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OPINION Lunes de setiembre de 1995 LA REPUBLICA 13A Chisporroteos Usted opina ¿Está de acuerdo con la permanencia de nicaragüenses en Costa Rica?
No Más o Pocas satisfacciones iguales y ninguna mayor me ha deparado mi permanente contacto con las letras costarricenses, que la de haber podido participar, la semana pasada, en la entrega de un libro titulado Largo Domingo Cubano.
Su autora es debutante. Se llama Catalina Murillo.
Fue mi alumna en la Escuela de Periodismo, y allí había demostrado una gran inteligencia, pero no que yo recuerde el singular talento literario de que hace alarde en esta opera prima.
menos El país está mal y mucha gente se encuentra sin trabajo, como para que los nicas vengan aquí a causar más problemas.
Es difícil, porque así como hay nicaragüenses malos, también hay gente buena.
LIDIA ARGUEDAS Se fue a Cuba a estudiar cine. No sé. ni importa para el caso concreto cuánto tiempo estuvo allí. El sufiALBERTO ciente, me respondo, para recoger vivencialmente el CANAS material afectivo, emocional e intelectual que le ha servido para escribir este hermoso y breve libro.
Los periodistas, y los que no lo son pero teclean máquinas de escribir, van a Cuba y regresan con un libro definitivo sobre el régimen de Fidel Castro, lleno de juicios favorables o desfavorables según las inclinaciones ideológicas del autor, y este libro obtiene buenas ventas entre los que esperan encontrar en él la corroboración de sus propias opiniones. De libros de actualidad está pavimentado el camino del aburrimiento. El libro de Catalina Murillo no pertenece dichosamente a ese género. Tiene mayor parentesco con los todavía cautivantes libros de viajes que escribían los románticos decimonónicos.
CARLOS ML. PERALTA Sí No Ellos merecen una oportunidad, al igual que los latinos en Estados Unidos.
Son muchos los que están llegando. Los domingos el Parque Central y el de la Merced se llenan de nicas.
Catalina Murillo vivió en La Habana. Convivió con la gente, la observó, la escuchó, creó amistades y afectos, viajó por la isla, y con un admirable sentido de selección de episodios y selección de palabras que la acredita como una escritora de nacimiento nos relata lo que vio, escuchó, sintió y apreció. Nos cuenta lo que los cubanos que conoció sienten, piensan, desean, sufren, los pormenores de la vida cotidiana, las pequeñas crisis de la familia y del barrio. sobre todo, la humanidad palpitante de cada reacción, cada anhelo, cada gozo, cada miedo y cada protesta.
MIGUEL PORRAS MARIO ULATE Foro Evaristo Coronado: Un ejemplo más allá del fútbol De pronto, nuestra imaginativa autora se encuentra con el fantasma de John Lennon (o con John Lennon si ustedes quieren. pero también visita a una mujer sin nombre, y durante un viaje por el interior en autobús y a pie conoce a un campesino memorable. Pero el personaje más destacado del libro no es cubano sino costarricense: se trata de Doña Berta así a secas. dama costarricense que se casó aquí con un cubano que al triunfar la revolución fidelista resolvió volverse a Cuba. Doña Berta enviudó, pero permaneció en La Habana junto a su hija, yerno y nietos. Personaje patético y fuerte éste, guía inapreciable que le abrió las puertas secretas, auténticas de Cuba y su gente, a la inquieta muchacha compatriota que llegó a La Habana a estudiar cine, y ha vuelto de La Habana para darnos una verdadera joya literaria.
Lo más grato de Largo Domingo Cubano. sin embargo, es encontrarse con una mujer que sabe usar el idioma castellano con garbo y seguridad, en estos momentos en que tanto escasean los verdaderos cultores del idioma, el estilo y la expresión armónica y estéticamente construida. los jóvenes que no se sienten tentados a convertir cada texto que escriben en una confesión que nadie les ha solicitado. Es de esperar que este libro sea tan solo el primero de una serie que enriquecerá la literatura costarricense.
Termino estas líneas como terminé la presentación del libro, indicando que Catalina es hija del nunca suficientemente llorado Roberto Murillo. La hija del tigre salió pintada.
ecientemente dejó de existir una de las glorias del béisbol mundial: Mickey Mantle, un predestinado para el juego de la pelota chica, quien en sus últimas entrevistas se lamento de la manera en que desperdició su vida en medio del licor y como esto terminó con su carrera como beisbolista y ser humano, puesto que el alcohol se lo llevó a la tumba.
