12 LA REPUBLICA. Lunes 10 de marzo de 1986.
CAMINO ALTITULO Por Everardo Herrera Soto BER y la EZA mo eje Ma El Cartaginés desnudó ayer al Deportivo Saprissa. Lo hizo en 30 minutos, en la cancha del estadio Fello Meza, ante la presencia de más de siete mil testigos.
Ellos vieron como la salida de Jorge Jiménez, dejó a un equipo sin brújula, sin orientación, confundido e inseguro. Aunque Pipiolo es pequeño en estatura, para el equipo morado es lo más grande: es el hombre que le da vida a su fútbol, como lo reconoce Marvin Rodriguez El retiro obligado por lesión, dejó a la oncena capitalina en esa situación en los últimos 30 minutos del encuentro, después de que su equipo había dibujado el fútbol con solvencia y había reducido al cuadro brumoso casi a la im.
potencia El partido, que tuvo muchos altibajos, fue de dos caras: el primer tiempo de color morado y la mayoría del segundo, blanquiazul. El marcador de a favorable a los locales fue justo al final, aprovecho Jas debilidades del adversario y eso marcó las diferencias.
Cara morada Saprissa arrancó bien. Las ágiles piernas de Jiménez, las arremetidas de Coronado y el apoyo de Morales, lo hicieron lucir muy temprano como favorito, ante un equipo asediado por el trauma que le produjo la goleada de Heredia, el domingo pasado. los nueve minutos cae el gol morado. Un balón que recibió bien por la izquierda, Juan Morales, le permitió avanzar y centró hacia el área brumosa. Monge y sus guardianes se quedaron viendo cómo la peloto llegó y siguió de lado, hasta que el botín de Evaristo Coronado, los sacó de su mansedumbre.
La pierna derecha del delantero tocó la peMora remató, Rojas no puede quedarse con la pelota y Gómez (fuera de foco. recogería el rechazo inseguro, para convertirlo en el segundo gol brumoso. Cojal)
Ganó a Cartagines desnudó al Saprissa BOITUS lota con precisión, hacia el rincón izquierdo del guardameta e hizo estallar el alarido de gol de las gargantas saprissistas.
Después Saprissa acrecentaría su dominio.
Cartago se convirtió en un pobre equipo, en el que sólo Cuza, se erguía como la pieza que trataba de despertarlo de sus desaciertos.
Los morados tuvieron más opciones de anotar, pero no pudieron asegurar la jugada, cuando se da el toque final, el definitivo. También perdieron varias proyecciones claras en piernas de Díaz, quien no tiene panorama para ver el fútbol fácil. Se excede en acariciar la pelota y después no tiene espacio, ideas, ni nada, para crear algo positivo.
Díaz perjudica, más de lo que beneficia al Saprissa. Su fútbol es una locura, impredecible, sacia su vanidad, pero ahoga a su equipo en la confusión y la improductividad.
23TIAMea ZAAUTMI9 El re frus XIMA plicablemente Gámez mantenía en la cancha, le dieron un vuelco al encuentro.
La lesión de García, quien se quedó revolcándose, dejó al Saprissa indefenso, en una incursión de Mora, quien centró hacia el área morada.
La desprotegida retaguardia del Saprissa, le facilitó el trabajo al espigado Róger Gómez (ingresó en la complementaria. para que de cabeza, convirtiera el empate a los 74 minutos.
Con la salida de García (sustituido por Sáenz. la defensa saprissista fue un coladero.
Mora otra vez, remató a marco, las manos de Rojas temblaron, soltaron el balón y Gómez no lo perdono. Con remate seco, hizo llegar la pelota al fondo de las redes y anotó así el segundo y definitivo gol, que le dio la victoria al Cartaginés a los 88 minutos.
Los dos minutos restantes sólo fortalecieron la imagen. Saprissa era un cuerpo sin coordinación, sus órganos (defensas, volantes y de lanteros. peleaban una guerra por separado y por supuesto, que así no se va a ningún lado, excepto el fracaso. Cartago desnudó al Saprissa: un equipo no puede basar su juego en un sólo hombre (Jiménez. depender de las arre.
metidas de Coronado, una locura de Díaz, el coraje de Mora y no tiene hombres en el banquillo, para hacer un relevo de emergencia.
El acecho brumoso Con la salida tempranera de Jiménez, en la segunda fase, Saprissa se vino abajo. Su fútbol se hizo añicos. Se acabó el balompié fluido y transparente que ofreció anteriormente. Recurrió a la desesperación y lo demostró con los pelotazos.
Cartago en los pies de Cuza, tomó el pulso del juego. Lo apoyó Velásquez y con el ingreso Rojas sale en falso, el balón lo supera, pero para su fortuna, sale desviado. En la segunda de Mora, por el errático Hidalgo, a quien inex parte, las angustias del partido se vivieron en el campo del Saprissa. Cojal)
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