100 LA REPUBLICA OPINION 13A Viernes 16 de octubre, 1998 OPINION CON EL LECTOR Guerra al crimen Espacio cedido a un campeón Orlando Argüello Miranda es un joven de 14 años (octavo año del colegio de Naranjo. ganador del concurso de oratoria en los colegios oficiales. El tema expuesto fue sobre los 50 años de los Derechos Humanos y por eso el título de su discurso. Los Derechos Humanos en el marco de la globalización eón Cortés Pacheco, sobrino nieto del ex presidente don León Cortés Castro, un sábado a las tres de la tarde estaba frente a su casa limpiando su moto. Entró a traer algo para secarla y cuando regresaba encontró a la sirvienta amarrada en la cocina. la par había un hombre armado. Trató de defenderse y el asesino le disparó un tiro en la cabeza y dos días después había muerto. don Francisco Queralt Curcó cuando regresaba a su casa, pasadas las doce, de recoger a su hija que andaba en una fiesta, dos hombres armados lo esperaban para robarle el carro. la hija la golLo que pearon y la tiraron al nuestros suelo, y a políticos no al tratar de pueden, o no defenderla le quieren dispararon varios tientender es que ros y lo matael país, en ron en el acmateria de to. Cada se mana nunca seguridad se falta un asalencuentra en to a un banuna grave co, a una jocrisis.
yería o a un negocio importante.
En Costa Rica ya desaparecieron de las calles los rateros y los ladronzuelos. Ahora están en manos crimen organizado. Aquí lo que opera es una verdadera mafia que trafica con droga, roba carros para la exportación, asalta, mata y roba dinero para financiar los gastos de su tenebrosa operación.
La indefensión de los ciudadanos es total y absoluta. Los barrios de San José parecen una serie de pe queñas cárceles, ya que cada propietario rodea su casa de toda clase de verjas y alambradas para en alguna forma tratar de protegerse de los asaltantes. las mujeres en la acera, camino a su casa, pasa un motociclista y les arrebata la cartera. En los supermercados hay especialistas en el robo de tarjetas de crédito.
Por un mal entendido antimilitarismo, el Estado carece de una bien entrenada y eficiente fuerza de se guridad. El Ministerio respectivo no cuenta con oficiales debidamente entrenados y los cuerpos de policía apenas si han recibido un corto entrenamiento. Uno de los más importantes componentes de la Fuerza Pública, contraviniendo claras disposiciones de la Constitución Política, está a cargo del Poder Judicial.
Lo que nuestros políticos no pueden, o no quieren entender es que el país, en materia de seguridad se encuentra en una grave crisis. Nos encontramos en un estado de emergencia, al borde de una guerra. Así lo deberían entender y el Poder Ejecutivo debería mandar a la Asamblea Legislativa un proyecto de declaratoria de guerra a la mafia y al crimen organizado.
y En Costa Rica se le van a pagar treinta mil dólares mensuales a un entrenador de fútbol, y no somos capaces de contratar seis oficiales extranjeros de cinco mil dólares mensuales cada uno, para que vengan a dirigir las distintas especialidades de los cuerpos de seguridad.
Ya es hora de que los señores magistrados dejen de jugar a detectives y policías, y le entreguen el Organismo de Investigación Judicial al Poder Ejecutivo que es al que le corresponde ejercer esa función. Lo primero que deberían hacer los diputados es presentar un proyecto de reforma constitucional, revisando el concepto de autonomía económica del Poder Judicial. La proporción que se le asignó es excesivamente alta, al extremo de que el Presidente de la Corte anunció con bombos y platillos que el Poder Judicial había resuelto donarle seiscientos millones del colones al Ejecutivo para que lo invierta en mejoras del sistema carcelario. No cree don Edgar que la palabra correcta es reintegrar y no donar, ya que el Estado es uno solo y no es divisible?
Aquí se gastan miles de millones en programas como el de Asignaciones Familiares, Aviación Civil, Banco Anglo, CODESA, Fondo de Emergencia Agrícola, y su administración se pone en manos de ineptos que los despilfarran o se los roban, y todos se asustan cuando se propone un incremento en el presupuesto del Ministerio de Seguridad Pública.
