.
La Iglesia es depositaria de la Buena Nueva que debe ser anunciada. Las promesas de la Nueva Alianza en Cristo, las enseñanzas del Señor y de los Apóstoles, la Palabra de vida, las fuentes de la gracia y de la benignidad divina, el camino de salvación, todo esto le ha sido confiado.
Es ni más ni menos que el contenido del Evangelio y por consiguiente de la evangelización que ella conserva como un depósito viviente y precioso, no para tenerlo escondido sino para comunicarlo.
Enviada y evangelizada, la Iglesia misma envía a los evangelizadores. Ella pone en su boca la Palabra que salva, les explica el mensaje del que ella misma es depositaria, les da el mandato que ella misma ha recibido y les envía a predicar. predicar no a sí mismos o sus ideas personales, sino un evangelio del que ni ellos ni ella son dueños y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad. Pablo VI. Anuncio del Evangelio Hoy)
Fray Nelson Castillo Valle como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del Maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El. nuestra misión es cambiar el corazón del hombre y su destino.
Todo esto nos lleva a congregarnos en comunidad, para vivir en toda su intensidad, al interior de la comunidad, el mensaje del evangelio. al centro de todo, Crítica teatral de COMO SEMILLA DE COYOL, de Victor Valdelomar, por el Grupo Joven de la Compañía Nacional de Teatro, dirigido por Eugenia Chaverri.
Del arte nacional que necesitamos Como he señalado en comentario anterior, tres son los montajes de autores cos tarricenses que hemos podido apreciar ya en esta temporada: EN EL SEPTIMO CIRCULO, de Daniel Gallegos, NI MI CASA ES YA MI CASA, de Alberto Cañas, y ahora este trabajo sumamente interesante de Valdelomar.
El hecho es relevante en sí. Pero más significativo todavía es que las tres obras se plantean en términos de búsqueda: cada uno de estos dramaturgos parece lanzarnos a la cara la misma pregunta. Qué nos está pasando? El caso de Valdelomar resulta particularmente significativo, ya que, tratándose de un autor muy joven, hay una profundidad y una dramaticidad en el planteamiento, realmente envidiables.
Victor Valdelomar es egresado del Taller Nacional de Teatro del año 1979.
Como actor lo vimos con soltura en ciertos trabajos del Taller; como autor, coVictor Valembois nocíamos su PARABOLA DE LA RI caer en un localismo o espíritu de parroQUEZA. publicada en ESCENA. Ahora quia en el sentido limitante de la palabra, nos sorprende con una creación matizada, es que se perciben en su trabajo huellas de de honda penetración y de belleza poéti influencias artísticas foráneas bien asica.
miladas. Cito, entre otros, primero HOMCOMO SEMILLA DE COYOL nace de BRES DE MAIZ, de Asturias, en cuanto las entrañas del campo y visualiza tanto a lo temático, con las quemas, como eslas angustias del diario produci: o sample trategia de los ladinos para usurpar tiemente sobrevivir en el área rural, como as rras, segundo varias obras de Lorca en lo ilusiones y la lucha por salir adelante de que tienen de genial combinación de lo los inmigrantes hacia la ciudad.
lirico expresivo con lo intensamente dra La obra, ficticia por definición, tiene mático. Realmente, Valdelomar es nuestro aquel encanto de lo natural, de lo vivido, dramaturgo más promisor: y al decir eso como la poesía también de María Maye mido el peso de las palabras.
la Padilla. No hay aquí, en el autor ningu La propuesta dramática de este joven na mirada ni burlona de arriba hacia creador fue trabajada intensamente y con abajo, ni falsamente modesta, de abajo entusiasmo por director y actores: eso hacia arriba, sino la perspectiva de hom se ve, se siente y se comprueba al notar la bre a hombre, de pie para retomar una cálida acogida que ya se le reservó a este división propuesta por Buero Ballejo.
montaje, tanto en San José como en proValdelomar asume una dramaturgia de vincias.
autenticidad para con los costarricenses, y Eugenia Chaverri, que hasta ahora se precisamente por ello, porque no hay que había atrincherado en el teatro infantil, se asoma aquí al teatro para adultos con un vigor y una exquisita sensibilidad que conviene tomar en cuenta, en esferas de la Compañía. Su trabajo se caracteriza por un buen ritmo, gran fluidez y rica construcción paralelística en la oposición ciudad campo. Esta presentación contribuye enormemente a que la obra de Valdelomar no sea tomada en panfleto barato sino en aproximación sensible a una realidad dolorosa que todos palpamos. Los problemas de tenencia de la tierra, de marginación del campesino, de prostitución y de violencia solapada también existen entre nosotros: hay que abrir los ojos.
Entre los actores también hay lindos trabajos, como la tía (Irene Solera. la madre (Vera Ramírez) y Chepe (el mismo autor. Hay significativos progresos en soltura y autenticidad en las creaciones de Alexandra De Simone, Maty Crespo y Ernesto Rohrmoser. sobre todo eso: envidiable espiritu de equipo, entrega a una labor de auténtica divulgación y búsqueda de lo nacional, no sólo aquí en San José, sino allá en Alajuela, en Nicoya, en Santa Cruz, en toda Costa Rica.
