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LA REPUBLICA. Martes de abril de 1985 E Convención cafetalera de Boca Ratón en le Lic. Arturo Morales Flores S la más importante a nivel mundial donde se dan cita los exportadores e importadores de café del mundo. Se lleva a cabo todos los febreros en el lujoso Boca Raton Hotel en florida.
El tema principal (como lo fue el año pasado) es desarrollar una promoción del café para atraer a la juventud norteamericana, que no toma café y como es lógico el futuro del consumo del café depende de ellos. Para interesarlos hay que acomodarse a los temas que a ellos les interesa: una música estridente que rompe los tímpanos, mostrarles sus ídolos del cine, la televisión, deportes y otras actividades.
La National Coffee Association de los Estados Unidos va a gastar 30 millones de dólares este año (que comparado con lo que gastan los rivales como las gaseosas, cerveza y la leche) es una gota de agua. Pero es mejor algo que nada. Esos 30 millones se concentrarán en las ciudades de Orlando, Florida, donde está Disney World y EPCOT, y Portland, Estado de Maine. Por qué sólo se gastará en dos ciudades tan distintas? Por razones técnicas que ocuparía páginas para explicarlas. Es una promoción genérica, es decir, no se anuncian tipos de café, marcas o países.
Será especialmente en la televisión. Las grandes firmas tostadoras americanas gastan cientos de millones cada una anualmente en anunciar sus propias marcas.
Hubo una concurrencia numerosa de centroamericanos y de México, quienes en los pasillos y en las cabañas comentamos una serie de temas cafetaleros. Uno de ellos, y quizá el principal, es el vacío que sienten los cafetaleros centroamericanos, México y del Caribe, de no contar actualmente con la FEDECAME (Federación Cafetalera de América) que tuvo su sede en San Salvador y desarrolló una labor encomiable de cohesión, fuerza y entendimiento.
Me recuerdo cuando la formamos en la ciudad de México en 1945 (y digo formamos, porque yo creyendo ingenuamente que con la Oficina de Londres era suficiente.
Hoy se dan cuenta que es precisamente en la actualidad cuando más se necesita FEDECAME, porque la OIC de Londres tiene otras funciones totalmente distintas.
Resumiendo: estamos los centroamericanos y demás países del Caribe, exactamente a foja cero como en 1945, desorganizados, dispersos, desunidos y al vaivén de los grandes. Al disolverse FEDECAME cambiamos la unión que hace la fuerza y da poder de negociación, por la desunión que promueve la debilidad. Además, tantos esfuerzos por tantos años se botaron al mar. En cambio, los africanos, más perspicaces, comprendieron que durante la vida del Convenio era aún más indispensable permanecer unidos bajo la protección de su Asociación que les aumenta el poder de negociación, especialmente para la distribución de las cuotas anuales. Sabia decisión que les ha servido para tener cada vez más peso en las decisiones de fondo del Convenio del Café.
Pero nunca es tarde para corregir un error y retomar el camino correcto.
asistí en representación con otros compañeros ticos del Instituto del Café de Costa Rica, hoy Oficina del Café, y hasta me tocó redactar el anteproyecto de su constitución.
La idea central fue formar un tercer frente para contrapesar la influencia dominante de Brasil y Colombia (los gigantes del café. Trabajamos en gran armonía con ellos y aún sirvió de modelo para formar la Asociación Cafetalera del Africa y los ayudanos para que se formaran.
Desafortunadamente cuando se firmó el primer Convenio del Café y se creó la Oficina Internacional del Café con sede en Londres, los miembros de FEDECAME cometieron el craso error de disolverla, 2a S, or Las opiniones contenidas, en los artículos publicados en esta página, son las personales de quienes las firman y no coinciden, necesaenriamente, con las del periódico.
eLos refugiados 0, Luis Fernando Moya Mata 20 0, en OS ODOS los días llegan del norte pequeñas cantidades de nicaragüenses, expulsados de su país víctimas de la guerra, la destrucción y el hambre.
