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es c1 ות ir ld 24 LA REPYBLICA Martes de mayo de 1984 En cada fase del desarrollo de su trabajo, el hombre se encuentra ante el hecho de la principal donación por parte de la naturaleza. y en definitiva por parte del Creador. En el comienzo mismo del trabajo humano se encuentra el misterio de la creación. Esta afirmación ya indicada como punto de partida, constituye el hilo conductor de este documento, y se desarrollará posteriormente en la última parte de las presentes reflexiones.
La consideración sucesiva del mismo problema debe confirmarnos en la convicción de la prioridad del trabajo humano sobre lo que, en el transcurso del tiempo, se ha solido llamar capital. En efecto, si en el ámbito de este último concepto entran, además de los recursos de la naturaleza puestos a disposición del hombre, también el conjunto de medios, con los cuales el hombre se apropia de ellos, transformándolos según sus necesidades (y de este modo, en algún sentido, humanizándolos. entonces se debe constatar aquí que el conjunto de medios es fruto del patrimonio histórico del trabajo humano. Todos los medios de producción, des de los más primitivos hasta los ultramodernos, han sido elaborados gradualmente por el hombre: por la experiencia y la inteligencia del hombre. De este modo, han surgido no sólo los instrumentos más sencillos que sirven para el cultivo de la tierra, sino también con un progreso adecuado de la ciencia y de la técnica, los más modernos y complejos: las máquinas. las fábricas, los laboratorios y las computadoras. Así, todo lo que sirve al trabajo, todo lo que constituye en el estado actual de la técnica su instrumento cada vez más perfeccionado, es fruto del trabajo Este gigantesco y poderoso instrumento el conjunto de los medios de producción, que son considerados, en un cierto sentido, como sinónimo de capital. ha nacido del trabajo y lleva consigo las señales del trabajo humano. En el presente grado de avance de la técnica, el hombre, que es el sujeto del trabajo, queriendo servirse del conjunto de instrumentos modernos, o sea de los medios de producción, debe antes asimilar a nivel de conocimiento el fruto del trabajo de los hombres que han descubierto aquellos instrumentos, que los han programado construido y perfeccionado, y que siguen haciéndolo. La capacidad de trabajo. es decir, de participación eficiente en el proceso moderno de producción, exige una preparación cada vez mayor y, ante todo, una instrucción adecuada. Está claro obviamente que cada hombre que participa en el pro ceso de producción, incluso en el caso de que realice sólo aquel tipo de trabajo para el cual son necesarias una instrucción y especialización particulares, es sin embargo en este proceso de producción el verdadero sujeto eficiente, mientras el conjunto de los instrumentos, incluso el más perfecto en sí mismo, es sólo y exclusivamente instrumento subordinado al trabajo del hombre.
Esta verdad, que pertenece al patrimonio estable de la doctrina de la Iglesia, deberá ser siempre destacada en relación con el problema del sistema de trabajo y también de todo el sistema socio economico. Conviene su bray ar y poner de relieve la primacia del hombre respecto de las cosas. Todo lo que está contenido en el concepto de capital en sentido restringido, es solamente un conjunto de cosas. El hombre como sujeto del trabajo, e independientemente del trabajo que realiza, el hombre, él solo, es una persona. Esta verdad contiene en sí consecuencias importantes y decisivas. h no y de su participación eficiente en todo el proceso de producción, y esto independientemente de la naturaleza de las prestaciones realizadas por el trabajador.
La antinomia entre trabajo y capital no tiene su origen en la estructura del mismo proceso de producción, y ni siquiera en la del proceso económico en general. Tal proceso demuestra en efecto la compenetración recíproca entre el trabajo y lo que estamos acostumbrados a llamar el capital; demuestra su vinculación indisoluble. El hombre, trabajando en cualquier puesto de trabajo, ya sea éste relativamente primitivo o bien ultramoderno, puede darse cuenta fácilmente de que con su trabajo entra en un doble patrimonio, es decir, en el patrimonio de lo que ha sido dado a todos los hombres con los recursos de la naturaleza y de lo que los demás ya han elaborado anteriormente sobre la base de estos recursos, ante todo desarrollando la técnica, es decir, formando un conjunto de instrumentos de trabajo, cada vez más perfectos: el hombre, trabajando, al mismo tiempo reemplaza en el trabajo a los demás. Aceptamos sin dificultad dich a imagen del campo y del proceso del trabajo humano, guiados por la inteligencia o por la fe que recibe la luz de la Palabra de Dios. Esta es una imagen coherente, teológica y al mismo tiempo humanística. El hombre es en ella el señor de las criaturas, que están puestas a su disposición en el mundo visible. Si en el proceso del trabajo se descubre al guna dependencia, ésta es la dependencia del Dador de todos los recursos de la creación, y es a su vez la dependencia de los demás hombres, a cuyo trabajo y a cuyas iniciativas debemos las ya perfeccionadas y ampliadas posibilidades de nuestro trabajo. De todo esto que en el proceso de producción constituye un conjunto de cosas. de los instrumentos, del capital, podemos solamente afirmar que condiciona el trabajo del hombre; no podemos, en cambio, afirmar que ello constituya casi el sujeto anónimo que hace dependiente al hombre y su trabajo.