Enhorabuena de veras. y adelante todos.
Los indios: un pueblo conquistado Adenil Zamora Morales Bri Bri de Talamanca Conversando en los pueblos alejados con los campesinos colonizadores. se descubren aún vigorosas, cuatro siglos después, las mismas prácticas y costumbres de quienes primero llegaron a nuestras tierras desde Europa. Lo que están haciendo hoy esos campesinos, es lo mismo que hicieron sus más lejanos antepasados en su lugar de origen allende los mares. Esas raíces de nuestra patria son las que han hecho posible nuestra democracia política, nuestro desarrollo económico y nuestro proceso. Lic. Daniel Odu ber mensaje presidencial lo. de mayo de 1977. Con sincera complacencia leí el artículo titulado Presencia Indigena que publicó en el periódico La República la vice ministra de Cultura, costarricense, licenciada Inés Trejos de Montero, porque sobresale en él un profundo cariño por el indígena y su cul tura.
Sin embargo flotan ahí algunos planteamientos que merecen la consideración no sólo de los costarricenses, sino también de nosotros mismos; como por ejemplo la idea sobre la integración total del indígena al costarricense, y la tesis de que la denuncia pública de nuestra situación no es otra cosa que una auto marginación. producida por la auto compadecencia del propio indigena, lo cual en el fondo nos sitúa frente al trasnochado sofisma de la nacionalidad (por integración del aborigen.
Eso de la auto marginación no es así, o por lo menos no refleja trda la verdad, basta analizar la mentalidad costarricense en relación a su historia, sus orígenes y sus valores nacionales plasmada en las palabras del ex presidente Oduber. para comprender que el costarricense nunca nos ha considerado parte de su ser, porque ellos están convencidos de que todos los valores que han configurado esta patria, tienen abolengo europeo y vinieron allende los mares por conducto exclusivo de los colonizadores (léase para nosotros invasores. Eso nos hace comprender hoy algunas actitudes de costarricenses ilustres como don José Figueres quien siendo presidente electo de Costa Rica. se puso a pregonar en España. Me siento español, porque incluso fui concebido en Barcelona. o el mismo don Daniel Odu ber cuando representando al pueblo costarricense, hizo alfombra del corazón aborigen diciéndole a los reyes españoles: Majestades, os esperábamos desde hace cuatro siglos y medio.
Hoy día, debo comprender y reconocer que lógicamente ellos tienen toda la razón; nosotros estábamos equivocados.
Lo estuvimos desde el momento en que calmos en la trampa de la nacionalidad del aborigen. cuando creíamos formar parte del sentimiento de este país, cuando con una pasmosa ingenuidad hablábamos del in dio costarricense y quisimos dar una lucha cargada de sinceridad y buena fe, en procura de hacerle comprender a este país que nosotros éramos la base de la nacionalidad costarricense ¡Qué irrisorio. Cómo no comprendíamos que Costa Rica y sus dirigentes van por otro lado? ellos los indios les salen so brando. Por eso, esa doble lucha nunc, podía fructificar.
Las frases de don Daniel Oduber, adquieren hoy especial significado, porque es precisamente así como piensa el costarricense, lo cual clarifica que una cosa son ellos, y otra cosa somos los indios, porque lo cierto es que nosotros estábamos aquí mil años antes de que llegaran los costarricenses cargando a lomos su idioma, su cultura, sus dioses, su verdad histórica, sus caballos, sus cañones, y por supuesto su democracia. Hemos aprendido la lección histórica. Nosotros no somos costarricense! Ellos llegaron después.
Hasta hace pocos días me costaba comprender porqué a alguien como Esteban Yapiri, se le rinden homenajes. Claro. a ese desertor lo convirtieron en hétoe y lo eximieron de pagarle tributo al rey invasor por cuidar sus dominios, pero para nosotros él solo fue un traidor al servicio de la potencia conquistadora. Esto evidencia que ambos pueblos tenemos muy diferentes ópticas culturales e históricas, razón por la cual, supongo, en el corazón costarricense no puede haber campo para Pablo Presbere ni para Espíritu Santo Maroto, porque estos no se doblegaron ante el conquistador y pelearon a nuestro lado a la par de los desterrados, junto a su pueblo.
La actual tarea devastadora que ejercen los mecanismos de integración pretenden borrarnos de la faz de la tierra, aniquilando nuestra cultura, nuestros valores, tradiciones y nuestra auténtica personalidad. No. no se trata una simplista auto compadecencia. Es una realidad! Es el etnocidio cotidiano que no se quiere aceptar. Es la vergüenra histórica de quienes se erigen como abanderados internacionales de unos derechos humanos que no operan para el aborigen.
Para llamar las cosas por su nombre. Nosotros, somos un pueblo conquistado. que después de 478 años de dominación extranjera, vuelve a pensar en la libertad de la tierra y de su gente.
Ciertamente, son veraces las afirmacicnes de los costarricenses insignes e ilustres Nosotros nada tenemos que ver con la forjación de este país, ni con los Vázquez de Coronado, los Braulio Carrillo, los Mora, los Cañas, los Carazo, ni los Figueres.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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