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LA REPUBLICA OPINION 9A Martes de enero, 1999 Foro La economía latinoamericana en 1998 CON EL LECTOR Nuestros periodistas opinan Correos, fiestas, orden y desanimadores El servicio postal al empezar este nuevo año continúa enderezándose en lo referente a eficiencia y mayor prontitud en la distribución de la correspondencia.
Ya desde setiembre pasado, cuando se puso en marcha la privatización, se comenzó a ver el cambio y, desde luego, el público es consciente de que ese era el tipo de servicio postal que se necesitaba desde hace muchos años.
Es lógico que con apenas unos pocos meLEVI VEGA ses puede haber y de seguro las hay algunas fallas que se van subsanando conforme pasa el tiempo. Pero, por ejemplo, entre la situación de hace un año, cuando los funcionarios se recetaban kilométricas vacaciones, y la que vivimos hace pocos días, cuando experimeny tamos un servicio postal activo sin ese prolongado descanso, la diferencia es evidente. Lo que se desea es que los servicios públicos, como el del correo, no paguen los platos rotos de quie nes disfrutan las fiestas de fin de año a costillas del erario.
90 El año que terminó será recordado como uno de los más complejos que ha experimentado la economía mundial en el último medio siglo. La crisis financiera que comenzó en Asia a mediados de 1997 se ha venido extendiendo y ha estado a punto de desencadenar una catástrofe de grandes proporciones, afortunadamente contenida hasta ahora por medidas expansionistas de los países industrializados y créditos de contingencia para economías en desarrollo en dificultades. Falta, por supuesto, no solo perseverar en estas líneas sino, muy especialmente, adoptar reformas profundas de la arquitectura financiera internacional que permitan mitigar la inestabilidad de los mercados de capitales y, en particular, diseñar un sistema con mayor capacidad para prevenir la gestación de crisis.
Frente a la magnitud de las turbulencias mundiales, el desempeño de América Latina y el Caribe fue razonable. El crecimiento económico se redujo a cerca de la mitad del 5, en 1997 al 2, en 1998 (del 6, al 3, por ciento si se excluye Brasil) y ha comenzado a repercutir en la capacidad de generación de empleo. Ello no refleja, sin embargo, la magnitud de la desaceleración que se experimento durante el año anterior. El primer semestre siguió arrastrando en general el buen desempeño del año anterior, con lo cual la disminución del crecimiento solo se experimento con fuerza durante el segundo. En la actualidad, muchas de las principales economías de la región están en procesos de fuerte de saceleración o incluso recesión. La inercia que ha generado esta situación afectará el desempeño durante 1999. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) espera un crecimiento regional de alrededor del en el nuevo año (2, si se excluye Brasil. Aun si no se presentan nuevos imprevistos, en particular con el programa brasileño de ajuste que es crítico para toda la región. la recuperación solo se observará en el mejor de los casos, durante el se gundo semestre (o incluso en los últimos meses) de 1999.
Los efectos de las perturbaciones externas fueron severos. En el primer semestre se habían logrado normalizar los flujos de capitales, aunque con un costo mayor que en 1997, pero a raíz de la moratoria rusa los mercados se secaron en agosto y setiembre y muestran únicamente frágiles señales de recuperación con posterioridad. Solo la inversión extranjera directa mantuvo su vigor, generando nuevamente más de US 50 mil millones. La caída de los precios internacionales de las materias primas también golpeó duramente a la región. Los precios de las exportaciones de América Latina y el Caribe se redujeron un lo que conjuntamente con una desaceleración en el crecimiento de las exportaciones físicas, se tradujo en una caída en el valor de las exportaciones de bienes del la prime ra que se experimenta durante la década actual. Aunque la caída de los precios de las importaciones, del compensó en parte estos desarrollos adversos, ellos se reflejaron en un deterioro de los términos de intercambio y un aumento del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos. Este último aumento de US 64 mil millones en 1997 a US 84 mil millones en 1998 (es decir, del 3, al 4, por ciento del Producto Interno Bruto y no alcanzó a ser financiado con los menguados ingresos de capital.
