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8 LA REPUBLICA. Lunes 30 de setiembre de 1985 EDITORIAL PENTAGRAM: per esco lor qui me.
Mé.
арт Justicia para Así como en Guatemala, Bolivia, Angola y otros países la moda son los gobiernos golpistas, en Panamá lo es la de los presidentes renunciantes.
los pensionados Ya Panamá ha superado el golpe abierto de estado, descubierto el sistema de hacer renunciar a los presiden tes.
doc do OSC dor tris las ant tro рот par е und toa dor Con gia Con la renuncia de Nicolás Ardito Barletta, y de 1988 a esta parte, han renunciado a la presidencia de su pais Aristides Royo, Ricardo de la Espriella y Jorge Illueca.
son yo par por eso lo llaman los panameños, que no pierden el ha mor pese a que cada día se les descompone más el país golpes de estado técnicos.
No se necesita ser brujo para adivinar quién es el qu marca en su reloj, la hora de renunciar para un presi dente.
lla sig ya de hui ent ent Es el verdadero poder tras las sombras, el hombri fuerte, el mandamás.
Estamos muy identificados con las demandas de justicia que exige una enorme mayoría de los pensionados que pertenecen a los múltiples regimenes existentes, con la excepción de los privilegiados del abusivo y dispendioso sistema de Pensiones de Hacienda, redondeado hacia arriba, sucesivamente, por la generosidad incalificable de sus propios diseñadores y a la vez beneficiarios, los diputados. Porque es evidente que con la violenta caída del valor del colón, las pensiones se han reducido en su poder de compra, a la quinta parte de lo que fueron antes de la flotación de la moneda nacional, provocando ello situaciones verdaderamente angustiosas a los pensionados. Hace unas pocas semanas la prensa publicó la queja de un ciudadano que tiene una pensión de 44. 000. 00, de la cual 500. 00 destina al pago de la vivienda, quedándole un saldo exiguo para atender todas la demás necesidades. Este problema se multiplica por decenas de miles porque es la realidad fatal que resulta del vertiginoso proceso inflacionario que vive el país, siendo ésta una de sus más graves e injustas consecuencias.
Por lo anterior es muy natural, humano y justo que las pensiones se reajusten sucesivamente de manera que siempre sean suficientes para mantener el nivel de vida y el bienestar del pensionado.
En esto hacemos causa común con los maestros y con todas las personas mayores que han entrado a disfrutar de una merecida pensión, después de trabajar cuarenta o cincuenta años. Sin embargo, dentro de regímenes cuyo financiamiento descansa en cuidadosas formulaciones matemáticas y que operan, consiguientemente, a manera de un sistema de reparto que distribuye el rendimiento financiero de las respectivas reservas, el reajuste de las pensiones de acuerdo con la pérdida del valor de la moneda, no puede hacerse en forma total. Pero si lo puede hacer, con gran injusticia, el régimen de Hacienda, porque éste descansa sobre los tributos que pagan todos los costarricenses y no en cálculos actuariales y fórmulas financieras. Además, en este sistema no existen las exigencias de tiempo de contribución que rigen forzosamente para los otros, haciendo más ostensible y extrema la injusticia de la discriminación.
El planteamiento de los educadores tiene los graves defectos, aunque en menor grado, que se han señalado al régimen de Hacienda y sin llegar a las granjerías de éste, pero también gravita sobre las espaldas de los contribuyentes y es en este particular en el que tenemos que disentir de sus pretensiones, si bien ya dijimos que las consideramos justas en cuanto tratan de mantener el poder adquisitivo de la pensión.
Estas demandas tienden lógicamente a generalizarse a todos los regímenes que se financian con impuestos y están cargados, por consiguiente, al presupuesto público; el mal ejemplo lo dan las generosas pensiones de Hacienda, que por incorporar entre sus beneficiarios a los diputados, éstos reajustan y acomodan a las más caprichosas circunstancias, agobiando cada vez más y más al exprimido contribuyente.
Por todo ello hemos condenado la multiplicidad de regímenes con derechos y regulaciones que varían profundamente entre unos y otros y que son el fruto de leyes promulgadas exclusivamente con la lógica y principio fundamental, del interés político.
Por todo ello hemos creído siempre que el Estado debe tener un régimen único de pensiones dentro de la Caja Costarricense de Seguro Social, que cobije a todos los costarricenses por igual, con los mismos derechos y obligaciones para todos, sean diputados, maestros, obreros del Ministerio de Transportes, diplomáticos, funcionarios del Sistema Bancario Nacional, o trabajadores y gerentes de la empresa privada. Pero siempre que se ha tratado de hacerlo, hay una oposición cerrada de parte de los que disfrutan un régimen de privilegio y cabalmente, los educadores han sido los líderes en esa actitud tan negativa. No hay duda que, políticamente, ellos constituyen un grupo de presión muy poderoso La gente dice que podría ser el general Noriega, pero a nosotros se nos ocurre que no, rechazamos ese chisme.
No creemos ese cuento, porque el general Noriega es de lo más bueno, va a misa todos los días, ama al prójimo habla lindísimo de la democracia, está tratando de con vencer a los comandantes de Nicaragua de hacerse cris tianos, se hace ojitos con Reagan, jamás se le ha visto descabezando a nadie y solamente cumple a fidelidad, si labor militar de defender la seguridad del país y sus pre sidentes.
Así que el poder tras las sombras, al hombre fuerte al mandamás, habrá que buscarlo en otro lado.
He: nor me: ferd fer ma tro free cole no suf y de rro go.
la cas fest el dia tod len Que existe, pues existe, pero no en donde se dice qu existe. Estamos todos de acuerdo?
tene DE VUELTA DE WASHINGTON ¿COMO NOS FUE CON EL FONDO, DON DANILO?
La República Publicado por Editorial La Razón, BRRR.
CREO QUE SALVE LA CANASTA BÁSICA DEL CONGELAMIENTO Mer San vec de Jose tac Sara Jos.
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