La ruptura de esta imagen coherente, en la que se salvaguarda estrechamente el principio de la primacía de la persona sobre las cosas, ha tenido lugar en la mente humana, alguna vez, después de un largo período de incubación en la vida práctica. Se ha realizado de modo tal que el trabajo ha sido separado del capital y contrapuesto al capital, y el capital contrapuesto al trabajo, casi como dos fuerzas anónimas, dos factores de producción colocados juntos en la misma perspectiva economistica. En tal planteamiento del problema había un error fundamental, que se puede llamar el error del eco nomismo, si se considera el trabajo humano exclusivamente según su finalidad econo mica Se puede también y se debe llamar este error fundamental del pensamiento un error del materialismo, en cuanto que el economismo incluye, directa o indirectamente, la convicción de la primacia y de la superioridad de lo que es material, mientras por otra parte el economismo sitúa lo que es espiritual y personal (la acción del hombre, los valores morales y similares) directa o indirectamente, en una posición subordinada a la realidad material. Esto no es todavía el materialismo teórico en el pleno sentido de la palabra; pero es ya ciertamente materialismo práctico, el cual, no tanto por las premisas derivadas de la teoria materialista, cuanto por un determinado modo de valorar, es decir, de una cierta jerarquia de los bienes, basada sobre la inmediata y mayor atracción de lo que es material, es considerado capaz de apagar las necesidades del hombre.
El error de pensar según las categorías del economismo ha avanzado al mismo tiempo que surgía la filosofía materialista y se desarrollaba esta filosofía desde la fase más elemental y común (llamada también materialismo vulgar, porque pretende reducir la realidad espiritual a un fenómeno superfluo) hasta la fase del llamado materialismo dialéctico. Sin embargo parece que en el marco de las presentes consideraciones para el problema fundamental del trabajo humano, y en particular para la separación y contraposición entre trabajo y capital como entre dos factores de la producción considerados en aquella perspectiva economistica dicha anteriormente, el economismo haya tenido una importancia decisiva y hay a influido precisamente sobre tal planteamiento no humanístico de este problema antes del sistema filosófico materialista.
13. ECONOMISMO MATERIALISMO Ante todo, a la luz de esta verdad, se ve claramente que no se puede separar el capital del trabajo, y que de ningún modo se puede contraponer el trabajo al capital ni el capital al trabajo, ni menos aún como se dirá más adelante. los hombres concretos, que están detrás de estos conceptos, los unos a los otros. Justo, es decir, conforme a la esencia misma del problema: justo, es decir, intrinsecamente verdadero y a su vez moralmente legitimo, puede ser aquel sistema de trabajo que en su raíz supera la antinomia entre trabajo y el capital, tratando de estructurarse según el principio expuesto más arriba de la sustancial y efectiva prioridad del trabajo, de la subjetividad del trabajo humaSUSA Para su seguridad a cualquier velocidad mes SERVICIOS UNIDOS, RECAUCHADORA CARTAGO Envía a todos los trabajadores del país, su enhorabuena, al celebrar la dignificante e importante fecha de Tels. 51 01 11 Cartago.
26 81 05 San José EL DIA DEL TRABAJADOR HACEMOS LLEGAR UN CARIÑOSO SALUDO TODOS LOS TRABAJADORES DEL PAIS, QUIENES EN SUS DIVERSOS TIPOS DE LABORES, FORMAN EL ENGRANAJE QUE MUEVE AL PAIS EN LA LUCHA DIARIA.
PARA TODO EL PUEBLO COSTARRICENSE, FELIZ DIA DEL TRABAJADOR de Mayo de 1984. USTED YA SABEDONDERECAUCHARS.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica.
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