Las autoridades económicas de mostraron ampliamente durante 1998 una gran decisión de enfrentar la crisis y generar confianza, quizás como nunca antes en la historia económica de la región. No obstante, una lección importante de 1998 es que, pese a ello y a las virtudes de las reformas estructurales que se han adoptado en el transcurso de la década, se ha avanzado poco en reducir la vulnerabilidad externa. Más aún, pueden haber fomentado prácticas de manejo monetario, fiscal y cambiario que acrecientan en vez de reducir los efectos de acontecimientos externos sobre la actividad productiva. En 1998, en particular, las autoridades prefirieron en general inducir alzas notorias de las tasas de inte rés, apoyadas en ajustes fiscales algo más moderados, para evitar las presiones al alza sobre el tipo de cambio. Sin duda, ello repercutió favorablemente en la tasa de inflación, que se mantuvo en torno al 10 para el conjunto de la región, y evitó los desordenados procesos de ajuste cambiario que habían experimentado algunos países asiáticos en 1997 y nuevamente Rusia en agosto de 1998. Sin embargo, este manejo macroe conómico ha tendido también a acentuar la desaceleración del crecimiento, a limitar la intensidad y diversificación del proceso exportador y a debilitar los sistemas financieros que, sin embargo, gracias a procesos anteriores de saneamiento, siguen siendo, en general, fuertes en la región.
El año 1998 dejó también un registro, quizás sin precedentes, de efectos climatológicos adversos: el fe nómeno el Niño. primero, y luego los huracanes que golpearon duramente a varios países del Caribe y Centroamérica. La devastación generada por el huracán Mitch en Honduras y Nicaragua es particularmente notoria. Más allá de las necesidades de ayuda internacional y de nuevo alivio de la deuda a los países afectados, estos eventos llaman la atención sobre la conveniencia de diseñar sistemas más eficaces de mane jo de las catástrofes y de prevención de los daños. Entre las acciones en este último frente figura la necesidad de actuar sobre la devastación ecológica que se ha producido durante varias décadas en la región que, de acuerdo con los análisis existentes, ha agudizado la magnitud de los daños.
Es claro que se ha avanzado mucho en la celebración de las fiestas de fin de año. El programa ahora es muy superior a los anteriores. Entendemos que los días festivos no se circunscriben únicamente a los toros y demás diversiones dentro de ese perímetro. El último domingo de noviembre se celebra el desfile nacional de sabaneros y tradiciones, que es todo un espectáculo y genera mucho turismo.
Tenemos además el Festival de la Luz, que el año recién pasado resultó extraordinario, e incluso en muchos aspectos superior al mismo Carnaval. ya propiamente dentro del programa fiestero, vale la pena mencionar el entusiasmo del Tope, que una vez más se engalano con más de dos mil caballistas que dieron brillo a esta tradición eminentemente popular. Sin embargo, seria bueno que los organizadores de esta actividad trataran de aislar a los políticos que, a nuestro juicio, ningún pito tocan ahi más que el ridículo y solo buscan la forma de ganarse el show. La fiesta es para el pueblo y los políticos tienen su manera de hacer la suya. Si no, que lo digan quienes participaron en el jolgorio de fin de año, no precisamente de corte popular. Hay personas honorables del comercio, la industria, la agricultura, la ganadería, la hostelería, el turismo y de otras actividades, que también merecen ser homenajeadas al dedicárseles las fiestas de fin de año.
El orden que prevaleció en el Carnaval, en el Tope, en la plaza de toros y en las atracciones de estos festejos fue ejemplar. No hay duda de que la meta que se propuso el ministro de Seguridad, Juan Rafael Lizano, fue alcanzada al máximo.
La seguridad que disfrutaron los costarricenses, gracias a las estrategias de las guardias Civil y Rural, las policías Montada, Municipal y de Tránsito, el OIJ y demás organizaciones similares, pocas veces antes se había logrado.
En cuanto a los desanimadores, muy bien, gracias! La misma mica con el mismo rabo. Cuándo contratarán a verdade ros animadores?
JOSE ANTONIO OCAMPO SRIO. EJECUTIVO DE CEPAL nuestros colaboradores Excelente designación presidencial Cuando los costarricenses leemos en los medios escritos aspectos sobre Reconversión Productiva, por ejemplo, y observamos los nuevos planteamientos del Ing. Orlando González, presidente ejecutivo del Consejo Nacional de Producción, debemos considerar que una de las mejores designaciones del presidente Rodríguez fue la de esta Presidencia Ejecutiva.
Quiero reconocer la eficiente, clara y oportuna labor que realiza este funcionario por el bien del sector agropecuario costarricense.
Planteamientos de este tipo necesita Costa Rica para salir adelante.
Esperemos todos que los recursos de este proyecto no se regalen ni se malgasten, sino se inviertan como apoyo para la transformación de los sectores productivos rurales, muy dejados en otros gobiernos pero que pareciera en este campo, el actual tiene claros sus objetivos principales.
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WALTER EDUARDO RODRIGUEZ CAMPOS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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