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Pág. MYRA STONE ANSA n creador puede pensar algo de su obra, pero sus colaboradores pueden no estar de acuerdo. Así ocurrió con el director inglés Alfred Hitchcock y uno de sus films de culto: Sicosis. de 1960. Años atrás, en realizador francés Francois Truffaut, Hitchcock afirmó que había filmado Sicosis para demostrar que la cámara podía mofarse de la platea, tocarla como un órgano. permitiéndole al realizador provocar emociones de masa.
Ahora Janet Leigh, la actriz que alcanzó la fama por la famosa escena del asesinato en la ducha que protagonizó en ese film, revela en su libro titulado Psycho: behind the scenes of the classic thriller que la razón principal que impulsó al director de La ventana indiscreta fue el dinero.
Claro que, a fines de 1950, los libros y los films de horror producían millones de dólares y Hitchcock sencillamente explotó la moda.
Leigh, que ya publicó un libro autobiográfico. There really was a Hollywood. no es en rigor una escritora fogueada.
Sin embargo, y contando con la colaboración de Christopher Nickens, autor de cuatro biografías de grandes estrellas, evoca en Psycho. con candor y conocimiento de causa la historia entre bambalinas de un film transformado en clásico.
El libro de bolsillo de Robert Block, en el que Hitchcock se basó para construir el guión de Sicosis. era uno de los tantos ejemplos mala literatura escrita a partir de un hecho de crónica policial. Bloch se había limitado a narrar la historia de Ed Gein, detenido en 1957, en Wisconsin, por haber descuartizado a docenas de mujeres cuyas partes conservó en distintos lugares de la granja en que vivía.
Cuando Hitchcock le pidió a una de sus asesoras el libro más atrapante del momento, ésta sin dudarlo le llevó el de Robert Bloch. El autor le había quitado a su libro ya algunas secuencias de horror pero había conservado las características de la personalidad del sicópata Gein.
Hitchcock transformó aún más la historia e hizo de Norman Bates, el asesino, un joven esquizofrénico, y de la priy mera víctima, Marion Crane, una joven seductora que mera intención atrae al joven.
Otros tiempos Janet Leigh, que confiesa que en aquel tiempo tenía un busto espectacular, dice que por Hitchcock habría mostrado lo que mostró y mucho más. Pero no se atrevió a ir más lejos, incluso porque la Paramount predijo un desastre en la reputación del director.
Hoy sorprende tanta mojigatería pero, entonces, mostrar los senos era muy mal visto: la rigidez de la productora hizo la fortuna de Hitchcock que con Sicosis se hizo multimillonario.
Al elenco se le pagó casi al borde del ridículo: Perkins, por ejemplo, obtuvo 40 mil, 25 mil Janet Leigh, 30 mil John Gavin y sólo 10 mil Vera Miles. Pero Hitchcock era Hitchcock y, como dice la actriz, habría trabajado con él incluso gratis.
Con apenas un mes de trabajo, que fue lo que le llevó la filmación, Hitchcock batió todos los récords de boletería.
Para la campaña promocional, el director no dejó detalle al azar y llegó a mencionar la presencia de una actriz misteriosa en el rol de la madre de Norman que, en realidad, no existió nunca. Además fue el primero que insistió en que en ninguna sala se permitiese la entrada de espectadores después del comienzo del film.
Lo que nunca mencionó y que ahora Leigh, próxima a los 70 años, no tiene problema en revelar es que en la secuencia más famosa de todo el cine norteamericano, aquella en que Marion es acuchillada por Norman en la bañera, Perkins no estaba en el set pues había viajado a Nueva York y a ella le hicieron unos pocos primeros planos pues la mayor parte de la escena de la bañera la filmó una doble.
de pri Sicóticas verdades La República ANSA Janet Leigh en una escena de Sicosis. de Alfred Hitchcock.
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