Enfermos portadores de enormes cantidades de bacterias, virus, parásitos y demás calamidades que pueden aquejar al ser humano en abandono y con el signo del terror en sus ojos. Pequeñas cantidades que sumadas una con otra, en forma ininterrumpida, van formando la gran masa de refugiados que comienza a inquietar a todos los costarricenses. Ellos, los que andan en pos del abrigo y la seguridad para sus hijos, no tienen la culpa de lo que les está pasando. Incluso, ni lo comprenden. El analfabetismo de que son también víctimas, gracias a un abandono cultural secular, los pone en desventaja a la hora de tratar de comprender por qué tanta privación, por qué tanto sufrimiento. cuando la metralla y las bombas los acosan, y la enfermedad los maltrata y los borra de la faz de la tierra, sin que haya médicos ni medicinas, ni medio alguno para reparar la salud; como animales acosados, buscan la salida que les permita sobrevivir, más por instinto que por interés.
Ese es el panorama que tenemos a nuestra vista. Costa Rica, un pais pobre, con un territorio muy limitado y con una población que creció en forma desmesurada a partir de la mitad de este siglo, por razones de posición geográfica; fundamentalmente, por ser vecina inmediata de la República de Nicaragua, ha tenido que recibir diariamente a quienes huyen de los horrores de la guerra. hay preocupación que se palpa en el ambiente nacional. No es que el costarricense se resista a recibir a los hermanos nicaragüenses que necesitan el remanso dulce y fresco de la paz que aún respiramos. No.
Simplemente que requiere, por un afán de protección a nuestra propia seguridad, la cual involucra a esa paz que deseamos conservar, que haya orden en la recepción de quienes buscan justamente refugio ante la persecución. En otras palabras, que quienes lleguen a nuestras tierras sean las personas que en verdad califiquen como refugiados, básicamente, mujeres, ancianos y niños que en modo alguno pueden permanecer bajo un estado de tensión y angustia inimaginables.
Tenemos que recordar que el mundo, compuesto de naciones grandes y poderosas, no solamente mira con indiferencia la situación que Costa Rica tiene que enfrentar, sino que incluso, la ignora en forma radical.
Claro está que las Naciones Unidas, a través de la oficina respectiva para la atención de los refugiados da el apoyo financiero indispensable, pues de otro modo, seria imposible para nuestro país enfrentarse a semejante situación.
Mas, no es solamente de dinero el asunto. Ante la llegada masiva de nicaragüenses que se produce en tiempos de crisis profunda en nuestro país, ocurre una serie de consecuencias que mantienen severamente preocupados a los costarricenses. Porque, no es solamente que todos los dias nos lleguen decenas de personas que antes no estaban en el país; es que todos los días se produce desaparición de fuentes de trabajo para los que viven en Costa Rica. Así, por ejemplo, el retiro de la Compañía Bananera de la zona sur, ha convertido a esa parte del territorio en una franja calamitosa y estéril, con cierre de negocios pequeños que también dejan cesantes a empleados de comercio clausura de escuelas (que deja sin plazas a maestros. abandono de fincas, etc. El retiro de otra compañía bananera de la zona de Río Frío y otras regiones norteñas, también con parecidas consecuencias. En fin, que además de que nos empobrecemos todos los días, que nos quedamos sin fuente de trabajo, llegan más y más personas a quienes no les podremos ofrecer más que paz con hambre.
Costa Rica necesita de la solidaridad continental. El hecho de que este país sea limitrofe con Nicaragua, no es suficiente para que por sí solo convierta la circunstancia en una obligación intransferible. Buena voluntad y amor fraterno, el costarricense lo ha demostrado a través de toda su historia. Este territorio bendito ha sido generoso con cuanto ha llegado huyendo de la persecución y del y terror. Pero, no es justo que la carga sea asumida solamente por nosotros, mientras el resto de los países americanos, con excepción claro está de Honduras también limítrofe mira con indiferencia la seria crisis de población y alimentos que se nos avecina a muy corto tiempo.
Hemos sentido en los últimos tiempos un gran cambio en nuestro modo de vida, sin que esto signifique que sea responsabilidad de quienes llegan todos los días a nuestra frontera. Sin embargo, debe ser observado como sintoma, en el sentido de que, si no se toman medidas serias y positivas, la presión social, la desocupación, la enfermedad, podrán transformar todo el sistema de vida que por largos años ha constituido la idiosincrasia costarricense. Es bueno hacer un llamado a los demás países del continente, para que asuman también su cuota de responsabilidad y solidaridad humana.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.