10 LA REPUBLICA. Miércoles 13 de disiembre de 1984 IT EDITORIAL PENTAGRAMA Los autobuseros le han dado plazo al Gobierno para que aumente sus tarifas.
Ellos no quieren aumentos como los que le recetan al culantro.
El trust del arroz No quieren aumentos como los del tomate o las cebollas.
Quieren algo más sustancioso, jugoso, redondo y racional. 420. 00 la carrera en au tobús en la periferia de San José, les vendría bien.
Pero 30 colones sería un aumento más justo. cuarenta colones uno todavía más apegado a la realidad del país, a la justicia y las disposiciones que se consideran ideales para evitar los disturbios sociales en el área centroamericana.
Nosotros estamos con los au to bu seros.
Si la gente de San José hubiera hecho caso cuando les pedimos cam biar au tomóviles por burros, aviones por globos, yates por cayu cos y veleros y motocicletas por bicicletas, los defenderiamos.
Diríamos que los autobuseros son unos abusivos y cosas así.
Pero nadie quiere pedalear en esta llana tierra nuestra del Vall Central Los pequeños productores de arroz del Atlántico han pegado el grito en el cielo por el decreto elaborado por el señor Ministro de Agricultura en relación con la liberación de los precios del arroz, que a su juicio es un lavado de manos que hace el Gobierno que no desea hacer frente con responsabilidad al ya político cultivo del arroz.
En nuestro editorial del del corriente criticamos fuertemente el plan de liberación de precios de los granos que bajo presión de los grandes productores, tenía en estudio el Ministro de Agricultura, pues entre otras cosas creemos que la respectiva producción no está debidamente estructurada y consolidada, como lo demuestran los altibajos y descalabros que sucesivamente presenta, con grave perjuicio para los mismos productores pero principalmente para los consumidores. Los pequeños arroceros del Atlántico ahora presentan una faceta de nuestras consideraciones al sugerir que no pueden depender de la oferta y la demanda y que si a eso se llega quedarán fuera del mercado, destacando las gravísimas consecuencias de ello para trescientos productores de esa zona. Sustentan esta aseveración en que el comercio del arroz sería manipulado por los grandes empresarios, quienes fijarían los precios de compra y de venta según sus conveniencias, de manera que en este juego podrían decretar su liquidación.
No hay duda de que si tales previsiones llegaran a materializarse, se provocaría una condición monopolistica y el precio del arroz llegaría a las nubes para los consumidores mientras los pequeños productores que no participan en el gran consorcio, recibirían un precio por su producto que no cubriría el costo de producción. Las apreciaciones que los quejosos hacen al respecto destacan claramente las consecuencias que ello tendrá para sus actividades, que hasta ahora están manteniendo con enormes sacrificios debido a las inversiones que han debido hacer, con crédito bancario, para completar los equipos requeridos.
La declaración en referencia da pie para pensar que el trasfondo del problema podría ser cabalmente lograr sacar del mercado a los arroceros del Atlántico, cuyos costos de producción compiten con gran ventaja con los que se obtienen en otras regiones, en cuyo caso se está cometiendo una gran injusticia con productores y consumidores y manteniendo una situación monopolistica que en muchas ocasiones ha costado muy cara al país.
Si se ha dicho que el Atlántico tiene condiciones particularmente favorables para el cultivo del arroz, en donde inclusive se pueden sacar dos cosechas al año, pues pareciera que lo más conveniente para la economía nacional y para los consumidores es concentrar todo el esfuerzo de producción arrocera en esa región: quizá entonces hasta alcanzaría el país un costo suficientemente competitivo en los mercados internacionales que le abriría una nueva fuente de exportación y de producción de divisas, objetivo éste en que el Gobierno ha centrado sus mayores esfuerzos.
Creemos necesario que estas hipótesis sean aclaradas meridianamente por el señor Ministro de Agricultura y si las cosas siguen como van, que cuando menos se busque la manera de asistir a los pequeños productores del Atlántico para la liquidación de sus negocios y de sus deudas con los bancos y su cambio de actividades: no es conveniente ni justo dar el golpe de gracia a trescientos pequeños agricultores y menos en momentos en que se busca desesperadamente el camino para dar tierra y asistencia a tantos miles de campesinos que carecen de ella, más los que quedarán cesantes si no se logra llegar a un arreglo con las compañías bananeras del sur.
Los dueños de Mercedes abominan a los burros y ni siquier han querido aceptar camellos.
Ellos dicen que los únicos camellos son los trabajadores de su empresas y con eso basta.
Los motociclistas, que caracolean por la ciudad armando ruid con sus escapes abiertos, no simpatizan con el silencio de las bicicle tas, a las que llaman engendro del infierno.
Caminar era una cosa que ocurría en los tiempos de la era palec zoica, pero ahora no debe hacerse, porque los médicos descubriero que quien camina mucho, se corvea de piernas.
来来来 en vez de un hermoso barco con piscina, como el Crucero de Amor, jugársela en un cayuco de remos o en una panga armada di velero, es para loquitos.
Por estas razones es que el autobús es la salvación del mundo del hombre y de todo lo que exista. siendo así, pues entonces es justo que económicamente si le reconozca su maravillosa existencia decretando el aumento de la tarifas a lo que salga, que todos estarán contentos con ello, con ta de no cabalgar, correr, caminar o pedalear.
La ¿HAN VISTO ACERCARSE LA SEGUA?
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