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LA REPUBLICA. Jueves 23 de mayo de 1985 11 Viejo y nuevo diablo Por: Arturo Uslar Pietri del diablo es un tema muy antiguo y que, sin embargo, no pierde su fascinación. Al través de las edades los hombres han creído reconocer este personaje que concentra toda la maldad, curiosos efectos de terror, de ambición y hasta de muchas formas de turbia esperanza. Ninguna criatura invisible fue más visible y presente que él en la imaginación de la gente popular por siglos y siglos. veces se le veía como el poderoso Luzbel que se atrevió a desafiar a Dios, a veces como el jefe de una legión temible que invadia toda la realidad humana, a veces, incluso, como un torpe y degradado agente del mal que era fácil de engañar y burlar, y a quien en el folklore de Occidente se le han jugado mil ingeniosas tretas para engañarlo. Un diablo más fácil de esquivar que los gendarmes del rey y que los ladrones.
Hay un diablo del folklore, lleno de anécdotas, un diablo transformista que reviste las más increíbles formas, que a veces es una bestia horripilante y otras una bella mujer, hay un diablo sutil, dificil de descubrir, que maneja hábilmente hilos de intriga, insolubles a los más sabios teólogos y hay, además, un diablo histórico.
Este último es el más fácil de seguir aunque no el menos engañoso.
Se han escrito muchos eruditos tratados para seguir su huella desde que aparece como personaje ante los hombres, al través de todas sus evoluciones, hasta hoy. Alguien podría decir que no es el diablo que puede tener el habitante de la gran ciudad de hoy, es totalmente diferente de la que solía tener el campesino europeo de la Edad Media.
De una presencia casi familiar se ha convertido en una abstracción filosófica, de una realidad tangible en un símbolo, de un retrato hablado con pelos y azufre en una metáfora del mal.
le haya consagrado es el del profesor Jeffrey Burton Russell, que acaba de publicar en la Universidad de Cornell el tercero y último tomo de una monumental indagación sobre el diablo en la historia (Lucifer the Devil in the Middle Ages. Cornell. 1985. Es el sucesor de dos tomos anteriores del mismo autor que llevan por título: El Diablo: Percepción del mal desde la antigüedad hasta el cristianismo primitivo y Satán: La tradición cristiana temprana. El conjunto es un vasto panorama de la personificación del mal que arranca desde Egipto y Mesopotamia y concluye en la Europa del Siglo XV. Representa un calificado ejemplo de esa nueva historia de los conceptos que apenas comienza en nuestros días y que difiere de la ya conocida historia de las ideas, en que trata de integrar el estudio del pensamiento elevado con el pensamiento bajo, la teología y la filosofia con el mito y el arte, los productos del inconsciente con los de la conciencia. Un concepto difiere de una idea en que el primero tiene una base social y cultural más amplia que incluye niveles psicológicos más profundos que lo meramente racional.
el casi legendario profeta iranio que existió hace mil o mil seiscientos años y del que sólo quedan fragmentos que han tenido un inmenso eco en la evolución mental de la humanidad. Zaratustra, o Zoroastro, creía en dos deidades opuestas y enemigas entregadas a una batalla constante, la del bien que era Ahura Mazda y la del mal que se llamaba Arihman. Eran dos Deidades en combate perpetuo pero en el final apocaliptico triunfaría definitivamente el dios del bien y comenzaría un tiempo de transfigurada felicidad para los hombres.
De allí arrancan las derivaciones que llegan hasta la aparición del cristianismo. La religión hebrea, tal como se refleja en el Antiguo Testamento, no concibe al diablo. La idea aparece lentamente en el cristianismo primitivo.
El diablo responde a la necesidad angustiosa de explicar la presencia del mal en el mundo. Un dios de bondad no podía permitir el mal en todas las innumerables formas en que se presenta al hombre. Se resolvió el dilema encarnando el mal en un antagonista de Dios, que al mismo tiempo era su criatura y al que, finalmente, desría según las profecías apocalípticas. Ese personaje enemigo de Dios y del bien es Satán, o Lucifer, o el diablo, como se le quiera llamar por alguno de los infinitos nombres que le han dado los aterrorizados hombres.
El problema teológico y filosófico que plantea la existencia del mal refleja los conflictos y los azares de la civilización occidental.
Es una manera de resolverlo.