Traigo a colación este personaje ante el retiro de Evaristo Coronado, un joven cuya vida si es ejemplar en el más amplio sentido del término; un muchacho que al final de sus días que espero sean muchos y fructíferos jamás tendrá de qué arrepentirse.
El deporte se caracteriza por hacer dioses con pies de barro, cuya existencia es efimera, alentada sobre todo por quienes medran a su alrededor y viven a expensas del brillo de la estrella. Al final, cuando esta se apaga, se marchan subrepticiamente para ir al amparo de otra luminaria.
Cuando los generales romanos entraban en Roma victoriosos, llevaban en su carruaje un esclavo que en medio de la ovación y los faustos les decía: Acuérdate César, que eres mortal.
Yo creo que Evaristo siempre se acordo de que era mortal, de que su carrera era efimera y de que la gloria era pasajera, por eso nunca se dejó llevar por ella, ni tomó poses falsas de semidiós; siempre fue el mismo, pese a que se retira con una marca impresionante de goles y de partidos jugay dos.
Evaristo sí podría presumir de sus estadísticas pero prefirió dejar eso de lado, porque los números no juegan, ni tampoco lo hacen las entre vistas en los medios de comunicación.
Si algo debemos destacar en Evaristo Coronado es que supo retirarse a tiempo, antes de que por ambición económica sus piernas dejaran de correr a la misma velocidad y sus reflejos de goleador se vieran mermados. Evaristo se retiró antes de convertirse en una sombra de sí mismo y eso vale mucho; en una Costa Rica donde cuesta encontrar hombres que reconozcan sus errores y que acepten que el retiro honroso es lo mejor, él les ha dado un ejemplo.
Pero, Evaristo se retira no a disfrutar de las ganancias de su carrera balompédica, que probablemente hayan sido exiguas, sino que se marcha a su casa a emprender con el mismo brío su carrera de ingeniero civil, la cual muchas veces marginó para poder mantener el ritmo de la futbolística.
Evaristo Coronado no se marcha a suplicar puestos de trabajo, dádivas, porque él se forjó su propio destino, él no le debe nada a nadie, supo ganarse el puesto en la cancha gracias a sus condiciones atléticas; a lo sumo le deberá algo a los aficionados que lo siguieron y respetaron, y quienes pagaron su entrada para ir a verlo.
Lo gloria de Evaristo consiste en haber estudiado, en haber separado el grano de la paja, y darse cuenta de que la vida de un futbolista, como la de cualquier atleta, es fugaz y que cuando las condiciones físicas se alejan, solo queda la profesión que a duras penas se pudo forjar. todos los jóvenes que se ilusionan con la glo ria, es importante el mensaje de Evaristo: solo el estudio los podrá liberar. Está bien que les guste el futbol, el baloncesto, el tenis, la natación, lo que sea, pero no pueden descuidar que eso dura a lo sumo una década y después ¿qué. La educación, como decía el cínico griego Diógenes, es el lujo de los ricos, la esperanza de los pobres y el consuelo de los ancianos. Estudiar, prepararse, tener una profesión tal vez no sean un pasaporte directo a la felicidad, pero nos permiten enfrentar la vida con dignidad, con la certeza de que mientras otros cantaban en el verano, como la cigarra del cuento de Esopo, uno trabajó como la hormiga para cuando llegara el invierno.
JOHNNY VARGAS DURAN La carta del día Insulto a la inteligencia Deseo felicitar a Alejandra por su artículo en Foro de la semana pasada sobre Mr. Vanidad. Dice bien: insulto a la inteligencia en tres páginas completas cuando para el idioma hasta el minúsculo espacio de Cápsula Lingüística nos quitaron He insistido mucho en La República quizá no he acertado en la persona en que nos den, si no a diario, una página semanal en Galería, por ejemplo, y nada.
Anuncian cambios, pero ninguna luz en este sentido y buena falta que nos hace. Es curioso que personas interesadas en lo que a idioma se refiere, como Alberto Cañas y otros, no opinen al respecto.
No tengo nada contra el joven en referencia. Admiro su valor en reponerse del accidente y sus cualidades humanas, pero duele que pierde el valor de un mensaje para la juventud con esta clase de exhibiciones. Parece un Rodolfo Valentina, será lo que le gusta. Que siga la farándula!
Berta Vega Sanabria Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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