En Alemania ningún banco cuenta con personal de seguridad. Están equipados con sistemas altamente sofisticados de alarmas que cuando son activadas, automáticamente lo comunican a la policía. Antes de cinco minutos ese banco se encuentra rodeado de autos de la policía y esa fuerza es la que se encarga de atrapar a los delincuentes. Ahí es el Estado el que ve la por la seguridad de los ciudadanos. Aquí uno llama a Radiopatrullas y tiene que esperar más de una hora para que aparezca una unidad toda destartalada.
Lo primero que deberían hacer es contratar con las agencias que representan las marcas de los automóviles que se utilizan como radiopatrullas, para que les den un servicio permanente y los mantengan en perfecto estado de funcionamiento. Me cuentan que aquí, por falta de repuestos lo que hacen en el taller del Ministerio, es ir desarmando poco a poco las radio patrullas para así poder ir reparando las que se van dañando.
Quisiera iniciar una cruzada con el apoyo de miles de compatriotas para declararle la guerra al crimen. Solo declarándole una guerra a todos los niveles, podremos controlar la avalancha de la mafia. Guerra al crimen. Guerra a la mafia!¡Guerra a la corrupción. qué es lo que quieren, que se organice la Mano Blanca?
En este minuto, contrastan el silencio de un niño a punto de ser abortado en una clínica clandestina, con el rugir de un cañón en la República del Congo, o el disparo a quemarropa de un guerrillero en Colombia. Contrastan MARCO las grandes transnacionales con el chinamo de AURELIO mitío Alonso, quien alguna vez quiso con otros SALAZAR campesinos formar su empresa, Es triste ver la riqueza en manos de unos pocos mientras el resto es marginado con situaciones como descampesinación, precarización y exclusión de la fuerza laboral.
Todo esto, en gran parte, obra de la globalización y del nuevo liberalismo: el neoliberalismo.
Ante estas realidades surge como el grito de la lógica, un cuestionamiento (el mismo de la Revolución Francesa o el que trémulamente habrá cruzado tantas veces por el pensamiento de Martin Luther King. Serán los Derechos Humanos ese oasis en el desierto de los tiempos o simplemente se han convertido en una burla de los poderosos hacia los más débiles? través de la historia siempre han sido parte del ser humano pero hasta hace algunos siglos brillaron en todo su esplendor, como el sol que es necesario para la vida digna. Prime ro dándonos la preciosa libertad, símbolo de la felicidad; luego la igualdad, tesoro concreto del espíritu humano; después la so lidaridad, que es la batuta de la mano de Dios en las personas.
Sin embargo, no se hicieron para estamparse como Declaración Universal de los Derechos Humanos. sino para cobrar vida en cada uno de nosotros.
En el presente, además, nos enfrentamos a la globalización: proceso objetivo de transformaciones no solo económicas sino también espirituales, morales y culturales. Se dice defender los y Derechos Humanos por tener su base en la independencia, pero qué clase de libertad puede ser aquella que niega las oportunidades, rechaza el cambio y renuncia a la esperanza después de cimentarse en ellos; con qué moral pueden hablarnos de libertad, cuando esclavizan a tantas personas en el consumismo superfluo; cómo pueden hablar de paz, si hay personas que sufren de hambre o no encuentran el sentido de su vida, las mismas que depositan su confianza en tratados para verse luego sumidas en la pobreza.
La paz no es solamente la ausencia de guerra. Qué más da morir por una bala o de hambre, si las dos opciones niegan el derecho a la vida!
Debemos como faroles iluminar el camino hacia el ho rizonte del mañana; hacer de nuestras vidas un buen mensaje que impulse la realidad; cubrir quiénes somos sin ahogarnos en las confusas transformaciones que se imponen igual que el nuevo siglo.
Respetar nuestros derechos es dar un paso firme en la eterna batalla entre el ser y el tener. Los Derechos Humanos han atravesado tres generaciones. Será este el momento para crear una cuarta generación? Igual que la vida, esta es una gran pregunta, nosotros somos la gran respuesta y la justificación a ella es, ineludiblemente, los Derechos Humanos. Es o no un muchacho extraordinario?
FERNANDO ORTUÑO PARA PENSAR. NUESTROS COLABORADORES Para hacer la paz se necesitan por lo menos dos, mas para hacer la guerra basta uno solo.
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