También con el concepto cambia el diablo. Ya casi nadie lo ve como los hombres de la Edad Media, con sus cuernos de macho cabrío con sus pezuñas hendidas. Su cola terminada en un dardo, su respiración de fuego y su olor azufrado, apareciendo y desapareciendo en las pesadillas reales o imaginadas. Ahora reviste otros rasgos y otra entidad.
Russell intenta adaptarlo a la mentalidad del hombre del siglo XX y para ello lo concibe como una fuerza cósmica impersonal, porque piensa que una fuerza real está activamente presente en el cosmos generando el mal. Esta fuerza maléfica tiene un centro propuestamente contrario al bien.
Nos impulsa a odiar el bien, el cosmos y los demás seres. Para los cristianos la persona del diablo puede ser una metáfora, pero que cubre algo que es real, que efectivamente ocasiona horrores todos los días en todas partes y amenaza con destruir el planeta entero. Por ese camino el diablo podía terminar siendo la simplista personificación de aquella entropia que los fisicos modernos han encontrado como principio de destrucción de todos los sistemas y por lo tanto del Universo.
Leida así la historia multiforme y cambiante del diablo equivale a repasar la historia del hombre mismo desde un ángulo inusitado pero rico en revelaciones.
El más reciente, y seguramente el más monumental, estudio que se Según Russell, el padre del diablo es probablemente Zaratustra, Las opiniones contenidas, en los artículos publicados en esta página, son las personales de quienes las firman y no coinciden, necesariamente, con las del periódico.
Peces tos acuáticos se adhieren a otros y bre de eleótridos, lo cual significa aun a buques y ballenas mediante en español, aceitosos cuyos repre un disco suctor; son de citar aqueUsted, como sentantes son muy conocidos por llos que forman bolas de miles y yo, y como todo el los pescadores de río con el nombre miles de ejemplares para librarse mundo, nos abuvulgar de guavina: pues bien, estos de sus depredadores; no faltan los rre y cansa, en pertenecen a un super orden munocasiones, la conque respiran con pulmones, y, en el peces que trepan a los árboles; al dial denominado sarco pterigios templación impoestío, se encapsulan y duermen en gunos, fabrican esmerados nidos. lo cual quiere decir simplemente hoyos secos; mucho se ha hablado y tente de las miseno faltan los que cambian de sexo aletas carnosas) el cual, como se escrito acerca de los que vuelan, en rias humanas, a voluntad; muy conocidos son los ve, presenta una notable caracteincluidas, desde el mar; pero también los hay, volaque descargan golpes eléctricos rística: nuestra popular guavina dores, en el agua dulce; y, en fin, luego, las que le con sus baterías de alto voltaje; tiene sus dos aletas pectorales para no ser tan prolijo, cito, por afligen a uno en otros portan verdaderas cañas de montadas sobre brazos carnosos, primer término. Por: Alfredo pescar que consisten en un largo con armadura ósea, carne, teguúltimo, y sin agotar con mucho la lista de curiosidades, el conjunto Es así como pre Vincenzi apéndice con punta luminosa con mento y escamas; se conoce una esferimos, usted y el cual atraen a sus confiadas prede aquellos que roncan, cantan, pecie, por otra parte, de los verteyo, y toda la gente, fijarnos, en esos gorjean y gruñen en los fondos masas; muchos se mimetizan de tal brados acuáticos los cuales momentos depresivos, en la belleza rinos o en la pura orilla. Creo que manera, que se confunden, total aludimos en este comentario natucruel e impasible, del resto de la usted y yo, y alguna otra gente hemente, con el entorno, sean pie ralista, que atrapa insectos lannaturaleza. Fue así como, uno de mos olvidado, por unos instantes, dras, lodo o algas; existen algunos zándoles certeros escupitajos; en los agobiantes problemas humaestos días, pensé en detallar una que cazan insectos, de salto en sal las más grandes profundidades del serie de peculiaridades acerca de nos, con esta listilla que hice. En to, caminando sobre arenales y océano, existen los que están pro verdad, el hombre, con toda su preesos vertebrados acuáticos cuyo fangales mucho más allá de donde vistos de luz espléndidamente fulsunta inteligencia, no es más que nombre da el título a este pequeño llega la espumosa linea de la ma gurante, producida por cierto tipo una infima parte de esa infinita escarceo presuntamente ictiológi rea alta; en nuestro país existe una de pigmentos y de bacterias simnaturaleza. Una partícula del Unico. Pero entremos en materia: hay familia de ellos que recibe el nom bióticas; algunos de estos animaliverso.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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