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2 LA REPUBLICA. Lunes de marzo de 1983 El Papa lloró al irse die SADAS Santo, a mén.
En frente, la gente gritaba, lloraba, se arrodillaba. En el sector del público a la ɖerecha del estrado principal una mujer grito. Santo Padre, cuidate mucho. cerca de él los lamentos, las lágrimas.
El Papa todavía se detuvo unos segundos más al contemplar aquella escena, dio media vuelta y penetró en el avión.
Eran las 33 DIOS MIO, CUIDALO En los ojos del hombre que estremece a Centroamérica con su VOZ asomaron las lágrimas ayer a las 31 a. cuando se detuvo en la escalinata del avión de ALITALIA para impartir la última bendición a Costa Rica. No se vaya, no se vaya gritaba una señora cerca de la escalinata y el Sumo Pontífice bajó una grada, estiró su mano derecha y le dijo. Dios te bendiga.
Caminó a la portezuela, alguien quiso ayudarle a subir y con un amable gesto el Papa rechazó la ayuda y subió sin sostenerse.
Abrió sus brazos, miró unos segundos a aquella gente que llenaba la rampa del aeropuerto.
Por su mente en esos instantes desfilaron las imágenes de su visita a Costa Rica: aquel día de la llegada, cuando una niña le entregó una guaria y el Papa le obsequió un rosario.
Cuando, en el desfile hacia San José miles de costarricenses le dieron la bienvenida. Cuando en una solemne ceremonia habló a los obispos en Paso Ancho. Cuando en la visita al Hospital de Niños se sumergió en el dolor de los pequeños y acariciando la cabeza de uno de ellos le dijo: El Señor hará menos fuerte tu dolor. cuando inclinándose ante un minusválido besó su cabeza. Aquella muchedumbre que lo esperaba al llegar a Casa Presidencial y La Sabana llena de público cuando ofició la misa. Aquel Estadio Nacional repleto de jóvenes la noche del pasado jueves cuando disfrutó con ellos y se remonto a sus días de Cracovia. Cuando por las noches en la Nunciatura lo obligaban a salir al balcón. aquel recibimiento del viernes pasado después de la amarga experiencia en Nicaragua.
Allí en la escalinata ¡Cuántos recuerdos de Costa Rica! Vimos las lágrimas en sus ojos y, como queriendo abrazar a todos los costarricenses abrió sus brazos y dijo: Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu El público siguió allí. Una señora hincada en la rampa rezaba y rezaba: Dios mío, cuídalo, y que nada le pase El Papa saludo desde la ventanilla del avión que empezó a moverse. Allí está, allí está decía la gente y lo sa ludaban con un pañuelo blanco.
El avión avanzó hasta el final de la pista mientras los sollozos casi ahogaban el ruido de los motores.
EI DC 10 de Alitalia dio la vuelta, llegó hasta el final de la pista y a las 46 de la mañana se elevó rumbo a El Salvador.
La despedida fue una mezcla de alegría y tristeza.
UN RIO HUMANO Desde muy temprano los costarricenses se lanzaron a las calles para despedir al papa. las 43 a. de ayer, el Papa, en una de las sorpresas que tanto le gusta dar, subió en la Nunciatura en microbús de los miembros de la delegación del Vaticano y se sentó adelante a la derecha para trasladarse hasta el aeropuerto.
No esperaba el Papa lo que verían sus ojos.
Miles de personas en la propia Nunciatura, un anciano reverente hincado al paso del vehículo y mucha gente menuda en este tramo de lo recorrido.
Luego en la esquina de la Datsun, al doblar por la autopista la gente cantaba y lanzaba lemas al Papa.
En el paso por el Hospital México eran miles de personas que daban el adiós al peregrino de Ultimos segundos del Papa en Costa Rica. Ya en la escalinata del avión, Su Santidad se devolvio para saludar a una señora que gritaba no se vaya, no se vaya. Castillo)
El momento silencioso de escuchar los obsequiaron flores mientras las sirenas más him nos sirvió para que el Papa pasara su parecían emitir profundos quejidos de dolor mirada por aquel escaparate humano: niños, por la partida del Papa.
hasta de brazos, adultos, ancianos, jóvenes. Los últimos minutos martillaban la mente Despedida a los ministros de Gobierno, del Papa: despedida a los diplomáticos y de nuevo el Papa 24 a. una mujer le grita Que Dios te rompió el protocolo y saludó al público de la acompañe.
parte oeste. 25: Un enorme barullo a un metro del Papa Caminaba lentamente por la alfombra roja cuando todos querían tocarlo.
hacia el avión. Unos lo llamaban, otros querían 26: El abrazo a monseñor Arrieta.
tocarlo. Los guardaespaldas se multiplicaron 27: El abrazo de despedida al presidente pero se les coló un joven que logró darle la Monge y señora de Monge.
mano al Papa. luego lo inevitable: subir al avión mientras La música de fondo y aquel efecto final de los unos lloraban, otros gritaban, muchos oraban y bomberos de San José cuando su unidad de la garganta del presidente Monge salía aquel especial estiró sus escaleras hasta el Papa y le ¡Dios se lo pague. Dios se lo pague!
la paz quí el Papa ordenó al chofer bajar un poco la velocidad. No vaya tan rápido, que quiero saludar a la gente. dijo el Papa.
Era un enorme río humano que, agitando banderas blancas y amarillo y pañuelos blancos quedaba atrás del microbus papal. la altura del Hotel Cariari, era tal la cantidad de gente que el Papa tenía que esforzarse por saludar a ambos lados de la carretera. Qué gente más amable comentó el cardenal Casaroli. el acabóse fue un kilómetro antes de llegar al aeropuerto. Parecia que el microbús no iba a poder pasar entre aquel gentóo. Le lanzaban flores al paso le cantaban, le gritaban: El Papa, el Papa.
Al llegar al aeropuerto Juan Santamaría se encontró el Papa con la enorme multitud.
Mucha de estas personas habían llegado allí desde las cinco de la mañana. al llegar a la rampa la música nostálgica de la rondalla de la Fuerza Pública con Las golondrinas dedicadas con letra especial al Los niños en la despedida del Papa. Un gruPapa.
po de ellos subió al estrado oficial para darle Su Santidad escuchaba y movía los dedos de e adiós al mensajero de la paz. Castillo) Este McMapas dispegla ae albieitane daoda mzus tardegón Lizano del sEdmPapanase slespid del dieis Monselior Restriktesta fiffeta cerca de la escalinata del avión. Castillo)
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